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Bajo el signo de la generación multimedia

La investigadora Roxana Morduchowicz, quien en su flamante ensayo "Los jóvenes y las pantallas" analiza junto a un grupo de autores los consumos culturales de los jóvenes, aseguró que, junto al aprendizaje de la lengua escrita, la escuela debe ser el punto de partida para otras formas de alfabetización que proponen hoy las nuevas tecnologías.

¿Cuáles son los signos sociales que identifican a los jóvenes hoy? "Las marcas juveniles parecen ser claras: salir en grupo, tener una sociabilidad de banda, divertirse, conocer lo último en música, mirar los programas de televisión que ven los demás, recibir llamados en el teléfono celular y navegar por internet (especialmente jugar y chatear)".

De esta manera categoriza Morduchowicz a las nuevas generaciones en el prólogo de su obra, que lejos de visiones apocalípticas o sentenciosas ofrece herramientas para entender cómo los jóvenes se apropian de los bienes culturales que circulan por la sociedad para conformar su propia cultura. "El objetivo del libro fue trabajar la relación de los jóvenes y las pantallas, sobre todo porque los chicos viven hoy en un mundo signado por ellas", dijo Morduchowicz.

"Hasta hace no muchos años sus problemáticas estaban relacionadas con la tevé y el cine. Hoy ya se habla de los chicos y las pantallas en general, porque viven inmersos en ellas: la pantalla de la televisión, la de la computadora, la del celular y la del DVD", aseguró.

En "Los jóvenes y las pantallas", editado por el sello Gedisa, la ensayista trabaja junto a un equipo de autores latinoamericanos y europeos sobre distintas temáticas vinculadas con una cuestión central: ¿Cómo repercuten en la conformación de la personalidad la dispersión, la fragmentación de contenidos y la sobreoferta de estímulos que proponen hoy las nuevas tecnologías? "Los chicos que hoy tienen menos de 18 años nacieron en un mundo tecnológico y mediático muy diversificado. Tienen una noción muy incorporada del control remoto, de modo que el zapping, que es un fenómeno nuevo para los adultos, para ellos no lo es", analizó.

"A partir de ellos, el zapping dejó de ser una actitud frente al televisor para convertirse en una actitud de vida: los adolescentes abren ventanas en simultáneo, no sólo cuando están frente a la computadora o cuando manejan el control remoto frente al televisor. Es una manera de vivir mucho más mosaica y fragmentada que la que tenemos los adultos", evaluó.

Según Morduchowicz, el concepto de "multimedial" que define a las nuevas generaciones -moldeadas al calor de las últimas transformaciones tecnológicas- es central para comprender el mundo actual, básicamente la lectura "no lineal y no secuencial" que signa la relación entre los jóvenes y los medios de comunicación.

"La llamamos la generación multimedia básicamente no por la oferta mediática de que dispone -que es mucho mayor que la que disponíamos nosotros cuando éramos adolescentes- sino por su uso en simultáneo. En la encuesta realizada para el libro en la Argentina -y lo mismo

pasa en Europa- sólo el 20% de los adolescentes usa un medio a la vez", describió. "La mayoría los usa combinados, es decir que mientras ve televisión escucha música, habla por celular, navega por internet y hace la tarea: son chicos que están acostumbrados a un uso simultáneo de los medios y la tecnología", indicó.

"Por otra parte, los chicos de hoy tienen un manejo instrumental muchísimo mayor que el de los adultos, pero no hay que olvidarse de que es solamente un manejo del instrumento: pueden buscar mejor algún sitio en internet y ser más rápidos en alguna función, pero lo que les falta, y eso sí tienen los adultos, es la experiencia de vida, las herramientas para hacer un análisis", explicó Morduchowicz.

 

El lugar de la escuela

Los autores del libro -Jesús Martín Barbero, Dominique Pasquier, Manuel Pinto, Agustín García Matilla, Alejandra Walzer y Javier Callejo, además de la ensayista- analizan también el rol de la escuela en esta nueva configuración cultural: cómo perdió su función excluyente como proveedora de contenidos y los desafíos que afronta en el marco de una cultura que ya decretó la descentralización de saberes.

"El lugar de la escuela es indiscutible, sin embargo ha dejado de tener el monopolio exclusivo de la información y el conocimiento. La escuela no es más proveedora de información como antes de que existiera internet, porque si hay algo de lo que estamos saturados es de información: accedemos a ella mediante muchísimas fuentes y proveedores", diagnosticó Morduchowicz.

"Hoy a la escuela le pedimos algo más: que frente al zapping haga un stop y apunte más a la reflexión, a la interpretación y al uso responsable, seguro y crítico de toda esa información. Si la escuela se olvida de todas las fuentes con las que le toca hoy convivir, pierde y queda separada del mundo y de la vida cultural y tecnológica que nos define", señaló.

Para Morduchowicz, la escuela debe apuntar a los múltiples procesos de alfabetización que plantean los nuevos escenarios: "La lectura y la escritura ofrece la llamada primera alfabetización. Sin saber leer y escribir es imposible pensar en otros lenguajes que son importantes y con los que convivimos", remarcó. "Esto es indiscutible: la primera alfabetización es la lectura y la escritura, pero la escuela debe ser el punto de partida para segundas y terceras alfabetizaciones, ya que vivimos dentro de una sociedad multicultural", apuntó.

"Estamos atravesados al mismo tiempo por la cultura oral, la cultura escrita, la cultura audiovisual y la cultura hipertextual. Por eso la escuela debe enseñarle al chico a leer un libro pero, también, a leer en el sentido más amplio un noticiero, un videoclip o una historieta", concluyó Morduchowicz. (Télam)

La juventud está signada por su vínculo dinámico con las nuevas tecnologías y las múltiples oportunidades de informarse y entretenerse que éstas ofrecen. ¿Qué papel cumple la escuela en

este complejo escenario?



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