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IGLESIAS EN CHILOÉ, UN TESORO
 CHILE avanza EN la restauraciÓN DE ESTAS JOYAS RELIGIOSAS, QUE HOY SON PATRIMONIOS DE
LA HUMANIDAD.

Sobre una colina o en medio del pueblo, las centenarias iglesias de Chiloé comienzan a tener una nueva cara en medio del verde paisaje de esta isla del sur chileno, gracias a un proceso de restauración que se inició después que fueran declaradas patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Frágiles y construidas íntegramente en madera, fueron 16 las que recibieron ese reconocimiento en el año 2000 de un total de 60 que actualmente están en buenas o regulares condiciones de conservación, más o menos a salvo del frío y lluvioso clima del archipiélago de Chiloé, en el extremo sur de Chile
Alguna vez existieron en este remoto lugar unas 150 pequeñas iglesias, pero más de la mitad sucumbió debido a las malas condiciones climáticas.
En 2004 se inició un proceso de restauración en nueve de las 16 iglesias declaradas patrimonio de la Humanidad, un proceso lento y trabajoso pero que avanza satisfactoriamente. “El trabajo de restauración está progresando muy bien, ahora esperamos entrar en una segunda etapa a contar del próximo año", comentó a la AFP Hernán Pressa Osorio, presidente de la Fundación de Amigos de las iglesias de Chiloé que lleva adelante el proceso. "Hemos finalizado la primera etapa de recuperar el área de la torre y fachada de las nueve iglesias más deterioradas de las 16 patrimoniales", destacó, por lo que un próximo período se destinará a restaurar el interior de los templos.
La fundación quiere además convertirlas en polos de atracción turística para las lejanas localidades de la isla, que viven de la pequeña agricultura y de la pesca, aunque detractores de este proceso afirman que los templos no pueden ser convertidos en museos.
La restauración se lleva a cabo gracias a un crédito de 2.000 millones de pesos (unos 4 millones de dólares) entregado por el Banco Interamericano de Desarrollo y gestionado a través del gobierno.
Entre 2004 y setiembre de este año terminó la primera etapa de restauración en las iglesias de Colo, San Juan, Chonchi, Ichuac, Vilupulli, Castro, Tenaún, Aldachildo y Quinchao, en su mayoría pequeños pueblos rodeados de bosques y colinas.
Las iglesias comparten un patrón arquitectónico que consta de una fachada con número variable de arcos y una torre de base hexagonal coronada por una cruz.
Su interior, generalmente de maderas nativas como alerce, está dividido en tres naves. Por el exterior, están recubiertas de miles de tejuelas de madera ensambladas entre sí con una técnica alemana.
Herederas de la tradición chilota de la pesca, muchas de las iglesias tienen además otra característica: su bóveda parece un bote al revés. Incluso, fueron levantadas frente a la costa, porque así servían como faros para los navegantes. Las iglesias fueron levantadas durante las misiones que entre los siglos XVIII y principios del XX llevaban a cabo primero los sacerdotes jesuitas y luego los franciscanos en Chiloé. (AFP)

 



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