>
Un luthier dedicado a reconstruir belleza y sonidos

SAN JOSÉ (AFP) - Violas de gamba, violines, vihuelas, laúdes renacentistas, archilaúdes, tiorbas o chitarronas, arpas, claves... Nada se le resiste a Juan Carlos Soto, heredero del legendario maestro de los maestros luthiers, Antonio Stradivari, dedicado a reconstruir la belleza y el sonido de los instrumentos antiguos en el trópico. En el pequeño taller habilitado en la parte trasera de su casa en un barrio de la periferia de San José, Soto fabrica, con la minucia y la paciencia de los viejos artesanos apasionados por su oficio, instrumentos que luego enviará a músicos, coleccionistas o caprichosos del mundo entero. Graduado Maestro luthier en el Istituto Professionale Internazionale per l'Artigianato e del Legno 'Antonio Stradivari', en 1988, en la ciudad italiana de Cremona, donde se especializó en la construcción y restauración de instrumentos de arco (violín, viola, violonchello y contrabajo), Soto regresó en 1999 a Costa Rica, desde donde reina prácticamente en solitario para todo Centroamérica con esta pasión que practica desde los 14 años. "¡Todo está hecho a mano, si no, ni siquiera se considera!", dice mientras enseña uno a uno los instrumentos ya acabados o en proceso de fabricación o restauración que guarda en su taller. Con la minuciosidad de las personas acostumbradas a los más nimios detalles, va mostrando las finas maderas, las incrustaciones de marfil o de ébano, las rosetas decorativas labradas en la madera a punta de bisturí, la unión milimétrica de maderas abombadas que dan forma a la 'panza' de un laúd, que convierten a estos instrumentos en valiosas piezas de museo. "Es muy atractivo participar en la reconstrucción de un instrumento que ya no se usa", explica con su delantal de artesano en su taller, donde su aprendiz Pablo Ruíz aprende el oficio. Una lista interminable de las maderas más finas del mundo como el palisandro de río, el arce europeo, el abeto selva negra, la madera serpiente, el peral, el ébano o el cedro aguardan en los estantes de su taller para ser transformadas en música celestial. "Los instrumentos son la conjugación de las mejores maderas de todo el mundo. Es como la gematología (gemología) que ocupa las mejores piedras", asegura tras contar las vicisitudes de algunas de las maderas que han llegado a su taller y que en algún caso rivalizan en antigüedad con el viejo violín de 1775 que aguarda su intervención de cirujano plástico para "retransformarlo en barroco". Este josefino nacido hace 43 años inició la formación musical, que tan preciosa le resulta para su actual trabajo, a los 7 años, como violinista del Programa Juvenil de la Orquesta Sinfónica Nacional de Costa Rica, antes de irse en 1984 con una beca del gobierno italiano para aprender el oficio al lado de grandes maestros a Italia, donde residió 15 años. En contra de lo que a veces se pueda pensar viendo este rincón de su casa, Soto asegura que lo que hace "no es arte". "Es artesanía porque el arte es una creación intelectual diferente cada vez", define.



Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí