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Las lamparitas serán un recuerdo
Europa ratificó una decisión tomada hace dos años. Las luces incandescentes deben dejar de venderse este año. Y en 2010 ya no habrá focos de potencia superior a los 40 W.

La Unión Europea dio el paso definitivo para la desaparición de las lámparas incandescentes unos 130 años después de su invención y con el objetivo de ahorrar energía. La decisión de la desaparición de las bombillas había sido tomada ya por los jefes de Estado y gobierno europeos en marzo del 2007 y ahora la comisión de Medio Ambiente del Europarlamento rechazó en Bruselas el debate del tema ante el pleno de la cámara, lo que permite implementar la iniciativa de los mandatarios.

Las bombillas tradicionales tendrán que desaparecer este año del comercio y a comienzos del 2010 ya no habrá focos con más de 40 vatios (W) y, dos años después, otras de menor voltaje.

 

Ahorro

Según el cálculo de la UE, los consumidores pueden ahorrar 50 euros en energía cada año si sólo utilizan bombillas de ahorro.

La medida, sin embargo, obligará a los consumidores a reestructurar completamente el sistema de luz de sus hogares e instalar halógenos, fluorescentes o lámparas LED, considerablemente más caras pero más duraderas y de menor consumo.

El inventor estadounidense Thomas Alva Edison desarrolló en 1879 la primera bombilla con filamentos de carbón para el consumo interno, logrando así la primera luz eléctrica para consumo general.

La bombilla patentada un año después, en 1880, es considerada hoy un instrumento "devorador" de energía, pues sólo alrededor del 5% de la que recibe se convierte en luz, mientras que el resto se malgasta como energía calorífica.

El potencial de ahorro calculado es de unos 40 teravatios por año, como el que supuso la reconversión de la iluminación en oficinas, fábricas y calles ordenada por otra directiva.



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