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ALEJANDRO GUTIÉRREZ, EL ARQUITECTO DEL FUTURO
Es chileno y triunfa en el mundo encabezando megaproyectos urbanÍsticos en Europa y Asia.
Hoy es el asesor clave para convertir a Chaitén en el primer pueblo sustentable de su paÍs.
Recién llegado de Shanghai, el diario El Mercurio de Chile aprovecha su paso por Santiago para entrevistarlo porque en horas más partirá hacia Roma y Londres.
Es que Alejandro Gutiérrez -chileno, arquitecto, 38 años, casado, dos hijos- trabaja a full en Arup, una de las firmas de diseño e ingeniería más importantes y antiguas del planeta, que factura 1,5 mil millones de dólares al año, con 90 oficinas en 37 países y 10 mil empleados.
Y ahora, dice, está con su mente liderando un equipo de 100 personas de distintas nacionalidades y especialidades para proyectar Dongtan, la ciudad del futuro. La ecociudad, en China, al norte de Shanghai. Será la primera gran urbe sustentable del planeta, se entusiasma. La última maravilla del mundo, donde el próximo año vivirán 50 mil personas en ella.
Gazi Jalil, de El Mercurio, admite en su nota que las fotos de Dongtan que salen de su notebook parecen sacadas de una película de ciencia ficción. En 8.400 hectáreas se extiende una ciudad que se moverá con energía renovable -biomasa, eólica, solar-, cubierta de edificios de no más de 8 pisos, autos eléctricos, con reciclaje del 80 por ciento de la basura, donde la gente andará a pie o en bicicleta porque nada queda tan lejos. Una ciudad silenciosa, respirable, cero emisión, post Kyoto.
¿Es la ciudad perfecta? "No. Nunca va a haber una ciudad perfecta y me parece fantástico que no la haya. Una de las cosas más potentes de las ciudades es la imperfección. Por más que uno planifique las ciudades, hay variables que no se pueden manejar ni predecir. Por eso es importante darle una estructura que permita cambios. Jamás pensé que iba a estar en medio de la acción. Fue un regalo de la vida. El cliente quería saber qué impacto tendría la construcción de una ciudad convencional en el hábitat aviar de la zona, pero en el contexto fuimos construyendo una solución mucho más potente de lo que cualquiera hubiera imaginado. Teníamos claridad de que había que hacer una ciudad sustentable. Después de seis viajes a la zona, 25 a Shanghai y 14 meses de trabajo, el proyecto estuvo listo y aprobado por el gobierno chino".
Admite que este es el primer proyecto de esta naturaleza en el mundo "porque abarca desde viviendas sociales hasta la energía, el alcantarillado, la producción agrícola, la administración del tráfico, el transporte y las estrategias de estacionamiento. Todo".
Hoy, Gutiérrez forma parte de una corriente que ha cambiado la forma de ver la arquitectura en Chile, junto a profesionales como Alejandro Aravena, Pablo Allard, Andrés Iacobelli y el grupo Plataforma Urbana, para quienes el tema no es la estética de los edificios sino su impacto ambiental y social y cómo mejorar la calidad de vida de las ciudades.
Tras Dongtan, Gutiérrez está asesorando otros megaproyectos: la remodelación del puerto de Copenhague, una nueva ciudad sustentable en Dubai de 120 kilómetros cuadrados para 1,5 millones de habitantes y el diseño de lo que tiene que hacer París en los próximos 20 años para responder a los acuerdos post Kyoto.
"Mis ojos también están en Chile", afirma. Su nombre forma parte del grupo de 30 profesionales coordinados por Pablo Allard que están detrás de la reconstrucción de Chaitén, el pueblo que fue arrasado hace ocho meses por el volcán.
"Ya empezamos a trabajar en el proyecto y estamos a mitad de camino. La presentación será este mes o en marzo. Estamos evaluando la mejor opción. Una de ellas es mantener una parte de Chaitén que no se damnificó. Pero las otras alternativas son todas separadas del pueblo e implican ventajas que hoy no existen allí. Por ejemplo, hay que ver dónde están las mejores condiciones de abrigo y profundidad para un puerto que funcione mejor que el actual. Otro punto importante es el aeródromo, que hoy está destruido. La proximidad del pueblo a estos dos puntos está incorporada en el proyecto. Son dos variables relevantes para el éxito de un Chaitén futuro", comentó a El Mercurio.
Y agregó: "Varias ciudades están al lado de un volcán, como Pucón; pero ninguna ha sido destruida. Si hay que invertir la plata para hacer de nuevo el pueblo hay que pensarlo bien antes de tomar una decisión, particularmente cuando la seguridad de la población está en juego. Lo más importante es entender esto como una oportunidad para mejorar Chaitén, independiente de su localización. No como infraestructura física ni como diseño urbano, porque eso es lo menos importante. Se trata de mejorar el pueblo para que sea una economía más robusta, más independiente, que tenga capacidad de sobrevivir por sí misma, y que permita una calidad de vida mejor".
¿Dongtan es replicable en Chaitén?, le preguntó El Mercurio. Sin respiro, González explica: "No se puede replicar el producto final pero estamos pensando en cómo usar los recursos energéticos renovables que existen, como la geotermia, porque hay un volcán y mucha actividad en el subsuelo. Hay cinco puntos de interés geotérmico en Palena que pueden servir para producir no sólo energía eléctrica, sino que calor para viviendas y usos industriales, lo que a su vez puede generar empleo, riqueza y desarrollo sobre la base de un recurso que no contamina. Eso se puede replicar".
El arquitecto estuvo en octubre último en Chaitén. Dice que fue una impresión fuerte, que vio un pueblo fantasma. "Casi un tercio de la ciudad está intacto pero no hay nadie. El resto está cubierto con cenizas y lava, y la inundación arrasó unas 10 manzanas, y ahora hay un río donde había casas. Es desolador".
Gutiérrez vive cerca del centro de Londres e intenta que su vida sea igual de sustentable que sus ciudades. Se traslada en bicicleta a su oficina y en su casa todo funciona en base a energía eólica, pero dice que tiene una gran deuda: sus continuos viajes en avión. "Lo que hacemos como empresa es comprar bonos de carbono, que no es lo ideal, pero es mejor que no hacer nada. Es preferible no viajar, pero por razones de trabajo es imposible".
–¿Hay algún proyecto en Chile que usted destacaría?
–Hay uno realmente notable, que es La Farfana, la planta de tratamiento de aguas servidas. En vez de quemar todo el metano que viene del proceso, lo utilizan para producir gas de ciudad. Y ahora hay en Maipú 30 mil viviendas que funcionan con biogas de aguas servidas. Eso lleva tres años funcionando y tiene créditos en el Protocolo de Kyoto. Es maravilloso. Y que nadie lo sepa, que nadie esté orgulloso, que nadie lo publique, es absurdo.
Así piensa esta arquitecto que marca tendencias en el mundo. (Fuente: El Mercurio)

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