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CUBISMO: La vanguardia continúa
Veinte artistas y más de 40 obras invadieron las salas principales del Museo Nacional de Bellas Artes, en Neuquén. Se trata del núcleo duro de la vanguardia y el prisma a partir del cual surgieron las corrientes, las tendencias y el espíritu que creció y se expresó durante el siglo XX y lo que va del presente. Un envión que comenzó en París y se difundió por el mundo occidental. Es la exposición

"El cubismo y sus entornos en las colecciones de Telefónica".

omo en casi todo en esta parte del mundo, en el principio fue Baudelaire. Este poeta, traductor e investigador de la poética de Edgar Allan Poe fue considerado también innovador como crítico de arte (especialmente en "El arte romántico"), y así se constituye en un puente entre la ilustración en decadencia y la modernidad que llega de los suburbios, de la descomposición de la sociedad y de la cultura oficial entendida como perpetuación de las formas clásicas. Octavio Paz dijo que "Baudelaire afirma que el color piensa, independientemente de los objetos que reviste". Además de pensar el color, continuaba Paz, según el francés, "la pintura es lenguaje. Es la otra vía del arte moderno". Entonces, la obra ya no es respuesta a la pregunta del espectador, sino que ella misma se vuelve interrogación. La respuesta, la significación, depende del que contempla el cuadro.

La pintura, entonces, propone una contemplación no de lo que muestra sino de una presencia que los colores y las formas evocan sin jamás manifestar del todo.

El cubismo, en cambio, intenta mostrar todas las caras de un objeto; todos los posibles abordajes de una realidad y todos los puntos de vista, y precisamente por eso es, al mismo tiempo, el cruce de la mayoría si no de todas las corrientes estéticas del siglo veinte. Al modo del prisma que descompone la luz hacia el espacio, el cubismo concentra con fuerza la estética proveniente del renacimiento y del impresionismo en las artes plásticas y del simbolismo en la literatura y descompone todos sus elementos. Los potencia y los segrega. De allí, artistas, escritores y poetas harán suyos los fragmentos para levantar nuevas propuestas, y para continuar el camino en un siglo que ha proporcionado los valores más altos en arte y literatura.

Eso es posible verlo en el panorama que plantea la exposición "El cubismo y sus entornos en las colecciones de Telefónica", que se habilitó hace dos semanas y permanecerá hasta el 5 de enero en el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén.

Entre los veinte artistas de la muestra, figuran algunas figuras difíciles del arte contemporáneo: del español Juan Gris, por caso, hay once obras, algo que ningún museo ni colección del mundo puede ofrecer. Además, dos obras del francés André Lhote, que fue el origen quizás de la pintura argentina contemporánea. Lhote fue maestro de los artistas nacionales que viajaron a Europa a comienzos del siglo pasado: Antonio Berni, Lino Enea Spilimbergo, Norah Borges, entre otros.

Para Oscar Smoljan, director del MNBA-Neuquén y secretario de Cultura municipal, la muestra no se queda en los artistas europeos: "abarca también los latinoamericanos contemporáneos (nombra a Xul Solar y a Joaquín Torres García, por ejemplo) e incluye obras del patrimonio del Museo (como es el caso de la "Ninfa recostada", de Pablo Curatella Manes).

Recordó que el curador, Eugenio Carmona, admitió la integración de la escultura de Curatella Manes y de una fotografía de Luis Fontana, como "un homenaje de los artistas argentinos desde la década de 1930). Carmona diseñó la pintura de los muros y la ubicación de los cuadros de manera de ofrecer una panorámica desde el acceso a la sala y una continuidad con la exposición permanente de obras del MNBA. Smoljan se refirió al "espíritu del tiempo" materializado en las obras en exhibición y subrayó el significado de la exposición dado que el cubismo es "el punto de inflexión no sólo en las artes plásticas, sino en cuanto a que se opone al discurso único pues demuestra que hay otras formas de interpretación de la realidad". Es, en síntesis, "el punto de partida de la modernidad".

Hace poco más de un siglo, el poeta Guillaume Apollinaire (tomado como francés aunque había nacido en Roma con el nombre de Guillaume de Kostrowitsky) fue uno de los principales teóricos del cubismo. Fue él quien estableció que el autor de la denominación fue Henri Matisse cuando observaba una obra de Georges Braque que, en forma de cubos, representaba casas. Sin embargo, el primer testimonio escrito fue del periodista Louis Vauxcelles, quien, ante el mismo cuadro de Braque (rechazado en el Salón de Otoño de 1908 en París y luego exhibido en una galería), dijo que "desprecia la forma, reduce todo, sitios y figuras y casas a esquemas geométricos, a cubos".

Pero Apollinaire fue el primero y más importante teórico de entonces: su ensayo "Meditaciones estéticas - Los pintores cubistas", desarrolló las vertientes de la nueva escuela y la relacionó con el espíritu predominante entonces en la Europa de preguerra.

En principio, el autor de "Alcoholes" hablaba del arte puro, entendido como el que no requiere de manifestaciones anteriores. Los maestros del cubismo marcaron una nueva finalidad de la pintura: ya no se trataba de representar la realidad, sino de crear una nueva, a veces incluso sin basarse sobre nada.

Estudios de Pablo Picasso y de Braque sobre la obra de Paul Cézanne (verdadero precursor) derivaron en un cuadro fundacional del español: "Les demoiselles d'Avignon".

Apollinaire afirmaba que las corrientes artísticas vanguardistas prevalecen y marcan épocas. Luego define cuatro tendencias dentro del cubismo: científico, órfico, físico e instintivo.

El cubismo científico es una de las tendencias puras. El material necesario para las composiciones se saca del conocimiento y no de la realidad. Se trata de un sentido común interiorizado. Se eliminaba el elemento visual y anecdótico. Pertenecen a esta tendencia son Picasso, cuyo arte luminoso se relaciona también con la otra corriente pura del cubismo; Braque, Jean Metzinger, Albert Gleizes y Juan Gris.

El cubismo físico extrae el material para sus composiciones desde una realidad virtual. Este arte es el cubismo visto de manera constructiva. No es arte puro, pues se confunde el tema con las imágenes, pero ha de ser tenido en cuenta como arte capaz de recoger la historia. Le Fauconnier fue el creador de esta tendencia.

El cubismo órfico está totalmente creado por el artista y es una tendencia importante en el arte moderno. Los elementos están creados en su totalidad por el artista. Al ser arte puro, los cubistas órficos se esfuerzan por proporcionar placer estético puro con un tema bien definido y presentado de manera sublime. Robert Delaunay inventa esta tendencia, en la que Picasso inscribe varias de sus obras. También se incluyen aquí Francis Picabia, Fernand Léger y Marcel Duchamp.

El cubismo instintivo consiste en pintar cuadros inexistentes no inspirados en una realidad visual sino en el instinto y la intuición del artista. Esta tendencia está fuertemente emparentada con el orfismo.

Smoljan se refirió también al anclaje del cubismo en América y la Argentina. Además de la docencia ejercida por Lhote, mencionó las revistas y publicaciones de vanguardia en Buenos Aires (Proa, Martín Fierro) y las corrientes estéticas (literarias y artísticas) que agruparon a escritores, poetas, pintores y escultores en las dos primeras décadas del siglo veinte.

Bibliografía consultada:

Aguirre, Raúl Gustavo: "Las poéticas del siglo XX", Buenos Aires, Ediciones Culturales Argentinas

Aguirre, Raúl Gustavo: "Poetas franceses", antología. Bs. As., Fausto.

Paz, Octavio: "El signo y el garabato", Caracas, Monte Ávila.

VV. AA.: "El cubismo y sus entornos en las colecciones de Telefónica", Bs. As., Espacio Fundación Telefónica.

 

GERARDO BURTON

gburton@rionegro.com.ar



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