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Las manipulaciones del "darwinismo"

Numerosos contemporáneos de Darwin se apropiaron de su teoría de la evolución para justificar órdenes discriminatorios sociales o raciales o para aplicar al hombre mediante el eugenismo, perfeccionamiento de la especie con la selección artificial usada en plantas o animales de criadero.

Para el inventor del eugenismo, Francis Galton (1822-1911), primo segundo de Darwin, la mejora de la sociedad pasaba por la de la especie humana mediante una selección "no natural". Convencido como muchos científicos de su época de que las características que el individuo adquiría durante su vida se transmitían a su descendencia, Galton realizó estudios estadísticos para identificar las líneas de talento hereditarias. Como todavía no se conocían los genes, recurrió a la antropometría, que estudia las dimensiones del cuerpo humano, muy en boga en Occidente en el siglo XIX y que muchos expertos aplicaron a la medición de cráneos del más variopinto origen para apoyar sus teorías racistas.

El italiano Cesare Lombroso (1835-1909) conoció sus quince minutos de gloria entre los criminólogos con su teoría de que existían criminales natos, que constituían una especie distinta, bautizada como "uomo delinquente" (hombre delincuente), que había que desenmascarar entre los normales "homo sapiens". Esos "uomo delinquente" presentaban rasgos especiales "simiescos", como cráneos estrechos o la movilidad de los dedos gordos del pie, además de la jerga supuestamente característica de esos individuos.

"Hablan como salvajes porque son auténticos salvajes en medio de nuestra brillante civilización europea", escribió Lombroso, citado por el historiador científico Stepehn Jay Gould. El psicólogo y sociólogo Herbert Spencer (1820-1903) se apoyó en la teoría de Darwin para fundar el darwinismo social. Éste considera que los principios de la evolución válidos en el reino animal lo son también en las sociedades humanas. Spencer acuñó el lema de "la supervivencia de los más capacitados", atribuido erróneamente a Darwin. A finales del siglo XIX, muchos evolucionistas trataron de encontrar en la naturaleza la justificación de comportamientos o de sistemas económicos y sociales. Pero "en la naturaleza se encuentra de todo: la imagen de una democracia, de una dictadura o de un mundo libertario", subraya Gillaume Lecointre, profesor del Museo Nacional de Historia Natural francés. (AFP)



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