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Invencible
Ante Nalbandian, el tenis de Roger Federer llegó a la cúspide de sí mismo. Fue 6-3 y 6-4 en la final de Basilea. Si juega así, es imposible derrotarlo.

Roger Federer encarnó la perfección, y frente a esta inapelable realidad las cartas siempre están echadas. Ni siquiera un David Nalbandian motivado y preciso, aguerrido y con hambre de gloria, pudo ante el dios del tenis. Son esos partidos como la final de Basilea cuando se hace notorio que muchas veces los rankings son caprichosos.

Es que si el suizo juega como lo hizo ante el cordobés, con la inspiración del mejor poeta, ni siquiera dos Rafael Nadal pueden vencerlo. El 6-3 y 6-4 con el que logró su tercer título al hilo es apenas un frío dato estadístico que intenta corroborar un hecho majestuoso.

El público de Basilea, su cuna tenística, presenció a un Federer en la cúspide de sí mismo: talento, disciplina, velocidad, potencia, variedad de golpes y un saque muy certero fueron algunas de las virtudes que expuso en 69 minutos, ante un Nalbandian al que le ganó por primera vez una final, y al que tenía atragantado después de las caídas en los Masters Series de Madrid y París del año pasado. Ahora, las cosas entre ellos están 10-8 a favor del suizo, que obtuvo su 57° título en torneos de ATP (cuarto en la temporada: Estoril (Portugal), Halle (Alemania) y US Open).

Nalbandian seguramente pudo conciliar el sueño tras la derrota. Es que en Suiza se vio mucho de lo mejor que puede dar en una cancha rápida, llegó a otra final, sumó buenos puntos y dejó bien en claro que, por ahora, es la mejor raqueta argentina. Un dato que no es menor conociendo al cordobés y también pensando que en unos días se podría volver a enfrentar a Juan Martín del Potro en París, si es que ambos sortean la segunda ronda del MS.

"Estoy muy contento, todo salió como lo habíamos previsto. Fue un partido de altísimo nivel", explicó el europeo de 27 años frente a su gente. Es cierto, porque a pesar del score, el "Rey" criollo jugó un muy buen match, pero no le alcanzó para superar a esa especie de reloj que fue Federer, dispuesto a demostrar que mantiene intacta todas las cualidades que lo mantuvieron como el mejor del planeta (en el ranking) durante cuatro años.

El partido fe de gran nivel, equilibrado más allá del marcador, pero Federer aprovechó muy bien los break points (8) que tuvo, mientras que David (ganador de Basilea '02) no dispuso de ninguno, y también tuvo más tiros ganadores (22 a 11). El primer set fue una exhibición de los dos jugadores que desplegaron todo el repertorio de jugadas del alto nivel.

El 'Expreso' logró quebrar en el sexto game y luego le bastó con conservar el suyo para llevarse el set en tan solo 36 minutos. La diferencia estuvo sin dudas en el precisionismo a ultranza de Federer, que ganó sus saque con facilidad, mientras que Nalbandian debía lanzar varios tiros fantásticos para defender su servicio.

En el segundo parcial, el gran Roger volvió a romper rápidamente el servicio del cordobés en el tercer juego. Hasta allí llegó la resistencia de Nalbandian, quien intentó con variedad de golpes de revés y de derecha de torcer la historia, pero chocó contra una máquina invulnerable, que jugó con paciencia y una naturalidad pasmosa.

El número 2 del mundo deleitó a sus seguidores con una de las mejores demostraciones del año, una tarea de su hijo pródigo que sólo es comparable con la que brindó en la final del US Open ante el escocés Andy Murray.

La definición llegó con la eficacia de su servicio, mientras Nalbandian se mostraba impotente y debía rendirse ante el rey de todos, que dejó bien en claro que el objetivo de volver a ser el número uno no es descabellado. Si juega así, de más está decir que es invencible.



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