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La cuestión de la pobreza hoy, no sólo carencia de bienes y servicios | ||
La realidad de amplias franjas de la población en estado de vulnerabilidad tiene que ver también con la falta de acceso a herramientas que les permitan superar esta condición. La "precarización" del empleo afecta la calidad de toda la vida. |
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"Pobreza" es una categoría básicamente descriptiva: pobre es aquel que comparativamente con otras personas de la misma sociedad alcanza niveles mínimos de subsistencia. Esto nos lleva a considerarla como expresión de ciertas carencias de bienes y servicios mínimos que una sociedad considera como básicos para todos sus integrantes. Pero no es solamente carencia; implica al mismo tiempo dificultades para acceder a herramientas y recursos que permitan superar la situación de "pobreza". Cuando esta carencia emerge como producto de formas de inserción precarias en el mundo del trabajo en cuanto a registro, tiempo parcial y plazos determinados y los entramados institucionales que conforman la afiliación social, nos acercamos a situaciones de vulnerabilidad social cuyos contenidos indican dificultades e inhabilitaciones, de manera inmediata o en el futuro, a aquellos afectados en la satisfacción del bienestar en cuanto a subsistencia y calidad de vida en contextos sociohistóricos y culturalmente determinados ("Pobres, pobreza y exclusión social", Ceil, Bs. As., 1999). En la Argentina durante el primer semestre del 2008 el promedio general de las personas que se hallaban debajo de la línea de pobreza alcanzó el 17,8% y el de aquellas situadas debajo de la de indigencia, el 5,1%. Pero estas cifras promedios contienen disparidades importantes: en el Noreste los resultados indican un 32,8 y un 10,8% respectivamente; le sigue el Noroeste, con un 28 y un 6,9% y el más bajo correspondió a la Patagonia, con un 9,1 y un 3%. En el Gran Buenos Aires los porcentajes fueron semejantes al promedio general. En el conglomerado urbano Neuquén-Plottier, la EPH registró para el primer semestre del 2007 un 20,7% de personas por debajo de la línea de pobreza y un 8,8%, de la de indigencia. Después de pasar los habitantes del país por tasas insólitas de pobreza e indigencia, éstas fueron descendiendo en promedio a partir del 2002 aunque se mantuvieron disparidades cuantitativas según las zonas de medición del interior. En simultáneo fue acaeciendo un crecimiento económico muy significativo desde el 2003 al 2007 pero, si bien se incrementaron los trabajadores con registro, no fue al ritmo del crecimiento económico. Aún hoy entre los ocupados privados mantenemos un promedio del 45% de trabajadores sin registro y con niveles de ingreso muy inferiores al promedio de los ocupados registrados. Una gran parte de estos trabajadores sin registro está ubicada en una franja inmediatamente inferior y superior de la línea de pobreza, base material de la precarización social. Esto mismo podría afirmarse respecto de la gran mayoría de los cuentapropistas. Todo ello configura condiciones de facilitación de la vulnerabilidad social y entramados de pobreza. Hasta mediados del 2008 todo parecía indicar que se iba superando, aunque lentamente, lo sedimentado desde la década del ´90 por las políticas públicas que invocaban panfletariamente la "economía de mercado", aplicadas por Menem y Cavallo y que continuaron con De la Rúa-Machinea-Cavallo. En el cuarto trimestre estalló algo que estaba latente desde hacía dos años en el sistema financiero estadounidense, con ramificaciones y efectos mundiales cuyas consecuencias finales nadie se atreve a ponderar, no tanto por la volatilidad de las bolsas sino por los efectos en las economías reales que va a provocar este ajuste cíclico típicamente capitalista con hegemonía del capital financiero. Antes del rescate financiero, Estados Unidos ya poseía dos colosales déficits: el fiscal y el de la balanza comercial. La inyección de enormes cantidades de liquidez implica una continua emisión monetaria y hacerse cargo del aumento del déficit fiscal y nadie sabe cómo terminará, aunque ya hay algunos indicios: recesión, con ¿deflación o inflación? Por eso el título de la nota, "La cuestión de la pobreza hoy...", cómo repercutirá en la Argentina toda esta crisis internacional sobre lo ya sedimentado no resuelto y no revertido de la precarización existente, trabajo en negro, escasez descomunal de viviendas, crisis del sistema de salud pública y graves e insondables problemas en el sistema educativo. Todo indicaría que se iniciaría un doloroso ajuste adaptativo a las nuevas condiciones que se han instalado en el actual sistema capitalista mundial, en el que más que nunca emergerá el tema de la "pobreza", pero los argentinos, ¿deberíamos tratarlo tal como indica el Banco Mundial o deberíamos reflexionar sobre el sistema socioeconómico y político que facilita esta "pobreza" que quedó adherida en la densa urdimbre de nuestras relaciones sociales?
DEMETRIO TARANDA (*) Especial para "Río Negro" (*) Sociólogo e investigador de la UNC |
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