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China: ¿un gigante que también entra en crisis?
preocupan algunas señales del gigante asiático. Alerta en el sistema financiero.

Esto determinó que en los últimos meses cerca de 10 millones de personas se quedaran sin trabajo y debieran emprender su camino de vuelta al campo, de donde habían llegado.

Por otro lado, todo indica que se rompió el acuerdo con Estados Unidos por el cual este país le garantizaba el mantenimiento de las compras a cambio de que el gobierno chino continuara adquiriendo dólares y títulos públicos norteamericanos para engrosar sus reservas.

La caída en el nivel de actividad económica en Estados Unidos a partir de la crisis financiera determinó una retracción de las importaciones de la primera economía mundial y China fue uno de los países más perjudicados.

China en el mundo

¿En qué puede afectar al mundo una desaceleración del gigante asiático?

La caída de China generaría un impacto impresionante en la ya golpeada economía mundial. El referente comunista tiene influencia directa en toda Asia y en los principales bloques económicos de Occidente.

Las últimas estadísticas oficiales detallan que el valor de los bienes y servicios de China se elevó en el 2007 hasta los 3,7 billones de dólares, cifra hoy sólo superada por Estados Unidos y Japón. Junto con Alemania, estos cuatro países representan el 51% de la economía del planeta. (Ver recuadro)

De ahí, la segunda ola del tsunami de la que tanto se habla ya en el piso de Wall Street. La desaceleración de China terminaría de arrastrar la economía mundial, haciendo que ésta ingrese en una segunda etapa recesiva con final abierto en el mundo financiero.

El presidente chino, Hu Jintao, aseguró que su país enfrenta este año una situación muy sombría en lo que respecta al empleo y que salir a flote de esta crisis "va a ser una prueba de la capacidad del Partido Comunista para gobernar".

Pero hay analistas que son algo más optimistas frente a la desaceleración de la economía china.

El director del Banco Mundial con sede en Pekín, David Dollar, aseguró que el coloso asiático dispone de herramientas suficientes para sortear la crisis y seguir creciendo al 7% (ver más información en la entrevista, aparte). "La crisis lo afectará pero no en las dimensiones en que golpeó a Occidente", opinó el especialista.

Un reciente informe elaborado por el diario español "El País" destaca que el gobierno chino prevé para este año un crecimiento de su economía en torno del 8%. Pero el FMI y los bancos privados no son tan optimistas y llevan el crecimiento del año a sólo el 5%, el peor índice desde la revuelta de Tiananmen, allá por 1989.

Algunos estudios económicos estiman que durante este año algo más de 25 millones de emigrantes de los 200 millones con que cuenta el país podrían verse obligados a volverse a sus pueblos de origen.

El informe de "El País" señala en este sentido que el gobierno se fijó como "prioridad absoluta" mantener los niveles de crecimiento para sostener el empleo y reaccionó con duras medidas ante el riesgo de que se disparara la inestabilidad social.

A principios de noviembre Hu Jintao aprobó un plan de rescate financiero -similar a los aplicados en Occidente- por un valor cercano a los 4.000 millones de yuanes -560 millones de dólares- para reactivar la economía, impulsar el consumo interno y reducir las importaciones, que hoy representan el 40% del total del producto del país.

Las primeras señales de desaceleración las anticiparon las acciones en la bolsa de Shanghai. En lo que va del año, este indicador ha perdido cerca del 70%. Es decir que, en promedio, el valor de las empresas chinas en el mercado se redujo a un tercio respecto de doce meses atrás, un dato no menor que ya es tenido en cuenta en el mundo de las finanzas.

Esto quiere decir que se espera una caída en los niveles de producción del gigante asiático.

Y no son pocos los que ya anticipan que la retirada de China del mercado generará una mayor desaceleración en la economía mundial.

studiosos del tema señalan que un tsunami presenta dos etapas características: en la primera, una ola ingresa imponente a los territorios costeros para luego de unas horas retirarse mar adentro y dar lugar a que aparezca con fuerza una segunda masa de agua mucho más potente que aquélla.

En el piso de la rueda de Wall Street, los operadores aseguran que este esquema de la naturaleza puede traducirse en el comportamiento del mercado. La primera ola fue la crisis financiero-económica en las potencias occidentales y la segunda llegará de la mano del ajuste de las economías asiáticas. En este marco China juega un rol fundamental.

Silenciosa, la tierra del principal referente del comunismo comenzó a mover sus fichas para sortear los problemas que llegaban desde el exterior.

El proceso de reforma lanzado por Deng Xiaoping hace 30 años convirtió literalmente al país en una fábrica para el mundo.

Con una moneda débil (yuan) y mano de obra barata, sus productos inundaron los mercados de Occidente generando un superávit comercial que permitió, hasta ahora, sostener un modelo económico.

Pero hoy el sistema comienza a hacer agua.

Por un lado está el desplome de la demanda de los países occidentales producto de la crisis financiera internacional que golpea de lleno a la economía del gigante asiático. Los niveles de comercio comienzan a desacelerarse.

En este sentido, las estadísticas son contundentes: durante diciembre las exportaciones cayeron, por primera vez en diez años, a una tasa del 2,5% y en los últimos seis meses cerraron más de 6.500 fábricas en todo el territorio.

 

 

 

Javier Lojo

jlojo@rionegro.com.ar



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