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Rescatado del fuego
Este sauce centenario estaba condenado, .pero una intervención oportuna logró salvarlo y hoy integra la plaza De los Pioneros.

videntemente las imágenes hablan por sí mismas y no sería necesario agregar mucho más. Pero lo importante de lo que hoy mostramos no es un sauce más de los tantos que conviven con nosotros en el Alto Valle sino la loable voluntad de su dueño de rescatarlo de los daños ocasionados por los desaprensivos de siempre que hacían fuego en su interior y salvarlo de la motosierra que inevitablemente iba a dar cuenta de él para construir la plaza De los Pioneros, ubicada en Chula Vista y Córdoba de General Roca.

La historia de este sauce en sí es breve, porque los sauces llorones (Salix babilonica) han acompañado a los pioneros del Valle desde los comienzos mismos de su colonización. No sería exagerado decir que donde hoy en día se conserva uno de estos ejemplares invariablemente se hallaba una vivienda cercana... o lo que es lo mismo, era raro que una vivienda no estuviera a la sombra de unos de estos sauces.

De aspecto lánguido y excelente sombra, la especie ha demostrado largamente su extraordinaria adaptación a nuestras condiciones agroclimáticas y no le hizo asco a la capa de agua freática salada, ni a los vientos ni a la circulación de vehículos a sus pies... tareas tan comunes en la vida de la chacra. Lo único que no estaba en condiciones de resistir por mucho tiempo era el fuego.

Cuando en 1970 Pablo Cúppari compró la chacra a la familia Antolini, ésta ya estaba plantada con viña y frutales... con nuestro sauce sombreando la vivienda por supuesto. Por la dimensión de su tronco y el volumen de su copa no creo exagerar si digo que debe andar cerca del siglo de existencia.

En el invierno del 2005 el hijo de don Pablo, José Cúppari, decidió lotear el predio. En el lugar donde estaba previsto emplazar el gran óvalo que formaría la actual plaza estaba ubicado este árbol, sumamente dañado y de yapa "justo en el camino".

La sensibilidad del dueño hizo alterar levemente el óvalo para que fuera incluido en él y a su vez comprometió a la empresa constructora a encarar los trabajos de "prótesis" para salvarle la vida.  

 

Textos

Teodorico Hildebrandt



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