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En los Andes bolivianos se suman machismo y racismo | ||
LA PAZ (DPA).- Las mujeres de los Andes bolivianos deben hacer frente no sólo al machismo sino también al racismo en su lucha por una vida mejor, en una región que atraviesa además una difícil situación económica y política. Es el caso de Santusa Mamani Perca quien, como muchas otras, sueña con la casa propia, trabajo para sus cuatro hijos y que Bolivia se mantenga unida como ella la conoció desde que nació hace 47 años en un poblado de Olavi, en el departamento de Potosí. "Sólo hablo quechua y por eso tuve muchos problemas, porque en El Alto (ciudad vecina a La Paz) todos hablan aymara", relata sobre sus dificultades de adaptación incluso en un entorno indígena esta mujer que vive en el barrio Cooperativa, que está a un costado de la carretera de La Paz, al pueblo de Tiquina, ubicado a orillas del lago Titicaca. La vida de Santusa es un perfecto espejo del drama que viven las mujeres campesinas. Es madre soltera de cuatro hijos (Justina, Lourdes, Adelaida y Luis) y las dos mayores están en Argentina, trabajando en talleres clandestinos de costura que producen ropa de marca. "Ellas me mandan dinero cuando pueden", dice mientras confirma que su ingreso mensual alcanza los 400 bolivianos (unos 60 dólares), dinero que sólo le permite comprar algo de víveres. Sus dos hijos menores aún no concluyeron sus estudios y asisten a un colegio fiscal. "También estoy criando a mi nieta de tres años (hija de Justina)", dice con mirada firme y resignada ante las dificultades. "Las mujeres indígenas sufrimos una doble discriminación: nos discriminan generalmente por ser mujeres y por ser indígenas. Y es interna y externa, porque puede ocurrir incluso al interior de los pueblos y comunidades indígenas...", señaló recientemente la colombiana Ana Manuela Ochoa en el seminario "Racismo y discriminación contra las mujeres indígenas" que se realizó en setiembre en La Paz. Las campesinas de Bolivia utilizan largas polleras. Su vestimenta las delata y en algunos casos son relegadas por ese motivo. Pese a ello, ya en 1989 una mujer de pollera pudo ingresar al Parlamento boliviano. Se trata de Remedios Loza, artesana que elegida diputada por el desaparecido partido populista Conciencia de Patria (Condepa). "Allá donde el capitalismo ha destruido y sometido durante un buen tiempo el racismo ha tenido menos peso, porque se ha reconstituido un nuevo Estado-nación donde la discriminación es de clase y no en base a la cultura, porque justamente estas culturas habrían sido destruidas ya. Es diferente allí donde se ha impuesto el dominio colonial pero no se han destruido las culturas", apuntó Luis Tapia, filósofo y doctor en Ciencia Política. A pesar de la discriminación y el machismo, las campesinas aún mantienen su lengua originaria y sienten verdadero orgullo por hablar aymara, quechua o guaraní. "Bolivia, a diferencia de otros países, tiene una población originaria que es en realidad la mayoría. De acuerdo con el Censo Nacional del 2002, un 62% se percibe a sí mismo como indígena", precisó la socióloga Karin Monasterios. (DPA) |
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