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Boca se amigó en la cancha | ||
El "Xeneize" dejó la interna de lado y le ganó bien a River. | ||
Boca venía de una mala semana y de un peor viernes. La bronca entre Juan Román Riquelme y Julio Cáceres se extendió al resto del plantel. (Casi) todos parecían estar en contra del "10" y sus actitudes. Dos días antes del Superclásico se reunieron todos y lejos de ponerse de acuerdo, las diferencias se acentuaron. Mientras tanto River miraba todo desde bien lejos y disfrutaba del cabaret azul y amarillo. Pero ayer, en la cancha y con la pelota de por medio, Boca fue todo un equipo y River, un fantasma. El "Xeneize" creció cuando quedó con uno menos, sacó ventaja de 1 a 0, lo defendió sin sobresaltos y se quedó con la victoria en el Superclásico en el Monumental, ante un River sin ninguna idea coherente. Cuando más parecía complicarse con la expulsión de Hugo Ibarra, a los 6 del segundo tiempo, Boca se tranquilizó, giró alrededor de un Juan Román Riquelme de gran segundo tiempo, y con un cabezazo de Lucas Viatri pasó a ganar, y aprovechó todas las carencias de su rival. El primer tiempo transcurrió sin que ninguno de los dos alcanzara a hacerse dueño de las acciones, aunque Boca trató de ser más cuidadoso con la pelota y River fue más rápido en la salida, cuando tuvo oportunidad de pasar al ataque. En Boca se destacó la capacidad de Battaglia para cortar juego, mientras que Riquelme trató bien el balón en algunas entregas, pero no encontró profundidad, por lo que Viatri quedó muy aislado y fue absorbido por Tuzzio y Cabral. La primera noticia importante del segundo tiempo fue la expulsión de Ibarra. El "4" se fue de boca ante el primer asistente Ricardo Casas y dejó a su equipo con diez. River tenía todo para ganar, pero no encontró el camino y permitió que Boca se repusiera de su peor momento. Sobre el cuarto de hora Riquelme ejecutó un tiro libre de frente al arco, puso la pelota en el área, Viatri peinó anticipando y su cabezazo bombeado cayó en el ángulo superior izquierdo, muy lejos del alcance de Ojeda. Riquelme fue el gran protagonista de ese último tramo. Se adueñó de la pelota y desesperó a todo River, que nunca se la pudo sacar. Boca se amigó en la cancha y se llevó un triunfazo del Monumental. El abrazo del final entre Román y sus compañeros fueron el mejor cierre para una tarde perfecta. River, en cambio, profundizó su crisis, sigue último y ya se habla de la partida de Simeone si no avanza en la Copa sudamericana. Peor imposible.
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