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La ocurrencia que le faltaba al gobierno: una \"canasta popular\"

Sería anunciada este mes por la presidenta Cristina Fernández. La suba real de precios desencadenó nuevas demandas salariales.

Demostraciones de supermercados y sus proveedores, como también de frigoríficos, fueron las que "solicitó" el mes pasado Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior.

Pretendió entonces que elaboraran y publicitaran una "canasta popular", que Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de la Nación, anunciaría en este mes de octubre, y reclamó a una cadena mayorista el lanzamiento de una "canasta navideña" para fines de noviembre, a precios iguales o inferiores a los de las fiestas del año último.

Por entonces, además, grandes cadenas coincidieron con el gobierno nacional, durante las jornadas de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), en que la inflación comenzó a disminuir.

Sin embargo, pese a la suba del 5,5% del Índice de Precios al Consumidor (IPC) comunicada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) para los primeros ocho meses del año, distintos sectores estimaron un alza del 20% al 25% y la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) sostuvo que este año rondaría el 24%.

De cualquier manera, la demanda disminuiría por el achicamiento del poder adquisitivo, como consecuencia de la inflación y la suba de las tasas de interés de los créditos, aparte de lo que significó el conflicto del gobierno con el campo.

La suba real de precios de la "canasta básica alimentaria" (ver gráfico) desencadenó nuevas demandas de mejoras salariales, en ciertos casos con conflictos gremiales.

 

DESAVENENCIAS

En la Unión Industrial Argentina (UIA) surgieron desavenencias. José Ignacio De Mendiguren, su vicepresidente tercero -y ex ministro en la presidencia de Eduardo Duhalde- afirmó que la inflación del año superaba el 25% y era preciso normalizar urgentemente el INDEC. A su vez, Juan Carlos Lascurain, presidente de la entidad, rechazó semejante apreciación no obstante considerar que "no hay competitividad cambiaria, suben las tasas y los costos".

Antes hubo apoyos a las acciones de Moreno, como las de Felipe Carlos Solá en el 2007 cuando todavía era gobernador de la provincia de Buenos Aires, pese a que no estuvo de acuerdo con sus decisiones para la hacienda vacuna. La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) repudió, por su parte, "la actitud insensata, intimidatoria y confrontativa del secretario", cuando "aprietes y métodos poco ortodoxos" eran documentados por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA). La Federación Agraria Argentina (FAA) se sumó advirtiendo acerca de "una situación de amedrentamiento" a los productores.

"Cuando alguien rompe toda posibilidad de tener un enfoque racional de los problemas, retrocedemos un escalón más -declaró un par de meses atrás Martín Lousteau, ex ministro de Economía y Producción-. Moreno representa un estorbo enorme para cualquier gestión".

 

RECLAMAN TRANSPARENCIA

Nilda Garré, ministra de Defensa, se sumó a las voces oficiales que pidieron "correcciones" en el INDEC; Agustín Rossi, titular del bloque oficialista de la cámara baja, reclamó mayor transparencia; el vicepresidente Julio Cobos no ahorró críticas y mencionó que la continuidad de Moreno "es responsabilidad de la presidenta".

Algunos diputados plantearon que se cite a Moreno, a Ana María Edwin, directora del INDEC, y a Beatriz Paglieri, responsable del IPC, a fin de que expliquen cómo se calcula la inflación oficial, aunque Moreno y Paglieri no cumplen formalmente ninguna función en el organismo.

En el Poder Ejecutivo nacional asociaron con un "complot opositor" los argumentos de sindicalistas y empresarios. "El actual modo de medir la inflación en la Argentina corresponde a un nuevo modelo de desarrollo económico", aseveró la presidenta en los Estados Unidos el 25 de setiembre. Y hasta invitó "a cualquiera de los señores empresarios que tengan equipos de asesores para que les expliquen a los científicos del INDEC cómo se conforman los índices".

La instalación de un mercado popular para vender productos de la canasta básica -quizá no de las primeras marcas- a precios 20% ó 30% más baratos que en los híper y supermercados fue mencionada en abril del 2006. Los artículos llegarían a Buenos Aires en camiones térmicos de cooperativas vinculadas a la Federación Agraria Argentina (FAA) y serían comercializados por los propios productores.

La Dirección Nacional de Alimentos, dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación (SAGPyA) a fines de mayo del 2006 comunicó que la Canasta Económica de Nutrición Argentina (Cenar) facilitaría y mejoraría la oferta de productos, optimizando la relación precio-calidad para atender los requerimientos de un grupo familiar conformado por dos adultos y tres menores.

El Mercado Central de Buenos Aires pasó a la órbita de Moreno mediante el decreto 1.597/2006 del Poder Ejecutivo nacional, que pretendió monitorear los precios de frutas, verduras y hortalizas.

Por otra de las innumerables "iniciativas" del funcionario, el 18 de enero del año pasado los minoristas adoptaron precios indicativos en frutas y verduras, trasladando supuestamente la baja de los mayoristas a los consumidores finales, con el apoyo de la Cámara de Operadores Mayoristas Frutihortícolas (Comafru).

Más allá del proceso inflacionario y de las presiones, las principales cadenas estimaron para el 2009 un consumo en alza, pero a tasas inferiores a las de los últimos dos años, y ratificaron sus inversiones.

 

HÁBITOS DE CONSUMO, NUTRICIÓN Y SALUD

Desde mucho años antes de que irrumpiera Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior, para manipular a su antojo el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), allí se determinó la "canasta básica alimentaria" en función de los hábitos de consumo de la población.

Por un lado, tomaron en cuenta los requerimientos normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles, en principio para que un hombre adulto de entre 30 y 59 años, de actividad moderada, cubra esas necesidades, y también prepararon una tabla de equivalencias de las necesidades energéticas según distintas edades y sexos.

Por el otro, se seleccionaron los alimentos y las cantidades a partir de la encuesta de ingresos y gastos de los hogares, que toma en cuenta mensualmente los precios relevados por el Índice de Precios al Consumidor y que por tantos tejes y manejes dejó de tener la importancia que alguna vez logró.

Más allá de los estudios epidemiológicos que permitieron caracterizar el estado nutricional de la población, el Ministerio de Salud efectuó una "encuesta nacional de nutrición y salud" para disponer de información completa, incluso de las condiciones relativas a la salud materno infantil.

Para el núcleo hogar evaluó las condiciones socioeconómicas, la ingesta cualitativa, la participación en programas alimentarios y la afiliación a sistemas de salud.

Además, en cada grupo poblacional se consideraron áreas temáticas e indicadores relevantes; por ejemplo en el de niños de 6 meses a 5 años, los antropométricos, la concentración de hemoglobina y el acceso a las prestaciones médicas.

 

MIGUEL ÁNGEL FUKS
miguelangelfuks@yahoo.com.ar 



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