Después de casi tres décadas, Camboya empieza a revisar en tribunales una de las páginas más trágicas de su historia. Con el auspicio de las Naciones Unidas, comenzó el juicio a los responsables de violaciones a los derechos humanos durante el terrible régimen represivo del Khmer Rojo, donde se calcula que murieron casi dos millones de personas producto de hambrunas, ejecuciones y torturas. El primer acusado fue el ex responsable del campo de Tuol Sleng (conocido también con el nombre de S-21) Kaing Guek Eav, “Duch”, de 66 años. El centro de interrogatorios funcionaba en un antiguo colegio secundario de Phnom Penh. Más de 12.380 personas fueron torturadas antes de ser asesinadas a garrotazos en los “campos de la muerte”. Sólo sobrevivieron siete. “Duch”, ex profesor de Matemáticas, es juzgado por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. El diario “El País” accedió al testimonio de una víctima, Thong Van, miembro del partido. “Acusado de ser espía de la CIA por un compañero de partido quebrado por el martirio, fue a la celda de interrogatorios”, dice la crónica. Interrogador: –No veo aquí ninguna actividad traicionera.Thong: –Es que no he cometido ninguna.–Si la respuesta es negativa, tendremos que golpearte.–¿Puede escribir la verdad?–Sería bueno que escribieras sobre tus traicioneras actividades.Aterrado por la inminente tortura, escribió que era un traidor desde 1970 y que se había codeado en provincias con otros de su condición.–No veo aquí nada de tus traicioneras actividades en la ciudad.–Es que en la ciudad no las tuve.–Si no las admites, te vamos a golpear duro con un cable eléctrico.Temblando, Thong Van imaginó esta vez conspiraciones urbanas, nuevos objetivos y cómplices inverosímiles. El verdugo redactó entonces el informe que había de leer “Duch” para condenarlo a muerte. Otros cuatro responsables de un perfil más político del régimen de Pol Pot, este último fallecido en 1998, pasarán por el banquillo de los acusados más adelante. Tienen entre 76 y 83 años, por lo que muchos temen que se mueran antes de que se haga justicia. Casi un cuarto de la población camboyana murió bajo el régimen de Pol Pot, que impuso el terror entre 1975 y 1979, abolió la propiedad privada y el dinero, imaginó un colectivismo rural aberrante y obligó a la gente a abandonar las ciudades para ir al campo, extenuando a la población con trabajos forzados y eliminando sistemáticamente a los “traidores a la revolución”.
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