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¿Mayoría de edad o bobería? | ||
(Viene de la página 3) -Volvamos por un momento a "Cándido o el optimismo", que ya cruzó los dos siglos y medio. Ahí hay un personaje? -¿Pangloss? -Exactamente. Pangloss es tanto doña Rosa diciendo "Algo habrán hecho" como el monseñor Derisi o el monseñor Plaza diciendo "Dios lo ha querido así, hijo" mientras palmean a un torturado. O también aquel personaje de una canción de Serrat que hace gala de llevarse bien con todo el mundo. Nada cuestiona. Todo está bien. Cuando uno sigue a Pangloss, con todos los siglos que ya tiene, puede apelar a aquello de "Pinta tu aldea y pintarás el mundo". -¿Cómo es posible forjar allá lejos una figura tan de hoy? -Bueno, el pensamiento va y va... sí, Pangloss es... -¿...un conservador de lo más reaccionario? -Es un justificador del mundo imperfecto en el que vive. Lo justifica y justifica todo lo que sucede en ese mundo por el lado de "Dios lo ha querido así". Él ha elegido este mundo, tal cual es, para nosotros. Los diálogos entre Pangloss y Cándido son formidables en relación con esta justificación, porque Cándido se interroga sobre lo que le toca vivir, se pregunta... Pangloss no. -¿Hipócrita? -Lo que usted quiera. Lo que lo marca es que justifica el estado natural de las cosas. Cuando en el libro me meto con Pangloss por derivación de la obra de Voltaire, digo que una de las grandes conquistas del poder, conquistas desde siempre, se funda en el generalizado convencimiento de que el orden establecido es natural. Es sí o sí. "Todo esto era indispensable; de las desventuras particulares nace el bien general, de modo que cuando más abundan las desdichas particulares más se difunde el bien", le dice Pangloss a Cándido cuando muere la novia de éste, Cunenunga. -La mataron con ese nombre? -Realmente. Y Cándido es un espíritu crítico. "Si éste es el mejor de los mundos imaginables, cómo serán los otros". Reflexiona incluso sobre el mal que se está enseñoreando de la tierra. Pero Pangloss siempre se atrinchera en la justificación: "Todo está rigurosamente encadenado en el mejor de los mundos imaginables". Tanto a uno como a otro Voltaire los hace hablar desde su visión, que hoy nos son tangibles... el mundo está lleno de panglosianos. -¿Y la filosofía qué debe hacer ante ellos? -Ir contra ellos, denunciarlos, indignarse, desenmascararlos. -Vuelvo a Savater, que no sé si sigue siendo filósofo, pero vuelvo en aquello de que "se puede", con los que "no se puede es con los tigres de Bengala" que, a esta altura, creo que también se puede... -Pobres tigres... pero sí: si hay un espacio para la no resignación, ese espacio es la filosofía. Podrá ser muchas cosas, pero no resignación. -¿Por qué es saberes de otros saberes según usted? -Porque se forja en el yunque del pensamiento, de la duda, la certidumbre. Porque se forja en la interrogación permanente. -Nada desafía tanto al intelecto como negarse a la interrogación permanente, sostenía Russell. -Efectivamente. -Nos está quedando afuera mucho de su libro? nada menos que Heidegger, Descartes, Derrida, Nietzsche. En relación con Nietzsche, usted lo define en sus clases y en el libro como el "filósofo de la voluntad de poder", pero en general se nota que lo inscribe en la filosofía alemana como expresión de esa voluntad y? -Sé que es un tema apasionante... -¿Por qué conduce inexorablemente a Auschwitz? -Por mucho de lo que ha protagonizado Alemania en algo más de un siglo. Alemania necesita de esa filosofía que expresa poder, tajante en sus reflexiones. En ese marco Nietzsche es nada más que una de las expresiones más extremas de la necesidad de ayudar a Alemania a construir poder, poder que Alemania necesita porque ha llegado tarde a lo que yo llamo el "reparto imperialista del mundo". Cuando logró su unidad nacional el mundo ya estaba repartido fundamentalmente entre Francia e Inglaterra. España seguía su decadencia en materia de potencia colonizadora y Estados Unidos se dedicaba a expandirse sobre sus vecinos y a consolidar su frontera interior. Alemania necesita expandirse y va a la guerra... o, mejor, a las guerras, mucho antes que Hitler, aclaremos. El joven Nietzsche es el poeta de la guerra de 1870. Si usted me permite, le voy a leer textualmente lo que pienso sobre esto (Feinmann abre su tanque de ideas -"La filosofía y el barro de la historia"- y dice: "El poeta de esa guerra es el joven Nietzsche. Él estaba en disponibilidad para homerizarla. Luego, durante la Primera Gran Guerra, Alemania extravía su rumbo agresivo e imperial. Lo habrá de recobrar con el Tercer Reich. La historia del siglo XX es la historia de la tardía unidad de Alemania, que determina su furioso afán de expansión, de espacio vital. Una nación que necesita expandirse, que busca su espacio vital, ¿no requiere al filósofo de la voluntad de poder al que enseñaría que crecer no alcanza, que hay que crecer más y siempre porque conservarse es morir?"). -Nos quedó Heidegger, al que usted le dedica varios capítulos de su libro. Nada menos que él... parte las bibliotecas cuando se debate sobre si fue o no nazi. -Adhirió con todo su ser al nazismo. Su adhesión no fue un "traspié" como él intentó justificarse. -Vuelve el gato? -Pero éste es otro. Éste es Rimsky, por Rimsky Korsakov, un compositor ruso. "Cito a Kant: ´La Ilustración consiste en el hecho por cual el hombre sale de su minoridad de edad´. Con inevitable rigor, Kant debe decirnos ahora qué entiende por ´minoridad de edad´. Lo dice así: ´La minoridad de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio intelecto, sin dirección de otro´. "Y dice en seguida que uno mismo es culpable de su minoridad de edad. Culpable o, si queremos, responsable. Que puede no serlo cuando ella descansa en una falla del entendimiento. Pero si la falla está en una carencia de decisión o de ánimo para usar el entendimiento con independencia, la responsabilidad es de uno. Insiste en decir que entiende por independencia el hecho de no ser conducido por otro. "Es decir, el entendimiento ilustrado es libre cuando piensa a partir de sí mismo, libremente. Y escribe: ´¡Sapere aude!´. Qué fascinante, larga una consigna en latín. ¿Qué significa ´sapere aude´? "Dice Kant: ´¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! He aquí la divisa de la Ilustración´. Pienso en todos nosotros, hoy, en la sociedad mediática, como bobos que no nos valemos de nuestro entendimiento, que somos, por el contrario, conducidos por ´otros´, por todos los medios del poder informático y comunicacional. Sigamos escuchando a Kant: ´¡Es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un pastor que reemplaza mi conciencia moral, un médico que juzga acerca de mi dieta y así sucesivamente, no necesitaré del propio esfuerzo. Con sólo poder pagar no tengo necesidad de pensar: otro tomará mi puesto en tan fastidiosa tarea´. Se trata de un texto excepcional. La bobería reina cuando todo se organiza para que nadie piense. Veamos qué menciona Kant. Un libro que piense por mí. Un médico que cuide mi dieta: el que pueda pagarse. Kant insiste en que se trata de ´pensar por sí mismo´. Que lo único que la Ilustración exige es la libertad de ´hacer un uso público de la propia razón, en cualquier dominio´. Pero, ´oigo exclamar por doquier: ¡No razones! El oficial dice: ´No razones, adiéstrate! El financista: ¡no razones y paga! El pastor: ¡no razones, ten fe!´. "A todo esto responde Kant: ´He aquí mi respuesta: el uso público de la razón siempre debe ser libre y es el único que puede llevar a la ilustración de los hombres´. Observen cómo el obstinado residente de Konisberg relaciona la libertad con la razón. Si uno se maneja por su propio juicio, eludiendo la conducción de una razón ajena (que es, en lo esencial, un poder ajeno), habrá de ser libre. ¿No palpita aquí (en este texto de 1874) la toma de la Bastilla? Así el Iluminismo es la certeza del propio juicio, la confianza en el poder de la propia razón, el profundo sentimiento que la libertad le viene al hombre de su juicio libre, y que en ese juicio está su ´mayoría de edad´". (José Pablo Feinmann en "La filosofía y el barro de la historia"; Edt. Planeta, Buenos Aires, 2008, págs. 81 y 82) |
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