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El Rey de la Araucanía y Patagonia | ||
Ni mito ni fábula y menos cuento. Fue una vivencia que ya tiene su lugar en la historia de parte de Chile y la Norpatagonia. Personaje único en posesión de un casi delirio, concebido con persistencia de verdad que tuvo otros actores, acompañantes, creyentes en sus promesas y a lo mejor impactados por su personalidad física y el verbo galo mezclado con castellano y araucano. Orllie-Antoine de Tounens nació en mayo de 1825 en La Chaise, comuna Chourgnac, cantón de Heutefort, distrito Périgueux, departamento de la Dordoña. Sus padres, "hidalgos campesinos venidos a menos". Se recibió de procurador. Un autor expresa como posible que la geografía sudamericana entrara en su mente y propósitos a través de los escritos de Orbigny, Cox, Dumont D'Urville, La Pércuse y otros navegantes y exploradores. Decididamente se despidió de la familia y amigos franceses y tras largo viaje desembarcó en Coquimbo, norte chileno, el 28 de agosto de 1858, hace pocas semanas se cumplieron 150 años. Dos años vivió en Santiago y Valparaíso amasando el pensamiento que integraría parte de sus Memorias: "Reunir las repúblicas hispanoamericanas bajo el nombre de una confederación monárquica constitucional dividida en diecisiete estados". Conoció a inmigrantes franceses que le dieron hospitalidad, tuvo preparados los papeles para cumplir con su proyecto y entró en contacto con araucanos, entre ellos el cacique Quilapán, "jefe de las tribus moluches o 'arribanas' establecidas en la falda oriental de la cordillera de los Andes, quien profesaba a Chile un odio inextinguible a quien su padre el 'toqui' Mañil antes de morir lo había juramentado para luchar contra el gobierno chileno". El permiso del cacique y de un grupo de comerciantes le permitieron entrada a tierras aborígenes. "Iba escoltado por un mestizo que le hacía las veces de ayuda de cámara e intérprete y por dos compatriotas, llamados Lachaise y Desfontaines y para impresionar a los habitantes de Arauco "tenía la cabeza cubierta por una espesa melena, cuyos rizos se esparcían por la espalda. De su macilenta fisonomía se descolgaba una barba de profeta. El vestido consistía en la levita, ceñida a la francesa, pero cubierta en parte con un poncho mapuche; llevaba colgado al cinto un corvo sable de caballería". Enteró a Quilapán y a otros caciques de su propósito de erigirse en Rey de ellos y de otros, surgiendo el primer y ostentoso decreto, nacimiento de su reinado: "Nos, príncipe Orllie-Antoine de Tounens. Considerando que la Araucanía no depende de ningún otro estado; que se halla dividida por tribus y que un gobierno central es reclamado tanto en interés particular como en el orden general, decretamos lo que sigue: Art. 1°: Una monarquía constitucional y hereditaria se funda en Araucanía; el Príncipe Orllie-Antoine de Tounens es designado Rey. Art. 2: Para el caso de que el Rey no dejara descendientes, sus herederos serán tomados de las otras ramas de su familia, siguiendo el orden que será establecido ulteriormente por una ordenanza real. Art. 3°: En tanto se constituyen los cuerpos del Estado, las ordenanzas reales tendrán fuerza de ley. Art. 4°: Nuestro ministro, secretario de Estado, se encargará de la ejecución del presente decreto. Fechado en Araucanía, el 17 de noviembre de 1860. Firmado: Orllie-Antoine 1er. Por el Rey: el Ministro Secretario de Estado del Departamento de Justicia. Firmado F. Desfontaines". (sic). El Rey arauco-francés también brindó Constitución para su reino y la gama administrativa y de poderes para poder funcionar: "Gabinete de ministros, Consejo del Reino y del Estado -miembros designados por el rey- Poder Legislativo por voto universal y Corte Suprema de Justicia". El juramento se imponía para todos los funcionarios. Expresa un autor usando traducción: "El Rey hace nobles a voluntad, pero sin derecho a casta ni privilegios; sus títulos son simplemente honoríficos. Las sesiones del Consejo y del Cuerpo Legislativo han de ser publicadas en los diarios. No hay pequeñas causas para la Justicia". "La Araucanía se dividía en departamentos y comunas al estilo francés, estableciéndose su administración mediante prefectos y subprefectos" y metiéndose en lo eclesiástico apuntó al cobro por el clero de algunas ceremonias: "Los bautismos, matrimonios, dispensas, entierros y demás sacramentos y oficios serán gratis para todo el pueblo". Mostró por entonces dominio de la difusión y las RRPP de hoy, enviando copias al diario "El Mercurio" y también al "Ferrocarril" y "Revista Católica", sin duda los más leídos del otro lado de la cordillera y hasta el presidente Manuel Montt fue informado "por carta autógrafa" del reino constituido en su país, la que es difícil encasillar cuerdamente... ¿con qué calificación? Llegó algo más: de sus "Memorias" se desprende que hubo ampliación geográfica del reino pues "llegaron a los toldos de Quilapán las respuestas de los caciques patagónicos, a quienes había hecho la misma proposición de unirse bajo su bandera que a los 'toquis' araucanos. La respuesta era de unánime aceptación", motivo de otra disposición: "...Considerando que los indígenas de la Patagonia tienen los mismos derechos e intereses que los araucanos y que declaran solemnemente querer unirse a ellos, para no formar sino una sola Nación bajo el Gobierno Monárquico-Constitucional, Hemos ordenado y ordenamos lo que sigue: "Artículo 1°-La Patagonia queda reunida desde hoy a nuestro reino de la Araucanía, como parte integrante del mismo, en la forma y condiciones enunciadas en nuestra ordenanza Real de 17 de noviembre del corriente. Artículo 2°-Nuestro Ministro, Secretario de Estado en el Departamento de Justicia, queda encargado de la ejecución de la presente ordenanza. Hecho en Araucanía el 20 de noviembre de 1860. Firmado: Orllie-Antoine 1er." (sic). Los límites del reino se habían ampliado "desde el río Negro hasta el estrecho de Magallanes, desde el macizo andino hasta la costa Atlántica, incluso los tehuelches quedaron inmediatamente incorporados al reino de Orllie-Antoine Ier". Como el "rey" usaba permanentemente las comunicaciones, en Francia su accionar era algo risible y el gobierno chileno -Montt había sido sustituido por José Joaquén Pérez- no se daba por enterado del reinado. Decide nuevo viaje al Arauco, pero esta vez logra solamente la compañía de un peón, dos lenguaraces con pago posterior, caballo y mula. Llegan al río Renaico, logrando reunir a la gente de los caciques Levin, Leucon y Levic. La arenga es positiva, procurando la ratificación de su reinado, apareciendo la bandera de la monarquía, verde, azul y blanca y los ¡vivas al Rey!". Presente el documento fundacional: "Hoy 25 de Diciembre de 1861, día de la Navidad. Los electores de la tribu de Canglo se han reunido bajo la presidencia del cacique Levin... Después de haber deliberado, dichos electores nos han elegido y proclamado rey de la Araucanía y de la Patagonia, en los términos indicados. Hecho en Araucanía, el día, mes y año que más arriba se expresa. Firmado: Orllie-Antoine Ier." (sic). Tiene contacto con otros caciques, incluso Namuncurá. Pero su doméstico Rosales le jugó una mala pasada y las recorridas del "rey francés" y los propósitos de independencia del territorio señalado llegan a conocimiento del mayor Cortés, de Nacimiento, organizándose un grupo policial para apresarlo. Trasladado a una celda del fuerte, se le instruye "sumario indagatorio". Es llevado a Los Ángeles donde estaba el comandante general, coronel Cornelio Saavedra. Estuvo algo más de nueve meses detenido con intervención judicial y de los interrogatorios -con altivez y sin inmutarse- diría en parte "que pretendía civilizar a los indios estableciendo escuelas primarias, curatos y por la influencia de la industria agrícola y artística... y que era su deseo arreglar la paz con el gobierno de Chile por medio de tratados en cuanto fuese reconocido su gobierno". El Rey francés llegó a pensar hasta en su fusilamiento, pero la intervención del encargado de negocios de Francia en Chile, conde Cazott,e hizo presumir "que el procesado no se halla en el pleno goce de sus facultades", pero dictamen médico expresó lo contrario. Húmedo calabozo lo enfermó de disentería, perdiendo casi todo el cabello. Luego de pasar por la Casa de Orates, de Santiago, el cónsul de Francia lo rescató embarcándolo en nave de guerra francesa rumbo a Brest. Araucanía y Patagónica se habían quedado sin su rey. El destierro duró desde noviembre de 1862 a junio de 1869, publicando el periódico "La Corona de Acero" y en 1863 sus "Memorias" y hasta un "Manifiesto" al pueblo francés continuando con su idea sudamericana para la "Nueva Francia". "Orllie se dio con ahínco a la tarea de interesar en sus proyectos de restauración y colonización a las autoridades francesas", buscó "ayuda pecuniaria y protección oficial y con complicidad -o no- del gobierno francés logró embarcar en la nave de guerra D'Entrecasteaux" que en 1869 lo dejó cerca de San Antonio, al sur del río Negro, acompañado por Pietro Tappa. Parece que a pie y costeando dicho río llegaron a Choele Choel con propósito de continuar a Chile, a su "reino". Allí se encontró con el cacique Lemunao que sabía de sus andanzas y propósitos y continuando viaje, con su amparo, llegó a los toldos de Reuque-Curá y por el boquete de Llaima, en Lonquimay, pasó a lo de su amigo el cacique Quilapán. El coronel Saavedra se enteró de la presencia nuevamente del francés que insistía en su reinado y de la sublevación contra las autoridades chilenas, decidiendo tomarlo prisionero. Mientras, en la costa del Pacífico se encontraba el "D'Entrecasteaux", lo que le pareció muy extraño a Saavedra "¡quién sabe si no contaría con alguna protección que no sospechamos!", pero Orllie sabiéndose perseguido cruzó nuevamente la cordillera llegando hasta Salinas Grandes, donde estaba Calvucurá que lo encaminó a Bahía Blanca embarcándose en el "Patagones" rumbo a Buenos Aires. Los diarios "La Nación", "La Tribuna" y "La Prensa" supieron de sus aspiraciones y andanzas. Y luego Montevideo. Nuevamente en Francia prosiguió con su delirio logrando algunos apoyos y en 1874 llegó a Buenos Aires y de allí por mar a Carmen de Patagones, pero en la escala bahiense fue reconocido por el coronel Julián Murga que lo había visto y conversado con él en Choele Choel. En esa oportunidad se hizo pasar por Juan Prat, instruyéndosele un sumario. Con vigilancia prosiguió viaje a Patagones, donde fue disuadido de continuar a la cordillera, siendo arrestado el 17 de julio de 1874 regresando a Buenos Aires en el mismo transporte. Existen otras llamativas y hasta risueñas circunstancias de su nueva vida en París, imposibles de detallar, pero aquel Rey de la Araucanía y Patagonia que hasta acuñó propia moneda, extendió títulos de nobleza, condecoraciones, nombró herederos de su reino y otras singularidades -hubo un segundo Rey de Araucanía y Patagonia- con escudo y bandera propia y la orden "Estrella del Sur", terminó sus días con "un puesto de lamparero público" y soltero, falleciendo en un hospital público el 19 de setiembre en 1878, hacen 130 años, año en que apareció su libro "Araucanie", última expresión y recuerdo de su fantástico e irreal reinado que, pese a su variada interpretación, ya está en la historia patagónica.
Bibliografía y fuentes principales: Braun Menéndez, A. El Reino, 1945 y Pequeña Historia, 1946. Rev. Argentina Austral, ts. I y 2, 1978 y 1984. Álvarez, A. Crónica, 1978. Garzón, R. Patagonizar, 1991. Morales, E. La ciudad, 1944. Galatoire, A. J. Quién fue, 1972. Raspil, U. Yo Antoine de Tounens, 1982. Lepot, F. (E. Oliva). El Rey, 1961. Silva, V. D. El Rey, Zig-zag (Chile), s/f. Taffetani, O. Rev. Nueva, 1994. Hammerly Dupuy, D. Nahuel Huapi, 1954. Chindemi, N. Historia y política, 1985. Biblioteca Patagónica (VECH) y otros. HÉCTOR PÉREZ MORANDO |
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