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Impacto del mejoramiento

La recuperación del balance hídrico de los mallines produce una regeneración de la composición florística típica, dominada por junco, pastos finos y hierbas. Los suelos dominantes son pobremente drenados, presentan inundación frecuente, no son salinos y poseen un contenido de materia orgánica abundante, textura franco-limosa y una capa fluctuante que normalmente se encuentra entre 0 y 100 centímetros de profundidad.

La cobertura vegetal es generalmente de entre un 90 y un 100% y está representada por praderas dominadas por junco, pasto de mallín, trébol blanco, pasto fino, achicoria, cola de zorro y de chivo y en algunos sectores se observan matas de coirón blanco.

La productividad de forraje estimada se encuentra en el rango de 3.000 a 7.500 kilos de forraje seco por hectárea por año y otorga una receptividad que varía entre 5 y 15 capones equivalentes por hectárea. Los síntomas de degradación son nulos o leves, en este caso correspondientes a erosión hídrica.

Desde la puesta en marcha del programa de mejoramiento de mallines a través del financiamiento otorgado por la Ley Ovina se han invertido 689.219 pesos en obras de mejoramiento que cubrieron 1.318 hectáreas de campo y se ha beneficiado a 18 productores. Estas obras incluyeron 185.957 metros de canales, 38 kilómetros de caminos, 1.705 horas de trabajo de pala cargadora y 225 hectáreas con intersiembra.



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