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Imaginan incentivos para fabricar mayor cantidad de motocicletas en el país | ||
La idea es avanzar en el desarrollo de una industria eficiente y competitiva que genere más empleo calificado y respaldar un incremento de valor agregado nacional en las que se comercializan en los mercados local y externo. | ||
ntes de que se concretaran medidas para frenar despidos mediante asignaciones de fondos para pequeñas obras públicas y bajas de retenciones a las exportaciones de productos terminados, contrarrestar las importaciones y otorgar créditos para el consumo, se conoció el proyecto de ley del "régimen de incentivo a la inversión local en emprendimientos de motocicletas y motopartes". Fue anunciado por el Poder Ejecutivo Nacional (PEN) el 11 de noviembre y, mientras era enviado al Congreso, se supo que podrían acogerse al mismo las fábricas radicadas en el país. Se señaló que se convirtieron en "un medio de transporte de enorme importancia para el sector asalariado argentino, sobre todo en el interior", y que "la mayor demanda corresponde a las de 100 y 125 centímetros cúbicos".
NIVEL DE VENTAS RECORD Antes de que se acentuara la crisis casi global se estimaron ventas en el mercado interno para este año de aproximadamente 700.000 unidades. Estas operaciones treparon de 64.000 en el 2004 a 678.000 en el 2007, superando por primera vez a las de automóviles. Aproximadamente el 70% de las mismas era importado y el 30% restante, de producción nacional (incluido el ensamblaje), actividad que ocupaba a unas 4.000 personas. El plan busca incrementar el valor agregado local del 40 al 60% en cinco años. El proyecto está dirigido a quienes acrediten inversiones por el equivalente a un millón de dólares y como incentivo para la producción nacional se darán certificados de importación con reducciones arancelarias del 20 al 2% de derecho de importación extrazona para partes, matrices y moldes; del 35 al 9% en vehículos completamente o semidesarmados ("completely knocked down" -CKD- y "semi knocked down" -SKD-) y del 35 al 17,5% para los terminados y armados ("completely built up" -CBU-), como contrapartida a la fabricación local destinada al mercado interno. Además, habrá un incentivo diferencial del 20% en certificados cuando el destino sean las exportaciones. Está previsto, asimismo, un bono fiscal sobre las compras de motopartes destinadas a la producción de nuevas motocicletas del 20% del valor ex fábrica antes de impuestos en el primer año, que irá subiendo hasta llegar al 16% en el quinto. Con este bono podrán pagarse impuestos nacionales, excepto los destinados a la seguridad social o de afectación específica. Tampoco podrá computarse para determinar el gravamen a las ganancias, ni al pago de deudas anteriores. Ni siquiera eventuales saldos a favor darán lugar a reintegros o devoluciones estatales. Las empresas interesadas contarán con un plazo de 5 años a partir de la entrada en vigencia de la correspondiente reglamentación para incorporarse al régimen y estarán excluidos los bienes fabricados en la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, en el marco de la ley 19640. Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de la Nación, supuso que la iniciativa alentaría inversiones por 60 millones de dólares en el venidero quinquenio y favorecería el desarrollo del motopartismo local, que alcanzaría los estándares tecnológicos, procesos de calidad y cumplimiento de normas de medio ambiente y seguridad exigidos por el mercado para atender competitivamente las demandas. Casualmente, la titular del PEN promulgó la ley de promoción de autopartes el 5 de julio pasado, sancionada por el Congreso doce días antes. Preveía que hacia el 2011 se hicieran no menos de 700.000 motocicletas como consecuencia del fomento de las inversiones y de las ventajas impositivas para las empresas. Cuando comenzaba el mes de octubre, Fernando Fraguío, secretario de Industria, Comercio y de la Pequeña y Mediana Empresa (SICPYME), evaluó el potencial del sector para sustituir importaciones, en un 90% provenientes de China, y conseguir en materia de exportaciones lo logrado por el sector automotriz. Mediante una nueva medida, a fines del mes pasado se buscó sostener el superávit de la balanza comercial con trabas burocráticas que encarecieran las importaciones de 1.200 productos de consumo masivo que insumen la mitad de lo que se gasta por ese concepto, entre los cuales se encontraban las motos (y ciertas alfombras, alimentos, comidas para animales, neumáticos y calzado). Esto se sumó a las sanciones contra los importadores que intentaran ingresar bienes baratos de Asia y las solicitudes a Brasil para que moderara sus ventas en la Argentina.
ANTECEDENTE KIRCHNERISTA Cuando Néstor Carlos Kirchner presidía la Argentina, en setiembre del 2006 trató de promover la fabricación de motovehículos y reactivar las inversiones. Entonces -como ahora volvería a intentarse- se prometió controlar y transparentar las importaciones, que ingresaban libremente y limitaban el crecimiento de la producción. El objetivo fue permitir que "las fábricas activas e inactivas y los más de 200 proveedores se comprometan con el anhelado crecimiento de la producción y la creación de nuevas empresas", interpretaron en una comisión de la Confederación General Económica (CGE), de acuerdo con lo citado en este suplemento por aquella época. La industria argentina se dedicó siempre a las motos de baja cilindrada y llegó a contar con 30 plantas. Alcanzó su producción record en 1992, con 135.817 unidades, pero la afectó demasiado el modelo de dólar barato y apertura económica indiscriminada durante la convertibilidad de los ´90, que influyó para que algunas fábricas se quedaran sólo con sus marcas, aplicadas a productos importadas de Asia, y se perdieran demasiados puestos de trabajo en las fábricas y sus proveedores. Por el buen momento del mercado, la Cámara de la Motocicleta de Córdoba y la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) firmaron un acuerdo, el 21 de febrero de 2007, para desarrollar un polo industrial en la provincia, donde había unas 70 pequeñas y medianas motopartistas y que, de generarse condiciones favorables, permitiría desarrollar, al menos, cinco terminales.
Radicarse en Uruguay para mejorar el acceso al Mercosur Zanella anunció en el 2006 una inversión de 12 millones de dólares en el país para el siguiente quinquenio, pero recientemente descubrió que "el mercado uruguayo ofrece un mejor acceso al Mercosur del que puede proporcionar la Argentina". Recientemente se supo que la firma utilizará el vecino país como plataforma de exportación de ciclomotores a la región, para lo cual adquirió la planta industrial de la firma Sibana, donde realiza el montaje de dos modelos que se comercializan en Uruguay y localidades de la Argentina. La intención es adecuar tales instalaciones al resto de sus modelos y ampliar la gama de armado. Zanella comenzó como un taller metalúrgico en Caseros (Buenos Aires) en 1948 y a fines de la década siguiente fabricaba piezas para el incipiente mercado de motos y las primeras unidades de 50 a 200 centímetros cúbicos (cc), con diseños de Italia. Durante los ´70 lanzó modelos de 125, 175 y 180 cc y en 1987 comenzó a exportar a Brasil, Uruguay, Chile, Cuba, Estados Unidos y países de África. Encaró productos de mayor cilindrada en el 2003 mediante acuerdos de cooperación con empresas asiáticas y europeas y un par de años atrás realizaba una gama más amplia y variada de ciclomotores, cuatriciclos, kartings y motores. Desarrolló con Oyrsa motos de 150 cc, que funcionan con gas natural comprimido, destinadas a repartos. En agosto del 2006 anunció la reapertura de su fábrica de Cruz del Eje (en Córdoba, después de 20 años) y publicitó que en sus tres plantas (incluida la de San Luis) podía hacer hasta 144.000 unidades anuales.
Miguel Ángel Fuks |
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