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El primer avión sobre Tierra del Fuego | ||
Parece ser algo más que una aventura; el sur-sur de la Patagonia, principal objetivo, completado con arriesgado actor. Difícil es desentrañar el fin profundo de aquella elección con final trágico para su protagonista, muerto años después con su acompañante en lago Argentino. ¿Imán patagónico, cautivantes lecturas, incitación a lo desconocido? Por ahora debemos aceptar lo que dejó escrito el personaje y reflexiones posteriores de otros autores. El proyecto comenzó concretándose en los astilleros Kramer, Vagt & Beckmann en Büsum, cerca de Hamburgo (Alemania), en 1926, encargado por el explorador -también alemán- Gunther Plüschow: "Enteramente construido con madera de roble, el casco medía 16,20 metros de eslora por 4,88 de manga y 1,80 de calado. Originalmente estaba propulsado por motor Deutz 50 HP de dos tiempos y un velamen con cangrejas, foques y trinquetilla distribuidas en un aparejo queche con mástiles metálicos". Se lo bautizó "Feuerland" ("tierra del fuego" en alemán), mostrando así unidad con el principal propósito: navegar por mar y el aire en aquella región. Breve historia personal. Plüschow, nacido en Munich por 1886, se inició en la carrera naval a los 11 años y en 1912 era oficial de la Armada Imperial Alemana. Recorrió varios mares del mundo. Durante la Primera Guerra Mundial fue aviador naval en Oriente, donde vivió una odisea luego de evacuar Tsingtao -colonia alemana en China-, y tras nueve meses de accidentado peregrinar -con casi fusilamiento- pudo regresar a Alemania. Se retiró de la Marina y se dedicó a la aviación civil, "promoviendo la fundación de la empresa aeropostal Aero Lloyd, que más tarde sería Lufthansa". Obtuvo el título de capitán de ultramar y comandó un buque de pasajeros en el Mediterráneo. Un casual encuentro con un ex camarada, Laeitz, fue motivo de invitación para viajar en la barca "Parma" a Sudamérica. Malvinas, Cabo de Hornos y costas chilenas fueron el descubrimiento y tuvo otro casual encuentro con un estanciero alemán en la zona del Paine, comprometiéndose regresar. En Alemania publicó su segundo libro: "Viaje en velero al país de las maravillas". Logró ayuda económica para construir el "Feuerland" y zarpó en octubre de 1927. Estuvo amarrado en el Yacht Club Argentino de Buenos Aires, donde pasó la Navidad: "Sus instalaciones eran de las más bonitas y elegantes que conocía". El 21 de octubre de 1928 estaba en el estrecho de Magallanes y en Ushuaia -donde fue bien recibido- se iniciaba el recorrido fueguino: "Este primer viaje sirve, principalmente, de información. Me he propuesto hacerme una idea de todo cuanto nos espera y por eso quiero estudiar y elegir los mejores y más hermosos lugares para filmar y fotografiar, buscando al mismo tiempo puntos de orientación para mi hidroavión y sitios adecuados para amarrar en caso imprevisto de necesidad", escribió después en su libro sobre aquel viaje por mar y aire. La fábrica Heinkel le había entregado un hidroaeroplano con motor BMW-4 que llegó desarmado a Magallanes (Punta Arenas) en el vapor alemán "Planet". Era biplaza "con estructura de metal y madera; sus habitáculos estaban descubiertos. Podía ir equipado tanto con ruedas como con flotadores. Su velocidad era de 160 kilómetros por hora". En Magallanes apareció el compañero, ingeniero y mecánico Ernst Dreblow, con quien armó el hidroavión. "Fuimos trayendo, con mil dificultades, una tras otra, las numerosas piezas del hidroavión, que se encontraban embaladas y encerradas en distintos departamentos desde hacía casi un año. Todo se hallaba en tan excelente estado, que yo creí que el hidroavión acababa de salir de fábrica. Trabajamos, naturalmente, al aire libre, a merced del tiempo, de los vientos, de los huracanes, de las lluvias, tormentas, tempestades de agua o de arena y bajo el sol abrasador de verano, sin cabría ni grúa, sin útiles de trabajo, sin otras herramientas que las que buenamente encontramos por casualidad". Con improvisados elementos como un "mástil para elevar la parte central del hidroavión y poder colocar debajo los flotadores y colgar la pieza del centro, colocar el motor, enganchar las alas y colocar luego el aparato, dejándolo descender lentamente sobre la vagoneta de los flotadores", "las tempestades y el mal tiempo han sido un sufrimiento que ha durado varias semanas. Pero, al fin, llegó el día en que el pájaro estuvo terminado". Fue llamado "Cóndor de Plata": "Lo he bautizado con el nombre 'Tsingtau D 1313'". Estuvieron contentos pues "...a la primera vuelta de manivela echa a andar el motor" y seguidamente "comenzó a correr sobre el mar". El vuelo de prueba fue satisfactorio. Llegó el día tan ansiado. Cargaron "una voluminosa saca de correspondencia en el interior del casco" y despegados hicieron "un vuelo de honor por encima de Magallanes, describiendo un círculo". En un pequeño poblado chileno vieron "a sus habitantes, corriendo en aglomeración y mirando hacia arriba, excitados por el miedo, pues no han visto en su vida un aerplano en los aires". Luego se les presentaron la bahía de Uselesa, la isla Dawson, la cordillera de Darwin... volaban a 2.500 metros de altura. Aquel panorama se reflejó después en hermosas frases que el piloto-escritor -así fue llamado- plasmó en su libro sobre Tierra del Fuego. Pasaron por el lago Fagnano y luego "¡debajo de nosotros acaba de surgir la pequeña ciudad de Ushuaia!". Poco después el canal Beagle recibía al "Cóndor de Plata". "El vuelo entero, desde Magallanes (Punta Arenas) hasta Ushuaia, apenas ha durado una hora y cuarenta minutos, con un total de doscientos ochenta kilómetros. Somos -apuntaría- el primer avión del mundo que ha volado sobre la Tierra del Fuego. Toda la población de Ushuaia se halla reunida en la playa. La calurosa recepción que se nos tributa es para mí algo totalmente inesperado... dando el brazo a mi excelente compañero Dreblow, atravieso por medio de aquella compacta multitud, que nos cubre de flores y de verdes y preciosos ramajes; centenares de manos nos aplauden". Los recibieron el gobernador fueguino y su "encantadora esposa". Saludos, felicitaciones, abrazos y obsequios, anotando sobre aquel momento: "¡El primer correo aéreo, el primer paquete postal que desde la tierra firme hasta la punta extrema de la Tierra del Fuego vino por los aires, lo entrego yo mismo en propias manos del gobernador!" (sic). Fue el 3 diciembre de 1928, hace 80 años.
HÉCTOR PÉREZ MORANDO (*) (*) Periodista. Investigador de historia patagónica
Bibliografía y fuentes principales: Plüschow, G.: "Silberkondor Úber Feuerland", Berlín, 1919. Trad. de Armand Guerra de "Sobre la Tierra del Fuego", Berlín, 1930. Canclini, A.: "Tierra del Fuego", 1986. Pronsato, D.: "Patagonia año 2000", 1971. Larra, R.: "La conquista", 1979, Bafico Rojas, A.: "Feuerland", BCN, 2007. Revistas "Karu Kinka" Nº 13, 14 y 25; 1975 y 1980. Pérez Morando, H.: "Año Nuevo", "Río Negro", 1999. Archivo del diario "Río Negro", Biblioteca Patagónica (VECh) y otros.
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