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Fragmento de \"El chino\" (Tusquets, 2008) | ||
Traducción del sueco de Carmen Montes Hesjövallen, Suecia, enero del 2006 "Skare, frío intenso. Mediados de invierno. Uno de los primeros días de enero del 2006, un lobo solitario cruza la frontera sin señalizar y llega a Suecia desde Noruega a través de Vauldalen. El conductor de un ciclomotor cree haberlo avistado a las afueras de Fjällnas, pero el lobo se esfuma por entre los bosques en dirección este sin que nadie logre ver hacia dónde se dirige. En medio de los valles noruegos de Österdalarna, el animal encontró restos de un cadáver de alce congelado donde aún quedaban huesos por apurar. Sin embargo, de eso hacía más de dos días. Ahora vuelve a acusar hambre y necesita alimento. "Es un macho joven en busca de un territorio propio. Y sigue avanzando incansable hacia el este. Cerca de Nävjarna, al norte de Linsell, el lobo encuentra otro cadáver de alce. Durante un día entero permanece junto a él hasta saciar su hambre antes de proseguir. Siempre hacia el este. En las inmediaciones de Kårböle atraviesa a la carrera la helada superficie del Ljusnan y sigue el río en su accidentado discurrir hacia el mar. Una noche de luna clara se mueve sobre sus mudas patas por el puente de Järvsö para adentrarse después en los espesos bosques que se extienden hacia el mar. "La mañana del 13 de enero, muy temprano, el lobo llega a Hesjövallen, un pequeño pueblo al sur de Hansesjön, en la región de Hälsingland. Se detiene y olfatea. Percibe un olor a sangre de origen indeterminado. El lobo otea a su alrededor. En las casas vive gente, pero de las chimeneas no sale humo. Ni siquiera su aguzado oído percibe sonido alguno. "Sin embargo, ahí huele a sangre, el lobo está seguro de ello. Aguarda en el lindero del bosque, olfatea para saber de dónde procede. Después comienza a avanzar despacio por la nieve. El olor llega arrastrándose desde una de las casas que se alzan en los confines del pueblecito. Está alerta, en las proximidades del hombre hay que ser tan cauto como paciente. Vuelve a detenerse. El olor procede de la parte posterior de la casa. El lobo aguarda. Finalmente se pone en movimiento otra vez hasta que llega a su objetivo, un nuevo cadáver. Arrastra la pesada presa hasta el extremo del bosque. Nadie lo ha descubierto todavía, ni siquiera se ha oído el ladrido de ningún perro. El silencio llena cada rincón de aquella fría mañana. "En el lindero del bosque, empieza a comer. Puesto que la carne aún no está congelada, le resulta fácil. Está muy hambriento. Después de haber arrancado uno de los zapatos de piel, comienza a roer la parte inferior de la pierna, justo por encima del pie". |
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