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EN LA LITERATURA

Según Raúl Gustavo Aguirre, Guillaume Apollinaire es la figura más importante del cubismo literario. En 1913, en coincidencia con la aparición de "Alcoholes", Apollinaire publicó un manifiesto titulado "La antitradición futurista", en el que exhortaba a realizar las palabras en libertad, a inventarlas, a suprimir el color poético y la puntuación, a atender la armonía tipográfica, entre otros aspectos estético-expresivos. Fueron compañeros suyos en la búsqueda cubista los poetas y escritores Max Jacob, André Salmon, Blaise Cendrars, Jean Cocteau, Pierre Reverdy, Paul Éluard y, en América, el chileno Vicente Huidobro.

El cubismo literario se propuso rechazar el realismo especular (ése mediante el cual la obra refleja, supuestamente, la realidad); eliminó el tema como núcleo del poema; impulsó la absoluta libertad de contenido; el humor reemplazó la queja romántica e indujo (en especial en los "Caligramas" de Apollinaire), la libertad tipográfica al tiempo que comenzó a desecharse el lenguaje literario al estilo simbolista y se lo reemplazó por el habla coloquial. La "enumeración caótica" sirvió para reflejar los diversos puntos de vista y las posibilidades de abordaje a hechos y objetos. El sujeto se disolvió en fragmentos. Así, un ejemplo en el fragmento reproducido a continuación, tomado del poema "Zona", de Apollinaire, en la traducción de Raúl Gustavo Aguirre:

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Ahora estás a orillas del Mediterráneo

Bajo los limoneros que todo el año florecen

Con tus amigos te paseas en bote

Uno es nizardo hay un mentoniano y dos de Turbia

Miramos con espanto los pulpos de las profundidades

Y entre las algas nadan los peces imágenes del Salvador.

Estás en el jardín de una posada en los alrededores de Praga

Te sientes feliz hay una rosa sobre la mesa

Y observas en lugar de escribir tu cuento en prosa

La cetonia que duerme en el corazón de la rosa

Con asombro te ves dibujado en las ágatas de San Vito

Estabas mortalmente triste el día en que allí te miraste

Te pareces a Lázaro enloquecido por la luz

Las agujas del reloj del barrio judío giran la revés

Y tú retrocedes también lentamente en tu vida

Subiendo al Hradchim y de noche escuchando

Cantar en las tabernas viejas canciones checas.

Ahora estás en Amsterdam con una muchacha fea a la que encuentras hermosa

Ella debe casarse con un estudiante de Leyden

Allí donde alquilan cuartos en latín Cubícula locanda

Me acuerdo de eso he pasado tres días allí y otros tantos en Gouda



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