En el año 1780, ante la amenazante presencia de los ingleses en las costas patagónicas, el rey de España Carlos III mandó a fortificar cuatro puertos. Finalmente sólo se concretó la iniciativa en Carmen de Patagones y Floridablanca, en la bahía San Julián, Santa Cruz.

Además, en Floridablanca la corona española se propuso llevar a la práctica un proyecto de sociedad ideal estableciendo un nuevo modelo en el que se fomentaría la igualdad entre los hombres, la agricultura como fuente de riqueza y la familia como pilar de la sociedad.

La expedición zarpó de Montevideo el 13 de enero de 1780 al mando de Antonio de Viedma en los navíos "San Sebastián", "San Francisco de Paula" y "Nuestra Señora del Carmen". Se embarcaron alrededor de 150 personas, entre ellas ocho matrimonios que serían las bases de la nueva sociedad. Del resto, el 24% estaba compuesto por labradores. Además, presidiarios y desterrados procedentes del Río de la Plata, los que redimirían sus penas trabajando la tierra; un 14%, hombres de la tropa del Regimiento de Infantería del Virreinato del Río de la Plata; un 11%, tripulantes de los navíos; un 7%, personal de maestranza (carpinteros, albañiles y herreros) y el 7% restante, funcionarios. Llevaban víveres para un año, agua para cuatro meses, útiles de labranza y diez mulas, entre otras cosas.

La navegación se realizó sin inconvenientes. El 23 de marzo fondearon el Puerto San Julián, que era el más conocido de nuestras costas australes. La presencia periódica de navíos de distintas nacionalidades no respondía más que a recaladas de diversa duración tras las cuales el lugar quedaba en la más completa soledad.

En este sitio fue donde Magallanes, en su histórico viaje de 1520, pasó el invierno, reprimió una rebelión con severos castigos e hizo celebrar la primera misa rezada en nuestro territorio.

Siguieron viaje hacia el sur y dado lo avanzado de la estación se refugiaron en la ribera sur del Deseado, desde donde Antonio de Viedma decidió enviar a Buenos Aires el navío "San Sebastián" para informar al virrey y recibir instrucciones.

En noviembre se le dio la orden de instalarse en el Puerto San Julián y el 1 de diciembre lo hicieron en el Cañadón de los Españoles, dos leguas al oeste del sitio donde está ubicado el actual puerto.

El 1 de abril de 1781 se labró el acta de posesión. El emprendimiento fue bautizado como "Nueva Colonia Floridablanca", en homenaje al ministro de Carlos III don José Moñino conde de Floridablanca, a quien se debió la orden de establecerse.

La población de 150 personas se ubicó en un caserío en torno de una plaza rodeada de edificios bajos y viviendas para los colonos, todas iguales, con paredes de adobe y techo de tejas; una capilla llamada "Nuestra Señora del Valle", un pequeño hospital, una panadería, una herrería y un taller. Contaban además con un lugar de esparcimiento: la fonda del vasco Aizpurúa, la primera de la Patagonia.

En el primer año el poblado sufrió grandes dificultades por la falta de abrigo e infraestructura. Como consecuencia de una alimentación deficiente, el escorbuto y otras enfermedades provocaron la muerte del 20% de los habitantes.

Permanecían acampados en las afueras unos 600 tehuelches que no constituían ninguna preocupación por tener una muy buena relación con los españoles, a quienes proveían de carne de guanaco y de puma.

En 1782, concluidas las construcciones, comenzaron a prosperar las huertas y los cultivos, que permitieron regular el abastecimiento de alimentos frescos y mejorar las condiciones de vida y contribuyeron a que disminuyera notablemente la mortalidad.

A pesar de que el virreinato del Río de la Plata no le prestó ninguna atención ni ayuda, el poblado fue superando sus dificultades. Floridablanca fue escenario de la primera boda registrada en la Patagonia austral.

Lamentablemente la suerte de la colonia estaba echada por falta de interés de las autoridades del virreinato y las dificultades en las comunicaciones hicieron que los logros llegaran demasiado tarde a oídos del rey, quien había dispuesto su abandono. Sólo permaneció algo más de tres años. En 1784, por real cédula se ordenó su destrucción para que las instalaciones no fueran aprovechadas por otras naciones.

Hoy de la colonia Floridablanca sólo quedan las ruinas, ubicadas a 10 kilómetros de Puerto San Julián, localidad que cuenta con aproximadamente 9.000 habitantes.

El 17 de setiembre último, con motivo de celebrarse el 107º aniversario de la fundación de Puerto San Julián, con fines educativos y turísticos el gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta, y el intendente Nelson Glaedell firmaron un convenio destinado a la construcción de un centro de interpretación basado en la antigua colonia española Floridablanca.

Con la participación de la rectora de la Universidad Nacional de la Patagonia, Eugenia Marques, y de otras instituciones, además del apoyo del gobierno provincial, acordaron construir una réplica parcial de la colonia en las proximidades de San Julián, que se basará en la información que brinda el proyecto de investigación "Arqueología e historia en la Colonia Floridablanca" (Pat. Siglo XVIII).

Según las integrantes del equipo de arqueólogos que trabajan en este proyecto -licenciadas Villeli, Marschoff, Palombo y Buscaglia, entre otros-, pese a su corto tiempo de funcionamiento Floridablanca fue escenario de un proyecto muy particular donde se pusieron en juego nuevas ideas de cómo debía enfrentarse la creación de una nueva sociedad. Esta relación indígena-español estaba muy lejos de la que practicaban los españoles en América. Se quería implementar la ayuda mutua trabajando de igual a igual y sin subordinación, para formar una sociedad basada en el respeto de los derechos y la consideración de quienes fueron los primitivos habitantes estas tierras.

Las ruinas de Floridablanca han sido declaradas Lugar Histórico Nacional y en la actualidad un equipo de arqueólogos de la UBA trabaja para la conservación y exhibición de las piezas que provienen de las excavaciones.

ABEL SANDRO MANCA