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Hambrientos

"Delpo" quiere llegar a las semis de Australia con una hazaña. Enfrente estará un Federer al que nunca venció y que busca su 14º "grande".

Posiblemente a Juan Martín del Potro le falte una victoria rutilante en un Grand Slam para dejar de ser el pibe de gran porte y transformarse en un gran jugador de tenis, de ésos a los que se los observa con admiración. En la madrugada de mañana tendrá las chances ante quien ya está entre los cinco mejores de la historia del tenis mundial: Roger Federer, el mismo que va por su 14º "grande".

"Delpo" es la única esperanza argentina en un Abierto australiano que ha tenido pocas sorpresas, y que lamentablemente entre ellas estuvo la derrota de David Nalbandian a manos del ignoto taiwanés Lu. El "Obelisco" de Tandil sabe que el partido que se le viene en Melbourne puede ser el trampolín definitivo. Y está dispuesto a dejar su admiración de lado para faltarle el respeto a su ídolo.

"Federer te da muy pocas chances, pero te las da", advirtió el criollo de 20 años, que llegó por segunda vez a los cuartos de final de un "grande" (el anterior fue el US Open '08). "Quizá te las da en momentos en los que crees que no es importante, en los primeros juegos", añadió. "Pero si me las da, las voy a tener que aprovechar".

El argentino sufrió un poco antes de meterse entre los mejores ocho de la competencia. El croata Marin Cilic, otro gigante de buenos golpes y firme drive, le puso las cosas difíciles en el inicio y se llevó el primer set por 7-5, pero Juan Martín, firme en lo anímico y decisivo en lo tenístico, liquidó el pleito al ganar los tres parciales siguientes: 6-4, 6-4 y 6-2.

La victoria de Federer fue mucho más dramática, porque el "Expreso suizo" tuvo que lidiar con la mejor versión del checo Tomas Berdych. Pocas veces se lo vio al 2 del mundo tan perdido en la cancha como durante los dos primeros sets, que perdió por 4-6, 6-7 (4-7). Seguramente Del Potro se refiera a eso con aquello de "te da muy pocas chances, pero te las da", porque lo que vino después fue digno de la fantástica leyenda que supo levantar en estos últimos cinco años: el helvético se llevó los tres parciales restantes por 6-4, 6-4 y 6- 2 y el estadio le ofrendó una interminable ovación.

Lo que queda claro es que Del Potro deberá dejar la admiración de lado si desea ganar este partido, como lo hicieron (y varias veces) el mismo Nalbandian y Guillermo Cañas. "La admiración siempre la tengo. Cualquiera lo admira. Pero yo voy a entrar como siempre a ganar, a tratar de hacer mi juego. Obviamente que hay una diferencia, pero no sé cómo es de grande en este momento", aseguró JM.

Las estadísticas hasta aquí están ciento por ciento del lado suizo. Federer venció a Del Potro en Wimbledon '07 (6-2, 7-5 y 6-1), Basilea '07 (6-1 y 6 -4) y el Masters Series de Madrid '08 (6-3 y 6-3), pero además un triunfo del argentino tendría ribetes épicos dado que Roger nunca cayó antes de semifinales en los últimos 18 Grand Slam. En Australia buscará su "grande" número 14, una marca a la que sólo llegó Pete Sampras.

Hasta ahora, la diferencia fue abismal. Tanto es así, que el suizo sólo recuerda uno de los tres partidos en los que se enfrentaron, el que Del Potro perdió el año pasado en Madrid. "Delpo" lo vivió así: "Yo no tenía ganas ni de jugar. Era verlo a él y que haga todo lo que quiera. Además me acuerdo que entró con un saco blanco. Y yo con los pelos largos. Seguro que pensó: 'Este croto qué hace acá'".

En Basilea fue parecido y en Madrid pudo concentrarse un poco más "y no pensar tanto en él", aunque igual perdió en sets corridos.

Pero los tiempo han cambiado y hoy Juan Martín llega a esta choque siendo el número 6 del mundo, jugador de Nike y varios títulos en las alforjas. El suizo sabe perfectamente en la actualidad quién es su oponente y se muestra "expectante".

"Jugó muy bien en el US Open. Casi derrota a Andy (Murray) en los cuartos. Estuvo muy cerca, los dos parecían muy cansados. ¿Quién sabe lo que habría pasado en un quinto?", recuerda Federer, que se llevó aquel torneo y que es banca para el duelo ante un Del Potro sorprendente y hambriento de gloria.

 



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