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A 130 años de su muerte: George Chaworth Musters, viajero patagónico | ||
¿Fue espía inglés? Varias opiniones y análisis de su largo viaje desde Punta Arenas (Chile) hasta Carmen de Patagones involucran a respetados autores hasta llegar a "considerar que era un verdadero deportista y explorador en el sentido más amplio de la palabra"; "sólo podemos aventurar una hipótesis acerca de la existencia de una misión especial del Almirantazgo británico para el reconocimiento del interior de la Patagonia y, lo que parecería más verosímil, de tanteo del espíritu de los indígenas con respecto a la Corona insular" (sic, Rey Balmaceda, R. C., 1976). George Chaworth Musters nació casualmente en Italia (13/2/1841) pero de padres ingleses de clase acomodada y quedó huérfano a temprana edad. Tíos marinos influyeron en su mirada al mar desde pequeño y tuvo al velero "Algiers" como escuela inicial; escaló grados en la Marina inglesa. Su tío Robert Hammond había formado parte de la tripulación del "Beagle" que con Fitz-Roy navegó por la América del Sur. Eso y tal vez otras lecturas afines -Darwin por caso- animan a pensar en su decisión exploratoria por la Patagonia. Omitimos detalles dada la índole de esta nota, pero el salto marítimo en nuestro sur fue de Malvinas a Punta Arenas, donde comenzó la gran aventura terrestre que duró más de un año y que obliga a análisis profundos. Aun así, éstos parecieran no convencer sobre el propósito principal del peligroso paseo acompañado en gran parte por caciques tehuelches y sus tolderos que narró en "At home with the patagonians. A year's wanderings over untrodden ground from the straits of Magellan to the Río Negro", editado en Londres en 1871 y traducido al castellano en 1911 como "Vida entre los patagones". De su escrito surge que en marzo de 1869, estando en Malvinas (Stanley), obtuvo una carta de recomendación del gobernador británico Jorge M. Dean para Luis Piedra Buena -a quien consideraba su amigo, instalado en isla Pavón, en la desembocadura del río Santa Cruz-, que podría facilitar su misión y trato con los tehuelches: "Los informes que me habían dado sobre el carácter tehuelche y sobre la deleitosa diversión de la caza del guanaco... me hicieron ansiar más que nunca la realización de ese plan y, como conocía medianamente el español, lengua que muchos de los indios saben bien, me parecía posible cruzar sin peligro el país en compañía de algunas de las partidas errantes de indígenas". "Armado así de credenciales, y pertrechado con una manta de piel de guanaco, un lazo y una boleadora, aproveché el ofrecimiento de un pasaje hasta el estrecho que me hizo un amigo que se dirigía a la costa occidental". A caballo y acompañado llegó a la isla Pavón, donde Piedra Buena no se encontraba. Fueron apareciendo en escena el cacique Casimiro, padre de San Slick y Orkeke: "Mucho me impresionó el porte grave y solemne de éste. Ante su estatura de seis pies cabales y su proporcionada musculatura, nadie habría sospechado que el hombre había cumplido ya sus 60 años; y, cuando saltaba sobre su caballo en pelo, o dirigía la caza, desplegaba una agilidad y una resistencia iguales a la de cualquier otro más joven. Su abundante cabello negro estaba levemente veteado de gris, y sus ojos brillantes e inteligentes, su nariz aguileña y sus labios delgados y firmes eran muy diferentes de lo que, según la idea corriente, son las facciones patagónicas; una frente achatada afeaba un poco la expresión de su rostro, que, sin embargo, era seria y meditativa, y a veces notablemente intelectual... Aunque era particularmente limpio en sus ropas y aseado en sus costumbres, era víctima, como todos los indios, de los parásitos" (sic). Escribió que una noche le dijo: "¡Musters, los piojos no duermen nunca!". Sin duda, descripción con especial relieve del famoso cacique. En Pavón se inició la parte más interesante del recorrido acompañado por los caciques, sus familias y otros aborígenes de la parcialidad aóni-ken que hablaban el aóni-aish "lengua que sería entonces la aprendida por Musters". La amistad entre ellos se fue incorporando y el marino inglés llegó a compartir toldos itinerantes, describiendo a Casimiro en otra estampa de su libro: "Cuando no estaba ebrio, este hombre era vivo e inteligente, astuto y político. Sus extensas vinculaciones con todos los jefes, inclusive Reuque y Callfucurá, le daban mucha influencia. Era también obrero diestro en varias artes indígenas, como la de hacer monturas, pipas, espuelas, lazos y otras prendas. Era muy corpulento, de seis pies cabales de estatura". Luego de Pavón, la caravana de más de doscientos hombres, mujeres y niños apuntó a la cordillera y en el paraje Yaiken-Kaimak se hizo presente la caza: vio un guanaco y "lo boleé con una boleadora para avestruz". El inglés se iba mimetizando en el quehacer tehuelche y hasta se bañaba diariamente en un arroyo cercano. En aquel campamento surgió una inquietud nada tranquilizante: prepararse "para el caso de que encontráramos a los tehuelches del norte en guerra con los araucanos manzaneros". Se hicieron presentes tehuelches del norte con Hinchel a la cabeza y se celebró un gran parlamento: "Casimiro había tratado de inducirme a que hiciera de capitanejo... por nuestra parte se desplegó orgullosamente la bandera de Buenos Aires, mientras los del norte hacían flamear una bandera blanca". Hubo variadas arengas y finalmente "se resolvió elegir a Casimiro jefe principal de los tehuelches", lo que hizo a Musters deducir "que las relaciones entre los tehuelches y tsonecas de la Patagonia y los indios araucanos de Las Manzanas no habían tenido antes, de ninguna manera, un carácter pacífico", teniendo en cuenta -por caso- que el padre de Casimiro había sido muerto por los araucanos. Allí se les incorporaron "unos setenta u ochenta hombres, con mujeres y criaturas", la mayoría "jóvenes de sangre pampa o pampa tehuelche" cuyo jefe se llamaba Jackechan o Juan (Chiquichano), "un indio muy inteligente que hablaba corrientemente el español, el pampa y el tehuelche". Musters escribió después en su libro que en el largo viaje participaba de los acontecimientos aborígenes, como nacimientos, la entrada en la pubertad de las niñas con una ceremonia especial, uniones matrimoniales (para decirlo de alguna manera), ritos funerarios, religión, caza, bebidas, fumar, etcétera, y en Teckel (enero de 1870) "estaba muy al tanto del género de vida y las costumbres de los tehuelches, que me consideraban uno de ellos". Luego, en el campamento de Carge-kaik recibieron la visita del hijo de Quintuhual, hubo festejo y Musters se vistió con "traje completo de plumas de avestruz y cinturón de campanillas y debidamente pintado" para delicia de los nativos. Visitaron los toldos de Quintuhual y en Diplaik se enteraron de los propósitos de Calfucurá, que los incitaba a unirse para "hacer la guerra a Buenos Aires", entendida como malones a Bahía Blanca, lo que no fue aceptado. Más tarde tuvo lugar la visita al paraje Geylun y, cruzando el Limay, el encuentro con Inacayal y Sayhueque (Cheoeque escribió Musters) ya en "Las Manzanas": "Hombre de aspecto inteligente, como de 35 años de edad, bien vestido con poncho de tela azul, sombrero y botas de potro... este cacique tenía plena conciencia de su alta posición y de su poder; su cara redonda y jovial, cuya tez, más oscura que la de sus súbditos, había heredado de su madre tehuelche". En el toldo lucía "la bandera de Casimiro, esto es, la bandera de la Confederación Argentina". Hubo una gran fiesta y abundante aguardiente, pero con las armas guardadas, y en otro parlamento se ratificaron el no malonero de Calfucurá y la defensa de Patagones. Reiniciaron el viaje. Meta: Patagones; fueron recorriendo lo que hoy es la Línea Sur rionegrina. Musters, Orkeke, Casimiro, Quintuhual, Crime, Meña y otros tehuelches. La toponimia incorporó a Margensho (Maquinchao), Trinita (Treneta) y Valcheta. Desde la actual Maquinchao, el marino inglés con dos acompañantes se despidió de la larga comitiva adelantando la llegada a Patagones. Llevaba carta para el comandante Murga, jefe del fuerte. Cruzaron el río Negro y "haciendo a un lado la manta india, volví a ponerme el traje de un inglés de la época, saco de cazador". Cerca de San Xavier (Javier) tuvo contacto con los hermanos Linares, "indios mansos", y con los estancieros Kincaid, Alexander Fraser y Grenfell. Llegado a Patagones se entrevistó con Pablo Piedra Buena, hermano de Luis; el doctor Jorge Humble y la familia galesa de Morris Humphreys -todo bien narrado y detallado en su escrito- y mantuvo una especial entrevista con el comandante Julián Murga. Recibió a Casimiro, Orkeke y sus tribus. Recorrió la zona y escribió valiosos pormenores de El Carmen. Tomó pasaje en el vapor "Patagonia" -completando su propósito- y como encalló en la "barra" siguió con la goleta "Choelechoel". Llegó a Patagones el 26 de mayo de 1870 tras recorrer más de 2.700 kilómetros y después dio "a luz el más famoso escrito etnográfico, topográfico y de otros temas para su tiempo. Una hazaña que no fue repetida y de gran valor documental. Anduvo por otras partes del mundo y concretó varias publicaciones más. La aventura patagónica fue premiada con un reloj de oro por la Royal Geographical Society. Se retiró de la Marina británica con el grado de capitán de fragata" y se casó con descendiente de ingleses. Vivió varios años en Bolivia y falleció el 25 de enero de 1879, hace 130 años. Varios puntos de la geografía patagónica llevan su nombre.
HÉCTOR PÉREZ MORANDO (*) (*) Periodista. Investigador de historia patagónica Bibliografía y fuentes principales: Musters, G. C.: "Vida", trad. (1964); Rey Balmaceda, E. C.: "Geografía histórica" (1976); Daus F. A.: "Prólogo" (1976). Fontana, L. J.: Rev. A. A. "Recordando" (1887). Pérez Morando, H.: "El inglés", R. N. (2000). Ygobone, A. D.: "Viajeros" (1977) y "Paladines" (1950). Llarás Samitier, A.: "Historia", A. A. (1953). Archivo del diario "Río Negro", Biblioteca Patagónica y otros. |
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