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\"Alguien que nos quiso\"

-Cuando uno lee sus ensayos y lo escucha detecta que Ortega y Gasset fue muy determinante en su formación intelectual. ¿Qué le debe a Ortega?

-Lo que le debemos todos aquellos que nacimos en este país: que quisiera tanto a la Argentina. Amó mucho esta tierra y reflexionó mucho sobre nosotros. Nos miró sin juzgarnos, simplemente intentando ayudar a que nos conociéramos un poco más.

-En "La España invertebrada", Ortega sostiene que vía el centralismo que ejerció durante siglos Castilla le hizo mucho mal a la unidad de España, ya que bloqueó la posibilidad de una relación generosa, abierta, con la otra España. Salvando distancias, ¿la Capital Federal y el Gran Buenos Aires se han convertido en un poder que afecta gravemente al país ?

-Absolutamente. Un diagnóstico mínimo de lo que está sucediendo con la expansión de todo ese conglomerado dice que por lo menos hay dos temas acuciantes. Uno: los problemas que derivan para Capital y el conurbano de su propia carga demográfica, que hacen a la calidad de vida de quienes allí viven; muchos de ellos, millones, la tienen severamente afectada y esto requiere recursos crecientes, que quedan concentrados en esa área. Dos: la madeja de intereses que se crean y se cruzan a partir de esa zona y que presionan, que hacen a mafias, al delito y la relación de todo eso con el poder político, judicial, legislativo, las fuerzas de seguridad, etcétera. El conurbano se ha transformado en una red en la cual el poder del Estado nacional se disuelve entre las presiones que genera toda esa estructura y las negociaciones en que entra la política bonaerense en función de situaciones a veces muy particulares de sus dirigentes.

-¿Por qué la política no ve lo que se está cocinando ahí? No hay un dirigente, un partido, que trabaje, que estudie lo que se está deformando en todo ese espacio?

-Porque la política está en cualquier cosa menos donde debe estar. Los dirigentes -seamos indulgentes con la política- están en la lucha por el espacio político propio, por cuotas de poder personales. No hay dirigencia dispuesta a estudiar problemas de cara al futuro. El grueso no se orienta por la riqueza de sus ideas, sólo grita y disputa cuestiones menores o simples posicionamientos coyunturales que no hacen a nada trascendente.



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