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UNA CASA DEL ESTUDIO VÁZQUEZ-MANEIRO OCULTA EN LA NATURALEZA

EN UN MARCO NATURAL QUE MARAVILLA POR EL VERDE, A POCO MÁS DE TRES HORAS DE BUENOS AIRES, LA EXITOSA DUPLA DE GUSTAVO VÁZQUEZ Y GUSTAVO MANEIRO CREÓ UNA VIVIENDA QUE SEGÚN DEFINEN “SE NIEGA AL FRENTE Y SE ABRE TOTALMENTE HACIA EL INTERIOR Y LA VIDA ÍNTIMA”. UN REFUGIO IDEAL PARA EL RELAX
Y LA CALMA. 

Cariló es una villa turística que combina el misterio del bosque con la tranquilidad del mar, a sólo 340 km de la ciudad de Buenos Aires. Es en este entorno más relajado donde los arquitectos porteños Gustavo Vázquez y Gustavo Maneiro crearon su propio estudio Maneiro - Vázquez, en 1993, en busca de una mejor calidad de vida.
"Ya lo conocíamos y nos pareció un lugar lindísimo para trabajar lejos del caos de la ciudad. En ese momento todo era bastante virgen por lo cual había mucho terreno sobre el cual trabajar", cuentan los autores que han tenido una carrera exitosa y ya suman más de cincuenta casas construidas en la zona.
En el 2004 tomaron un nuevo desafío: diseñar la vivienda de uno de los socios del estudio, en este caso de Gustavo Vázquez, quien se había comprado un terreno de 1000 m2, a seis cuadras de la playa y en medio del bosque. "Era justo lo que necesitaba, un lugar protegido, que me daba intimidad, mi primera y principal necesidad: yo quería estar en un lugar tranquilo lejos de la mirada de los vecinos", cuenta Gustavo Vázquez.
Sobre este terreno en una esquina proyectaron una "casa contemporánea que se niega al frente y se abre totalmente hacia el interior y la vida intima de la casa", tal cual lo define el arquitecto y dueño de casa. Una fachada ciega, sin ventanas, con muros de piedra, y una simple raja de vidrio en la fachada, única entrada de luz desde el frente. Hacia el contrafrente, la construcción se abre lentamente y ya  hacia el fondo, tiene grandes ventanales que abren sus visuales completamente al entorno y reciben toda luz natural del sol.
Una puerta ciega en madera de incienso permite ingresar al interior de 200 m2 cubiertos distribuidos en dos plantas. En la  baja, el living, comedor y cocina, escritorio integrados en un ambiente, más un dormitorio principal con vestidor y baño, toilette, zona de servicio y cochera. En la alta, hay dos dormitorios de huéspedes con un baño.
La privacidad que resguarda la fachada se invierte en el interior:   los espacios se abren y los ambientes se comunican. Casi no hay puertas interiores, las divisiones son a través de paneles corredizos que permiten integrar todo. "La intimidad que necesitaba la puse al frente de la casa, pero cuando entro me pasa al revés: como vivo solo, quería que todo se comunicara, que todo sea parte de un mismo ambiente, cuando estoy con gente me permite cerrar", cuenta el arquitecto Vázquez.
Sobre los pisos del interior descansa un porcelanato gris en placas de 1.20 x 0.60, con aspecto de cemento alisado. En las paredes la elección fue micro cemento en blanco que se combina con piedra y detalles en hormigón. Los techos, con altura 3.50 m en el estar y 2.60 m en el resto de los espacios, fueron pintados simplemente de blanco.
El diseño interior, proyectado también desde el estudio Maneiro - Vázquez es  contemporáneo pero combina piezas antiguas con toques de madera, material muy apreciado por Gustavo Vázquez. Muebles mandados hacer en laqueado blanco se fusionan con algunos muebles de diseño y otros tantos son herencia familiar que le aportan el detalle antiguo. La iluminación buscada es flexible, en su mayoría son embutidos en cielorrasos que le permiten cambiar y renovar cuando quiera. Las cortinas las reservaron sólo para los dormitorios y en el escritorio, para tener privacidad y opacar la luz.
El paisajismo, también fue un tema pensado y proyectado por Maneiro - Vázquez... pensado, al igual que la arquitectura, como un elemento que logre intimidad. En el frente, plantas grises y marrones, pero a medida que la casa avanza hacia el fondo, esos tonos se van convirtiendo en verde; un cambio de color que acompaña la proyección de la casa hacia el fondo.
Se sabe que para un arquitecto no es fácil la tarea de proyectar su propia casa... Pero, para Gustavo Vázquez, fue diferente."Por suerte, cuando hice mi casa ya había cumplido muchas fantasías profesionales, había hecho de todo y experimentado mucho".



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