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Relatos de Pampa Linda | ||
José E. Vereertbrugghen llegó con su esposa y un hijo a San Carlos de Bariloche en 1907. José fue el primer médico de la región y su hijo hacendado y empresario hotelero. Benedictus construyó hace 80 años su primer hotel y hoy sus hijos continúan en la actividad |
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Don Andy, hijo de Ben Vereertbrugghen y de Clara Ema Runge, vive a pasos de la base del cerro Tronador. Allí, en su hostería Pampa Linda, cuenta la historia de su familia, pionera de la cordillera rionegrina. En la nota anterior recorrimos la biografía del primer médico que tuvo la región de Los Lagos, José Emmanuel Vereertbrugghen, su abuelo, quien vivió allí hasta 1922. El hilo de la historia lo retoma su hijo Benedictus, quien echó raíces en la Patagonia y decidió no volver a su país de origen, Bélgica. "Mi padre tenía el espíritu pionero y eso no se saca así nomás"-explica Andy- él eligió la Argentina y este lugar de la cordillera en particular, éste era su lugar en el mundo". Un paraíso que Ben conquistó con esfuerzo y afecto, el mismo que hoy habitan sus hijos, nietos y bisnietos. "Mi papá descubrió este lugar. Entró por primera vez a Pampa Linda en 1913, todavía no había caminos, él hizo huella", cuenta Don Andy en el living de su hostería. Por detrás de su sillón se despliega el cerro Tronador, el más alto de la zona. Atardece y la nieve del cerro cambia su color blanco por tonalidades rosas y anaranjadas. Sobre una mesa hay un libro de visitas. Allí hay elogios hacia los anfitriones del lugar en unos veinte idiomas distintos. La hostería está situada en un lugar único y lo llamativo es que Pampa Linda recibe visitantes desde la década del ´20, cuando Benedictus Vereertbrugghen traía a caballo a los pocos turistas que llegaban al lugar. "Venían desde el Hotel Tronador hasta el Ventisquero Negro", cuenta Andy. Pampa Linda está a 80 kilómetros de Bariloche, unos 30 de asfalto y el resto por ripio, abrazando la montaña, por un camino angosto y que obliga a transitar por turnos. En ese recorrido por el bosque aparece de tanto en tanto el Mascardi, algunas construcciones, el río Manso. Cuando las ondulaciones se aquietan, irrumpe la pampa y a sus pies, el Tronador. Como dos guaridas, en esa zona están los hoteles de los hermanos Vereertbrugghen, El Tronador y Pampa Linda. Cuando el abuelo de Andy regresó a Bélgica, dejó su consultorio, su piano y a su esposa e hijo en Bariloche. En realidad ellos no quisieron volver a su país."Papá se sentía argentino, sólo volvió en una oportunidad a Bélgica a ver a su padre, fue a pedirle permiso para casarse. "Mis padres se casan en el año 1927 en Bariloche". Benedictus conoció a Clara Ema Runge tiempo antes. El padre de Clara era un alemán que llegó a Bariloche desde Chile:"Mi abuelo materno se casó en Chile y vino a buscar trabajo a la Argentina. Estuvo dos años acá. Du rante ese tiempo, mi abuela lo dio por muerto porque perdió contacto con él. Anduvo por Buenos Aires y cuando volvía para la cordillera estuvo en General Roca. Contaba que estuvo en el momento de la gran inundación (1899), y que pasó unos cuantos días arriba de un carro durante la creciente, así pudo salvarse... Luego volvió a buscar a su mujer a Chile, tuvieron 8 hijos, 3 no tuvieron familia, una hermana vivió siempre en Resistencia y algunos todavía viven en Bariloche y otros en Chile". Runge era carpintero, hacía muebles y vivió el resto de su vida en Bariloche. "Los Runge se establecieron primero por la zona del Llao Llao, allí estuvieron mis abuelos con los dos primeros hijos nacidos en Chile y dos que nacieron aquí. Después pidieron un lote cuando el Territorio parceló toda la Colonia Nahuel Huapi, que hizo lotes pastoriles de 628 hectáreas y chacras de 45 hectáreas. A mi abuelo Runge le dieron una chacra que trabajó toda su vida". Allí vivió Clara hasta conocer a su esposo. Ben había crecido en el campo de sus padres, sobre el lago Gutiérrez, en el Lote Pastoril número 96, situado a 18 kilómetros de Bariloche. Creció en una región virgen y encarnó al pionero. Mientras su padre galopaba por toda la región visitando a sus pacientes, él se hacía hacendado. Tuvo un tambo, un aserradero y construyó uno de los primeros hoteles del lugar. Una geografía tan peculiar como privilegiada: Ben llegó primero hasta el borde oeste del lago Mas cardi, allí fue con ganado e hizo cultivos. En ese sitio, él y su esposa levantaron el primer hotelito. Antes de alojar a los turistas, que se atrevían a llegar a ese lugar en bote, sólo les servían un almuerzo o un té. Pero como la iniciativa fue exitosa, el matrimonio y la hermana de Clara, Hilde Runge, habilitaron las primeras habitaciones. Esto fue en 1931, lo bautizaron Hotel "Tronador".Dos años más tarde, ese hotel se incendió. Ben había ido a buscar turistas en su lancha y cuando regresó se encontró con las cenizas. Su esposa y su cuñada no habían podido hacer nada, el hotel de madera se consumió en pocos minutos. Ben se desanimó pero las mujeres decidieron reconstruir el hotel. Tenían un aserradero y le pidieron a Primo Capraro que les hiciera los planos. Durante todo el invierno trabajaron los tres sin descanso. En primavera cargaron las maderas, cepilladas y numeradas en una balsa, atravesaron el Mascardi y la temporada siguiente inauguraron el nuevo hotel Tronador. "Mi abuelo paterno, era políglota, hablaba flamenco, francés, alemán, inglés, español. Mi papá hablaba en español y flamenco, pero leía en inglés, y mi madre hablaba alemán, eso les ayudó con los turistas, mayormente extranjeros. Los primeros turistas que llegaron al hotel eran de elite, buscaban lugares exóticos en Patagonia o venían a pescar porque mi padre sembró de alevinos este lago para atender esta demanda." Cuando el primer hotel se incendió ya había nacido José. Poco tiempo después de inaugurar el nuevo Tronador, nació Andy. Los recuerdos de su infancia son idílicos. A pesar del alislamiento, de las dificultades en las comunicaciones, de los fríos eternos. "La mía fue la mejor infancia. Vivía en la naturaleza ¡y en esta naturaleza! Tengo muy buenos recuerdos de mi infancia... acá el clima no es fácil, es duro, pero fijate que seguimos acá..." Andy y José hicieron la escuela en Bariloche, primaria y secundaria. Vivían parte del año en la ciudad y los veranos en Pampa Linda. Ben, al igual que su padre, tuvo varias actividades y pasiones. Tenía el hotel, aserradero, muchas vacas y vendía leche, queso y crema."Eso se llevaba a un mercado grande que estaba donde ahora está la feria de los artesanos en Bariloche", recuerda Andy. "Mis padres tuvieron una vida semejante a la que hicimos nosotros, aunque un poco más sacrificada. La distancia antes era más difícil de sortear, no había teléfonos, ni autos para estos terrenos. Y, al mismo tiempo, mis hijos y sobrinos también vivieron como nosotros, en la ciudad y acá y siguen eligiendo quedarse. Mis hijos trabajan en turismo. Linda, mi hija, está conmigo, estudió Hotelería y Turismo, siempre le gustó esta actividad; un hijo tiene un albergue en Pampa Linda y un camping en el Gutiérrez (Los Vaqueanos)". "Esto era una estancia, ahora tenemos menos tierras que cuando estuvo mi padre, cedimos un lugar a la Gendarmería, están las instalaciones del Club Andino Bariloche, la casa de los Guardaparques y los corrales para los caballos que destinamos a uso turístico. Aun en menor terreno, trabajábamos como en cualquier estancia y esto es lo que a mí siempre me gustó, también a mi señora- Elisa Blásquiz- hija de vascos; su padre era de Pamplona, ella se crió en una estancia cerca de Pilcaniyeu. Así que también conocía bien todo este mundo, le gustaba. Trabajamos siempre juntos en turismo. Además hay que decirlo, tuvimos suerte, nunca nos pasó nada grave, por eso digo que ya, a esta altura, uno se muere acá y listo". Cuando los hijos de Ben empezaron a asumir responsabilidades en la empresa familiar, alquiló su hotel Tronador. "Esto ocurrió en 1947, hasta 1959, después lo empezó a trabajar mi hermano y su esposa, Beatriz Ardüser, quienes lo manejan con sus hijos hasta el presente". Ben murió en Bariloche en 1971, tenía 77 años, su esposa lo sobrevivió casi 30 años, murió en el 2000. " Ellos pasaron la vida aquí, fueron parte de este paisaje, tuvieron una vida sacrificada, pero nunca les escuché una queja, ni pensaron hacer algo diferente a lo que hicieron. Mi padre era extranjero, europeo, pero se enamoró de este lugar, se nacionalizó, era un argentino 100%, un argentino más, rezongaba cuando no le gustaba un gobierno y todo, pero era uno más. A mi papá le gustaba la política, incluso fue intendente de Bariloche una vez, en realidad integraron una junta con otros después de la caída de Perón". "Cuando murió mi padre yo me quedé con un campo que tenía en la punta del Gutiérrez donde hoy uno de mis hijos tiene un camping y mi otro hijo el veterinario hizo allí una lechería, un tambo muy bueno, pero la leche no se pagaba bien y ahora decidió hacer helados, un helado artesanal, Premium, La Clara." José se quedó con el Hotel Tronador y Andy construyó una hostería en Pampa Linda. La primera hostería la construyó su padre, tiempo antes que se habilitara el camino a la base del Tronador (1940)."Mi padre había hecho un pequeño hotel que en 1942 le cedió a Gendarmería". Con Andy llegaron los cambios. Construyó con Leonard Ardüser, una Turbina hidráulica para llevar luz a Pampa Linda y se modernizó en todo lo que pudo. "En diciembre de 1993 inauguré esta Hostería, con capacidad para 70 pasajeros. Pese a todas las dificultades porque los años de Menem fueron críticos para nosotros. Pero aprendimos: No hay que endeudarse y hay que remar mientras dura el temporal. El resto creo que lo hicimos bien, cumplimos 80 años en la actividad turística y nuestros hijos hacen el relevo generacional."
SUSANA YAPPERT sy@fruticulturasur.com |
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