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Seņor silencio | ||
El jefe de Gobierno porteño optó por alejarse del bullicio “anti K” de la oposición y apuesta a su gestión en Capital para fortalecer sus chances de llegar a la Rosada en el 2011. | ||
El miércoles, muy temprano, Maurici Macri atendió un llamado: - ¿Leíste lo que dice un psiquiatra español de vos? En "La Nación"-le dijo un amigo. - No, no... ¿qué dice? - Le pasa el rastrillo a varios políticos... Zapatero, Kirchner, Carrió... a De la Rúa y a vos también... - ¿Qué dice de mí? - Te leo: "Es un poco distante pero, desde lo psiquiátrico, me parece el más sano y el más aferrado a la realidad". ¿Qué te parece? - Bueno... - Bueno, no... Bueno incluso mirando el 2011, ¿no Mauricio? - De eso no se habla... Ya sabés lo que pienso. Un abrazo, gracias... nos vemos. Pero que a Mauricio Macri no le guste hacer un tema de sus posibilidades de llegar a presidente, no implica que no piense en eso. Y cuando en soledad o con sus más íntimos colaboradores aborda la cuestión, lo hace abulonado a un convencimiento: no apurar estrategias. "Y, si es posible, no pensar en el tema", cuentan en esa inmediatez. - Por ahora, gobernar esta madre cloaca -acotan en clara apelación a los términos en que Ernesto Sábato definió hace muchos años a Buenos Aires. Se sabe que amplio es el manojo de paradigmas que ya almacenó Macri para manejarse en dirección al 2011. Hacen a formas y estilos de plantarse en la carrera por la Rosada con perfiles muy propios, abonados en trayectoria. O, en otros términos, que llegado el momento, en esos perfiles se le reconozca coherencia en discurso y acción. El grueso de esos paradigmas vertebra a la percepción, en el cómo Macri ve la política. Percepción que está enlazada fuertemente con la idea de eficiencia en el manejo de la cosa pública que suele otorgar la política. Desde esta perspectiva, Macri apunta a profesar lo que en términos de algunos historiadores del desarrollo municipal de los Estados Unidos definieron como "El Evangelio de la eficiencia". Una visión de la gestión pública que se abona en una convicción acuñada por John Patterson, a principios del siglo XIX, cuando el vertiginoso desarrollo urbano de ese país reclamó sacudirse voluntarismo y sumar racionalidad. "Una ciudad es una gran empresa cuyos accionistas son los miembros del pueblo", sentenciaba Patterson, todo un bronce en el campo de control de la gestión pública. Macri sabe que su futuro político se juega en mucho vía su actual gestión. Pero no espera el final de esta corrida para saber cómo sigue su periplo político. ¿Qué hace, en tanto, en función del 2011? Sus colaboradores sostienen que el mayor aporte en esa dirección es el que menos suelen detectar periodistas, politólogos, sociólogos o el circo político. ¿Qué es? - Defender la política -responden. Se sabe, por caso, que Macri rechaza de plano el desencanto que desde algunos espacios con poder se alienta no ya sobre la dirigencia, sino sobre la política como posibilidad creativa. Ergo, no quiere el más mínimo contacto que con las planos de la vida nacional que, asumiéndose desde el monopolio de la verdad y referencia excluyente de la moral, acreditan los problemas nacionales a una única causa: la política. "En esa objeción hay política y política de la peor; la que quiere negarla", suele señalar. Ésta fue la razón por la cual, a lo largo del conflicto campo-gobierno, Macri mantuvo un perfil muy moderado de protagonismo a pesar de tener una cuota de poder de primer rango. - Tenía, por un lado, a un gobierno rústico en el pensamiento y en el proceder; por el otro a, un inmenso conjunto donde había de todo, desde demócratas a gente que desprecia a la democracia... Ante eso, correrse. Hablar poco. Decir lo justo, pero desde afuera del conflicto, sin dejar de tener opinión muy concreta sobre la naturaleza del conflicto -comentó el lunes en el café "Nucha" uno de los hombres que más influyeron en Macri. Fue clavado en ese esquema de pensamiento que Macri se molestó enormemente cuando semanas atrás desde algunos planos políticos se deslizó que había invitado a hablar al ruralista Alfredo De Angeli. "No fue así. El me pidió una entrevista y yo lo recibí. Puedo compartir inquietudes con él, pero desde lo político pensamos muy distinto. Quien sigue detenidamente sus reflexiones se da cuenta de que De Angeli termina siempre cuestionando a la política como actividad, o al borde de cuestionarla. El cuestiona a la política, yo no", tronó Macri hacia adentro y fuera de su gobierno. "Y lo hizo muy sacado, caliente... tanto como cuando lo quieren vincular a Julio Cobos", dijo la fuente. Y agregó: - Cobos -opina siempre Mauricio- es kirchnerismo puro. Por un hecho puntual como el voto en el Senado, por más trascendente que haya sido esa decisión, no podemos olvidar que sirvió y ha sido funcional y lo volverá a ser a un esquema de ejercicio del poder y de visión de la política, que nosotros no compartimos: el kirchnerismo. Esto lo debemos tener muy en claro... Nos machaca y machaca Macri... Mientras dosifica fijar posición ante los distintos cuadros que ofrece la política en lo que va del año, Macri regula incluso su aparición en los medios. En ese espacio tiene siempre más disposición para hablar temas inherentes a su gestión, que embarcarse en reflexiones políticas más abarcativas. - No queremos militar diariamente en ese frenético mundo de aparentes certezas y verdades terminantes con que se maneja el resto de la dirigencia en los medios. Es más, de ser posible haríamos lo de Arturo Frondizi: hablar de tanto en tanto generando un antes y después con lo que se dice, como operaba don Arturo. Pero claro, era otra Argentina -suele comentar uno de los colaboradores de Macri cuyo padre fue un hombre de la mayor confianza de aquel talentoso presidente. ¿Qué busca Macri con este curso de acción? Preservarse en muchas direcciones. Especialmente de un peligro que el italiano Máximo D'Alema ha definido acertadamente: la política, cuando está bajo el fuego del desencanto, suele replegarse hacia la opinión pública, mezclándose con humores colectivos muy dispares y situaciones particulares muy diferentes, con lo cual la política puede perder mucho de su sentido creativo. - ¿Para qué empatotarnos con el bullicio opositor al kirchnerismo? ¿Por qué no fijar nuestra posición desde lo individual, desde la propia naturaleza de nuestro sistema de pensamiento y esquema de ideas? ¿Por qué juntarnos con dirigentes que son portadores de fracasos y que si no se hubiese dado el conflicto del campo no sabrían desde dónde ejercer oposición? -sentencian en la carpa chica del macrismo. Un lugar donde se aceleran los dibujos y la toma de decisión destinados a reunir inteligencia con miras a llegar al 2011 con más propuestas que bochinche. Un think-tank que por ahora toma forma vía la incorporación de economistas jóvenes pero con proyección ya en el campo académico y de la investigación. Nicolás Gadano y Luciano Laspina son dos de las más flamantes llegadas a la periferia macrista. Y Macri, en tanto, espera que se profundice el desencanto de la clase media porteña con el kirchnerismo, desencanto que aspira a absorber para proyectarse sobre el resto del país. De la mano de su paso por Boca Juniors, y también de la mano de una buena gestión como timonero de la Capital Federal. En aquella jugada salió airoso. La restante se está jugando.
CARLOS TORRENGO carlostorrengo@hotmail.com
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