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Al final, Brasil le hizo tragar las palabras a Bielsa. Goleó a Chile 3-0.
"Brasil es un rival accesible, no imposible". En su único contacto con la prensa antes del partido de anoche en el estadio Nacional de Santiago, el "Loco" Marcelo Bielsa intentó envalentonar a sus dirigidos, recordando que Chile llegaba bien a este compromiso y que el Scratch lo hacía en su peor momento. Finalmente, las palabras del técnico no surtieron efecto en la cancha, porque el equipo de Dunga goleó a la "Roja" a domicilio (3-0) y ahora es escolta de Paraguay, junto a la Argentina de Basile.
Fue un partido jugado con nervios y músculos tensionados. Chile empezó mucho mejor porque los movedizos de arriba hicieron estragos por las puntas. Extrañamente, la propuesta "carioca" no fue a ras del suelo, si no en las alturas.
Es que Dunga se dio cuenta que sus muchachos tenía mucha más estatura que los locales, y no lo desaprovechó. Cuando la "Roja" era mejor y ya había errado un par de goles, Brasil encontró la apertura del marcador con una perfecta "peinada" de Luis Fabiano, tras un centro bien ejecutado por Ronaldinho. Eso sucedió a los 20 del primer tiempo.
De ahí en más Chile siguió siendo mejor y la visita de paró de contra. Así, los de Dunga, sobre los 34, se encontraron con un penal que Claudio Bravo le atajó de manera magistral a Ronaldinho.
Fiel a su estilo, Marcelo Bielsa puso un enganche (Valdivia) por un defensor (Droguett) antes de ir a los vestuarios. Pero su propuesta ofensiva se cayó por completo a los 44, cuando la verdeamarelha metió una contra que definió con precisión de relojero Robinho.
En el segundo la "Roja" fue con todo en busca del descuento, con muchos hombre en el ataque. Al minuto Brasil se quedó con 10, por expulsión de Kleber, y dos minutos más tarde se lo perdieron entre el in
gresado Beausejour y Suazo. Sobre los 11 Valdivia disparó despacio y desviado y, a partir de ahí, Brasil se perdió un par de situaciones increíbles: a los 21 la picó mal Luis Fabiano y a los 24 el mismo delantero perdió en un mano a mano con Bravo.
Desde ahí, sólo quedó tiempo para que el árbitro Carlos Torres se equivocara y no cobrara un penal sobre Alexis Sánchez, para el floreo visitante y para que Luis Fabiano le pusiera la frutilla al postre carioca. Así, Brasil volvió a ser Brasil.