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LOS FORMADORES DE HUMUS
En los suelos de nuestra región, la lombriz y el “bicho bolita” son los principales recicladores de materia orgánica.
El suelo de nuestro jardín
-en su conjunto- es un organismo vivo y como tal tenemos que tratarlo. Para que usted se haga una idea de lo que tiene a sus pies le puedo mencionar que en un puñado de humus o “tierra negra”, como la conocemos vulgarmente, viven más seres vivos que personas sobre la Tierra... es por eso que un jardinero orgánico lo va a tratar con mucho respeto y admiración.
Esos millones y millones de seres son en su gran mayoría microorganismos (bacterias y hongos) que viven en eterna competencia pero a su vez perfecta armonía entre ellos. Cada suelo tiene una fauna y flora particular y como se nos haría muy difícil determinar con exactitud qué es lo que tenemos a nuestros pies en nuestro jardín, lo más sensato es respetarlos y fomentar su vida... su “bienestar”, como ya dije anteriormente.
Pero esos seres que sólo se nos hacen visibles bajo una lupa potente o un microscopio no viven solos. Están acompañados de otros habitantes de mayor tamaño y que sí podemos ver a simple vista y aquí también la diversidad es enorme, especialmente en un jardín donde no se usan ni biocidas ni fertilizantes químicos.
Algunos nos resultan simpáticos, otros antipáticos y muchos “ni fu ni fa”, porque simplemente son tan veloces o tan escurridizos que raramente los vemos. Todos ellos son importantes.ACTORES PRINCIPALES“Un elefante se come a mordiscones”, dice el dicho. Por eso voy a comenzar por describirles a los dos habitantes del suelo que son sumamente importantes en la formación de la “tierra negra” del suelo. Me refiero a los odiados “bichos bolita” y a la nunca bien ponderada lombriz del suelo. Más adelante veremos la función de otros participantes... pero recordemos que un elefante es grande... muy grande. LA LOMBRIZ DE TIERRA Seguramente usted la conoce de vista, porque afortunadamente es una asidua habitante de nuestros jardines, pero tal vez no sepa exactamente qué función cumple. Mire, me ha tocado conversar con ingenieros agrónomos que recomendaban eliminarla sin asco de las macetas, porque decían que se comen las raíces de las plantas... craso error porque no tienen dientes sino aparato bucal chupador, por lo que sólo pueden absorber lo que está en descomposición, evitando así la propagación de enfermedades.
El griego Aristóteles (¿le suena?) ya las había observado y ponderado en todo su valor, por lo que las llamó “los intestinos de la tierra”, seguramente porque en sus ratos de ocio y mientras cavilaba y filosofaba sobre la vida y sus misterios, se dio cuenta que en aquellos suelos donde ellas abundaban las cosechas eran más abundantes que en los que estaba pobremente representada.
Tal vez también le suene el nombre de Darwin... pues bien, él las llamó “los arados del suelo”.
¡Qué raro!, porque de intestino a arado hay un mar de distancias, pero ambos tenían y tienen razón, porque sus conceptos no han perdido vigencia.“INTESTINOS DE LA TIERRA”Lo de “intestino” es válido porque ella, al cavar sus túneles, traslada la materia orgánica desde la superficie hasta el alcance de las raíces y desde las capas inferiores del suelo lleva los minerales a la superficie. Ella se alimenta de ambos elementos y los devuelve con sus excrementos que tapizan las galerías. A simple vista se puede saber de su existencia, observando al amanecer los montículos de tierra que deja en nuestro jardín (foto abajo).
La lombriz no es un “gusano”, como generalmente se la llama, sino un anélido. Para hacerlo simple, es un largo tubo digestivo rodeado de anillos que se estiran y contraen para permitirle avanzar y en un extremo tiene la boca y en el otro el ano y el aparato reproductor (arriba, izquierda).
Ella absorbe materia orgánica y minerales del suelo, los digiere y los devuelve en forma de guano pero con una particularidad: estarán enriquecidos de nutrientes que las plantas pueden absorber en forma directa. Pero además ese guano contendrá un sinnúmero de microorganismos que de esa forma son trasladados tanto en forma vertical como horizontal en el suelo, enriqueciéndolo con vida ... algo que ningún fertilizante químico puede hacer.
Es hermafrodita, o sea que posee ambos sexos, pero para reproducirse necesita abrazarse con otra lombriz (arriba, derecha). Una vez fecundada, en su “cuello” se forma un anillo o cocón (arriba), en donde se desarrollan los huevos y que una vez  maduro se desprende del cuerpo del progenitor y queda en las galerías, donde nacerán nuevas lombrices.
El sol las mata en pocos minutos, porque su piel, siempre húmeda, se reseca y los rayos ultravioletas le son fatales. Asimismo el riego por inundación, si el agua no drena rápidamente, las ahoga en sus galerías ... ese es el motivo por lo que cuesta tanto encontrarlas en las chacras con ese tipo de riego y de yapa con mal drenaje.FUNCIÓN DE “ARADO”Esa función es la de airear el suelo. Mediante sus largos túneles ella permite que el oxígeno llegue hasta cierta profundidad del suelo, donde las raíces y la vida de los microorganismos aeróbicos lo necesitan. En buen castizo, quiere decir que es capaz de ventilar suelos apelmazados, haciéndolos más confortables para las raíces y permitiendo un mejor drenaje del agua.
Además hay otro detalle que no es menor. Como sus galerías están tapizadas de un rico humus y además ya tienen parte del trabajo de perforación hecho, las raíces las prefieren para seguir avanzando en el suelo, aumentando así no sólo el anclaje sino la dieta de alimentación e incluso la posibilidad de llegar al agua subterránea, si ésta es de buena calidad.
Para finalizar debo hacer una aclaración. No confundir a la lombriz del suelo (Lumbricus terrestris) con la del compost y el guano (Eisenia foetida). La primera cava galerías y se traslada activamente a través del suelo, en tanto que la segunda se desarrolla exclusivamente dentro de la materia orgánica y la descompone y no cava galerías. “BICHOS BOLITA”Los “bichos bolita” no son insectos (que tienen tres pares de patas) ni arácnidos (cuatro pares de patas) sino crustáceos con siete pares de patas e igual cantidad de placas que le cubren todo el cuerpo, desde la cabeza hasta la cola. Estas placas le sirven de protección pero son a su vez tan dúctiles que le permiten enrollarse sobre sí mismo cuando se ve en peligro, lo que le ha dado su nombre popular.
Su origen fue el mar, pero éstos han emigrado a tierra firme y se han adaptado perfectamente a la vida terrestre. Como los anillos de su caparazón no los protegen suficientemente de la deshidratación, se ven obligados a protegerse en lugares oscuros y húmedos y salen de noche en busca de alimentos, especialmente en las épocas cálidas.
Viven generalmente en la superficie del suelo y pocas veces se entierran en él. Además son muy gregarios, por lo que se suelen reunir en grupos numerosos.
Pertenecen a la fauna típica del suelo y son sumamente importantes en la desintegración de la materia orgánica, por lo que cumplen un papel ecológico fundamental como formadores de humus.
Se alimentan muy especialmente de material vegetal en descomposición o debilitado, especialmente hojas y ramas caídas, pero también de algas, hongos del suelo, insectos muertos, deyecciones y huevos de arañas e incluso comen sus propios excrementos, porque en una sola pasada por su aparato digestivo no puede digerirse totalmente la lignina y celulosa de la madera, que es el material vegetal más lento en descomponerse. Como también ingiere pequeños granos de arena y minerales, su humus es tan importante como el de la lombriz para producir el complejo humus-arcilla.
En comparación con las lombrices, en las regiones húmedas pierde importancia con respecto a ellas, pero en las desérticas o semidesérticas como la nuestra, donde el hábitat los favorece, por lo general se constituyen en el principal formador de humus. Ciertas especies en los desiertos del norte de Africa
-incluso- son las únicas que pueden cumplir esta importantísima función.“BASUREROS DEL JARDIN”Este es todo un tema porque hay gente que los odia porque se comen las plantas tiernas. Veamos cómo es esto.
En principio, sólo lo hacen cuando les falta materia orgánica para alimentarse. En un jardín donde se tiene la buena costumbre de dejar el suelo siempre cubierto con restos de la huerta, hojas, malezas cortadas, el corte de césped e incluso materiales duros de digerir por contener mucha celulosa y lignina, como el aserrín o la paja seca, los daños que puede hacer en la huerta o los almácigos de flores, es mínimo.
Los mayores inconvenientes se observan cuando se hacen trasplantes de plantines, sea de hortalizas o flores, como es el caso típico del tomate. Cuando recién se lo trasplanta al atardecer, para que agarre “la fresca” de la noche, al amanecer siguiente -y para nuestro fastidio- se suele ver gran parte de los plantines seccionados a la altura del suelo y los “bolita” relamiéndose. Por supuesto, las maldiciones que recibe no se pueden reproducir.
Es que su función en la naturaleza es eliminar todo aquello que ellos perciben como débil y potencial fuente de enfermedades. No cabe duda que un tomate recién trasplantado y por más cuidado que se haya puesto en la tarea, necesita un par de días en recuperarse y tomar fuerza ... y ésa es la señal que ellos perciben y actúan como la naturaleza les manda.
De todos modos, si a usted le molestan en su jardín porque hay demasiados, no trate de usar insecticidas o acaricidas porque no les harán nada (repito, son crustáceos). Tome bollos de papel húmedo y colóquelos en sitios oscuros y protegidos para que ellos se refugien allí durante el día ... luego simplemente lleve esos bollos -y sin matarlos- a lugares donde no harán daño.
Recuerde que para todos sale el sol.

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