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Murray on the rocks

El escocés saborea su primera final de Grand Slam. Venció a Nadal y ahora va por Federer.

Andy Murray mostró una cuota de aplomo y oficio casi sublime al finiquitar su partido de dos días sobre Rafael Nadal, para meterse en la final del Abierto de Estados Unidos. Su rival por el título en el último Grand Slam del año será Roger Federer (a las 18 por ESPN).

Ayer el escocés venció al número uno del mundo por 6-2, 7-6 (5), 4-6, 6-4 y avanzó así su primera definición de un torneo grande y a costa de un adversario que le había vencido en los cinco enfrentamientos previos. Ahora, le tocará vérselas el lunes con el suizo (juega su 17ª final de GS y defiende el título), quien había certificado su pase el día previo al derrotar en cuatro sets al serbio Novak Djokovic, justo antes que la lluvia interrumpiera la jornada sabatina.

Murray, sexto cabeza de serie, goza de una ventaja 2-1 sobre Federer en el historial entre ambos. "Es probablemente el mejor jugador de la historia. Ya es un honor enfrentarlo en la final de un Slam'', dijo Murray, verdugo en cuartos de JM del Potro, tras vencer a Nadal que traía una racha de 19 victorias sucesivas en los Grand Slams.

Jugado al apuro en una cancha secundaria, el partido ante 'Rafa' no pudo completarse el sábado cuando las lluvias de la tormenta tropical Hanna empaparon el complejo de Flushing Meadows, con Murray arriba por dos sets y 2-3 en el tercer set.

Dispuesto a quemar todos sus cartuchos, Nadal arrancó ayer a todo vapor en la reanudación, en la cancha principal del estadio Arthur Ashe. El español dio la impresión que iba a poder forzar un quinto sets cuando sostuvo su saque en el tercero y luego con un quiebre de servicio se adelantó 2-1 en el cuarto. Esa era la sensación luego que Nadal levantó 7 breaks en el juego previo, que tardó 15 minutos y requirió de 22 puntos. Murray, que hasta este certamen no había logrado sortear los cuartos de final en GS , pareció desinflarse.

Pero el escocés volvió a enchufarse y reaccionó con un ruptura de servicio en el séptimo juego y finalmente cantó victoria con otro quiebre.



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