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Especial y única en Cariló

Mezclando modernidad y confort en un solo concepto esta casa de veraneo del balneario de Cariló subyuga por sus volúmenes precisos. conjuga geometrÍa y diseño. Una Arquitectura que provoca atracción a primera vista.

El equipo de arquitectos Gustavo Maneiro y Gustavo Vásquez, uno de los estudios más creativos y prolíficos del balneario de Cariló, conoce bien la alquimia entre soluciones técnicas, practicidad y buen gusto.

Con esta equilibrada propuesta, sin duda osada, dieron en el clavo para complacer a su cliente, un empresario de gustos más bien tradicionales: La genialidad consistió en crear una obra de alto diseño que lo dejó más que contento.


A cuatro horas en auto de la capital argentina, en un lote de 800 m2 sembrado de pinos ubicado al costado del campo de golf, partió el proyecto con el reto de adaptarse al lugar: “El problema que planteaba este terreno es que era muy bajo, como una especie de pozo, desde donde no se podía ver el campo de golf”, dicen los arquitectos.


La propuesta entonces de Maneiro – Vásquez fue la de subir 50 cms el nivel de la planta baja con respecto a lo que estaba el promedio del terreno para poder disfrutar de la vista del golf, e invertir además el orden habitual de los ambientes, quedando la zona social en planta alta y la mayoría de los dormitorios en la baja.

 Esta distribución se adecua naturalmente a las condiciones del lugar ya que en las viviendas de fin de semana suelen cobrar protagonismo las actividades sociales al aire libre.
Con esta alteración de las convenciones, colocaron en el piso inferior los dos dormis para los hijos, un baño, cochera y depósitos. Y en el piso de arriba, el dormitorio principal en suite, la cocina y el living – comedor, más un toilette y el área de servicios.“No son ambientes grandes, pero dan la sensación de amplitud por las superficies vidriadas y el espacio ganado sobre la escalera. Optimizamos al máximo las medidas ya que el terreno no permitía mucho más en cuanto a ancho y en cuanto a profundidad”, dicen los arquitectos.
Los 240 mts2 construidos se magnifican con los espléndidos ventanales, las extensas áreas semicubiertas y otros toques de autor como la entrada ubicada justo al nivel intermedio entre una planta y otra, y la piscina al ras de la galería.
“Buscamos generar un mirador al golf con la condición de que para llegar al segundo piso, no hubiera que subir directamente la típica escalera de 15 escalones que habitualmente se construye. Por eso creamos este acceso suave que paulatinamente va ascendiendo”. Los materiales escogidos -vidrio, hormigón, aluminio y fórmica- contribuyen a reforzar la sensación de ligereza, pureza y modernidad de la casa.
En las residencias de veraneo es esencial la conexión con el paisaje. Maneiro – Vásquez trabajan esta noción subrayando las funciones interiores al hacerles un correlato exterior, es decir, recreando los servicios que están adentro, afuera.
Aquí, el sentido del estar se conecta con otro armado en la galería, el comedor con otro externo, la cocina con la parrilla. El acento se pone en estas zonas de recreación con el objetivo de que los usuarios no se vean forzados a hacer vida de departamento.

Los Maneiro Vázquez están acostumbrados a poner jardines y piscinas en altura. Por eso, en esta casa, no dudaron en diseñarla a la altura de la planta alta, al mismo nivel que la galería. “Si ponés una pileta abajo, es lo mismo que no ponerla; ¿quién va a bajar la escalera para darse un chapuzón?”, apuntan.
Otro de los desafíos en el desarrollo de una obra es la relación con el cliente. Con esta casa, si bien el gusto habitual del propietario era bastante conservador, los arquitectos supieron complacerlo con una vivienda osada pero atendiendo todas las necesidades e ideas del jefe de familia, su esposa y tres hijos universitarios.
El encuentro se dio casi al azar; ya que no había contactos mutuos o previos encuentros. El coup de foudre nació cuando el propietario vio una construcción de los arquitectos en Cariló y los buscó para hacerles el encargo con algunos requerimientos similares en cuanto a la disposición. El resto fue un voto de confianza.
“El cliente quería una obra importante, con presencia: esta es una casa que la gente se detiene a ver. Sabemos que aunque un usuario no pida ciertos elementos explícitamente, desde el momento que llega expresa cosas que tenemos que saber calibrar. Este no era un personaje de bajo perfil como para pedir una simple casita campestre”.
El propietario, habiendo previamente analizado los elementos que le gustaban de otras casas y conseguido documentación, les dio completa libertad para elaborar una propuesta.
Los arquitectos corrieron el riesgo de introducir un lenguaje de diseño contemporáneo, la textura industrial del hormigón, las formas depuradas, las líneas puntuales de los muebles, y trabajando con la ansiedad del dueño que no veía la hora de pasar unos días de relax en su casa de veraneo, la tuvieron lista en tan sólo nueve meses. Hoy, aunque no estaba acostumbrado a este estilo, el propietario está radiante con una vivienda que además de disfrutarla a plenitud durante sus vacaciones y fines de semana, llama la atención a todo el que pasa.  “Nos dice que tiene instinto con la gente y fue así que emprendió la obra con nosotros. Lo tomamos como un ejercicio interesante y hemos llegado a buen entendimiento”.        MÁS FOTOS: en
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