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Crece la incertidumbre por el comportamiento de los mercados | ||
Pero, independientemente de lo señalado, hay variables del sistema que deben ser analizadas con detenimiento. Los operadores temen que la recesión llegue también a la fruta. Para las pomáceas se esperan valores inferiores a los del año anterior. | ||
La temporada frutícola que se avecina presenta más interrogantes que certezas. Tal como señaló el titular a la Asociación de Exportadores de Chile (Asocex), Ronald Bown, no existe una tendencia definida en el mercado y las ventas deberán ser monitoreadas día a día para terminar de saber qué se ganó y qué se perdió. Todos saben cómo comenzará, pero nadie arriesga qué es lo que pasará a partir de marzo, cuando la mayor parte de la cosecha esté en los barcos, ya entregada para ser vendida. La temporada no comenzó de la mejor manera. Los productos que la inician (cerezas, uva de mesa y otros carozos) mostraron bajas de entre el 20 y el 60% respecto de los valores CIF conseguidos durante la temporada pasada. Si bien durante el año que acaba de terminar los precios de las frutas alcanzaron máximos históricos, esta nueva tendencia es una señal que debe ser computada por el sector. Atrás quedaron las fantasías de que China "comenzó a de mandar alimentos" llevando una soja a 600 dólares y todos los commodities a precios máximos en los últimos 50 años. La euforia también había llegado a la región y muchos se sumaron a la fiesta. "Éste es el piso que va a tener la fruta de ahora en más. La mejora económica permitió el ingreso de más consumidores al sistema y esta mayor demanda termina por presionar sobre los precios finales del producto", confiaba a mediados del año pasado un importante exportador regional. Nadie -ni siquiera los grandes brokers de Wall Street- pudo determinar qué parte de lo que se pagaba de los alimentos correspondía al precio real del producto y cuál, a las presiones especulativas. En los dos últimos años, todo el sistema comercial de alimentos estuvo "infectado" -muy por encima de los niveles históricos- por el virus de la especulación. Con la crisis internacional en su punto máximo, el retiro de los grandes fondos de inversión del sistema y una demanda a la espera de señales, se inicia la temporada de peras y manzanas del hemisferio sur. Muchos analistas arriesgan que durante esta temporada los precios de las pomáceas sufrirán importantes recortes en destino. El sector se encuentra con un problema real de mercado: la demanda no es igual que la del año pasado, ése es un dato que hay que tener presente.
FLETES Esta variable jugará en forma positiva para el comercio frutícola regional. Datos consignados por el sector privado detallan que los valores de los reefers cayeron alrededor de un 8% este año respecto del 2008 mientras que los valores acordados para las bodegas bajaron más del 20%. Dos fueron los factores que determinaron una caída en este servicio; el primero de ellos fue la baja del crudo y el segundo, una caída generalizada del comercio internacional.
EL DÓLAR En todos los programas aplicados en la Argentina la paridad cambiaria fue decisiva para hacer más competitivas las exportaciones. Operadores del mercado estiman que para fines del primer trimestre del año el dólar se ubicará en torno de los 3,60 pesos, un valor que permitiría ganar posiciones en los mercados externos. A un precio de 3,48 pesos, respecto de la misma fecha del año pasado la devaluación alcanza al 8,7%. El dato es positivo, pero con aumentos de costos cercanos al 20% y una oferta mundial de alimentos retraída, difícilmente se puedan conseguir los retornos del año pasado para las peras y las manzanas que se exporten.
EL EURO El dato aquí es negativo. La devaluación de la moneda comunitaria respecto del dólar en los últimos doce meses alcanzó el 8,1%. Teniendo en cuenta que alrededor del 35% de la oferta exportable de pomáceas del Valle se destina hacia los mercados de la Unión Europea, una caída de la moneda en destino se traduce en menos dólares para la región derivados de las ventas de fruta. Las pérdidas originadas por la devaluación del euro representan unos 15 millones de dólares.
LA COSECHA En este punto hay que analizar por separado el caso de la pera y el de la manzana. Acerca del primer producto, las estadísticas oficiales informan que para esta temporada se espera una cosecha un 25% superior. El dato de importancia es qué porcentaje de estas 755.000 toneladas reúnen la calidad y el calibre adecuados para ser comercializadas en los mercados. En principio, todo indica que en materia de valores en el Viejo Continente se están manejando los niveles del año pasado; es decir, tiene un comportamiento positivo. Pero ningún operador arriesga este pronóstico más allá de la semana 13 (número cabalístico si los hay), ya que habrá que tener en cuenta cómo se organiza el flujo de mercadería hacia los mercados de variedades clave como la William’s. En lo que respecta a las manzanas, se espera una cosecha en torno de las 964.000 toneladas, volumen un 4% superior al del año pasado. Aquí el escenario parece algo más complicado para el sector. La salida de la fruta almacenada en frío en Europa está teniendo lugar en forma muy lenta y los precios se sitúan un 20% por debajo de los niveles del año pasado. Será clave, entonces, enviar productos de calidad y dosificados en la medida en que los importadores lo demanden.
STOCKS EN DESTINO Diversos informes internacionales muestran que los niveles de stock de peras en los mercados de la Unión Europea están para abajo y los de manzanas, para arriba, respecto de los índices del año pasado. En Estados Unidos la situación no es mejor. Con un mercado muy golpeado por la crisis financiera y comercial, la demanda se retrajo sensiblemente y la salida de la fruta en frío es trabada pese a que los precios finales de las pomáceas se encuentran un 20% en promedio por debajo de los consolidados para la misma fecha del año anterior. La clave estará en saber qué niveles de stock existían al 1º de enero. Mayores stocks en destino permiten proyectar menores precios al momento de arribar la fruta del hemisferio sur a esos mercados.
COSTOS INTERNOS Esta variable sigue siendo negativa y es uno de los temas que más preocupan al sector empresario y de la producción primaria. Según cifras extraoficiales, para este año se espera una suba del orden del 11,8% respecto de los costos consolidados en la temporada anterior. Si bien aún no están definidos los nuevos valores de los salarios para el sector, se estima que la suba rondará el 20% una vez finalizados los acuerdos con todos los trabajadores. En la medida en que los costos internos mantengan su tendencia creciente, las utilidades dependerán pura y exclusivamente del comportamiento de los mercados. Con tres de los cuatro grandes destinos de la oferta exportable del Valle en problemas, la fruta regional se encontrará limitada para repetir las utilidades obtenidas el año pasado.
MENOS CARGA IMPOSITIVA La baja del 50% en las retenciones anunciada por el gobierno hace sólo un par de semanas fue una muy buena señal para el sector. Lamentablemente, gran parte de la uva de mesa y del carozo no podrá contar con este beneficio ya que comenzó a regir a partir del 1º de enero, cuando mucha de esta fruta ya había sido embarcada. Lo importante de esta medida es que unos 16 millones de dólares quedan para la actividad por temporada, que terminarán por ser redistribuidos en las utilidades que dejen la pera y la manzana. Fue un regalo de Navidad no esperado por el sector pero que llegó en un momento justo, cuando prima la incertidumbre en el mercado producto de los mayores costos y los menores retornos esperados desde los mercados externos a consecuencia de la retracción de la demanda.
JAVIER LOJO |
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