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Una obra para leer con moderación

En su libro "El barman científico", el periodista Facundo Di Genova recorre la historia de las bebidas alcohólicas desde las fermentaciones indígenas hasta el nacimiento de la microbiología y los procesos de vinificación modernos, y desmonta algunos mitos populares, como el de la prohibición de mezclar sandía con vino.

En la misma línea que "El cocinero científico" -la obra de Diego Golombek que inauguró la colección Ciencia que ladra, de la editorial Siglo XXI- la investigación encarada en los últimos dos años por Di Génova se interna en un tema que fusiona ciencia y gastronomía desde una mirada que apuesta al entretenimiento y a la divulgación sin perder rigor ni eficacia.

"Es una historia científica de las bebidas alcohólicas que va desde las fermentaciones indígenas y carcelarias, pasando por las destilaciones alquimistas hasta llegar al nacimiento de la microbiología y los procesos de producción actuales. Pero esto no es lineal, mas bien está todo mezclado", señaló el autor en entrevista con Télam.

"El barman científico" aborda el proceso de producción y consumo de bebidas alcohólicas desde una perspectiva interdisciplinaria que elude los lugares comunes ya desde la anécdota inicial, situada en un escenario atípico para esta temática cada vez más asociada al glamour: una cárcel.

Hasta allí llega Di Génova para conocer los secretos de fabricación del pajarito, bebida elaborada en base a una mezcla de papa, arroz y azúcar fermentados que les permite a los reclusos suplir la prohibición de bebidas embriagantes dentro del penal.

"La elección fue deliberada por dos motivos. Por un lado, me interesa esta cuestión de que el ser humano está vinculado al alcohol desde hace diez mil años y que por más que se lo prohiban va a hacer todo lo posible por generar una bebida fermentada, como es el caso de las cárceles, donde están prohibido el alcohol y de alguna manera se las arreglan", explicó.

"Por otra parte, quería arrancar a las bebidas alcohólicas de ese entorno esnobista, cool y sibarita: hay mucha gente que 'chamuya' de más sobre el estilo y la distinción de los vinos sin aportar ningún conocimiento. Hablar de una bebida producida en una cárcel me permite romper esa cosa elitista y demostrar que el alcohol circula en todas las capas sociales", indicó Di Génova. De alguna manera, esa anécdota inicial fija posición sobre el objetivo del trabajo en particular y de la colección en particular: demostrar que cualquier persona interviene cotidianamente en procesos aparentemente simples y a veces involuntarios que encubren complejos procesos químicos. (Telam)



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