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El dilema de la línea de ribera y las obras hidráulicas | ||
Es posible progresar manteniendo la biodiversidad. No se pueden controlar ciertos ríos en forma indefinida. |
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Desde tiempos inmemoriales el hombre ha manejado y controlado los ríos para su propio beneficio. Con la ampliación y mejora de las técnicas de construcción, los trabajos de ingeniería hidráulica se han extendido en todo el mundo a través de infinidad de presas, transvases y canalizaciones. Actualmente en nuestro país las presas en actividad superan el centenar. En la mayoría de los casos el objetivo principal de su ejecución ha sido el control de crecidas de modo de evitar las inundaciones aguas abajo, a la par de otros usos no menos importantes como la generación de hidroelectricidad y el riego.
CONCEPTO DE "LÍNEA DE RIBERA"
El criterio de "caudal dominante o de sección llena" (bankfull) es utilizado en numerosos países para deslindar el cauce diferenciando el espacio de dominio público de los márgenes de carácter privado, aunque sometidos a restricciones o servidumbres. Se determina calculando el nivel de las aguas alcanzado por dicho caudal y cartografiando éste sobre un mapa topográfico a escala detallada. No obstante, en esta delimitación geográfica hay que tener presente el carácter dinámico del río y la necesidad de actualizar periódicamente los límites del mismo, extendiendo por lo general desplazamientos laterales y haciendo ajustes del trazado a nuevas condiciones del régimen de caudales. Por lo tanto, las "riberas" son las partes laterales del cauce que se encontrarían entre este nivel y el de aguas bajas o de estiaje, quedando definidas exclusivamente por criterios de formas de sección transversal. Pero si nos atenemos a un concepto de ribera que atienda no sólo a su forma sino también a su función y conexión con las aguas del cauce, como se pone en evidencia a través de la vegetación riparia (vegetación autóctona de las orillas), la definición de ribera establecida anteriormente queda muy restringida y sólo se ajusta a la realidad de las riberas en determinados casos de funcionamiento de erogación de caudales por cuestiones antrópicas; por ejemplo, la operación de embalses. En la mayoría de los casos el efecto y conexión con el cauce continúa más allá del extremo superior de éste: existe una banda riparia conectada con la dinámica fluvial de anchura variable según la geomorfología del valle pero siempre ilustrada con una vegetación de ribera característica que depende de la humedad de la freática y frecuencia de avenidas (crecidas) del cauce. En estos casos la definición de ribera responde no sólo a la sección transversal del cauce sino a la del valle y su conexión hidrológica y biológica con el acuífero aluvial. LA RIBERA Y LA DIVERSIDAD BIOLÓGICA La diversidad biológica está basada en el mantenimiento de la cadena trófica del ecosistema. En un río, ésta depende del material vegetal sintetizado en la llanura de inundación y, por lo tanto, pone en evidencia la dependencia mutua entre el río y su llanura de inundación a través de un intercambio fundamental de materia y energía. Por lo tanto, la biodiversidad del río es producto de una heterogeneidad de hábitats y una conectividad funcional entre ellos. Siendo las riberas uno de los ecosistemas de mayor valor ecológico y paisajístico, hoy presentan un nivel de cambio considerable por el avance de la urbanización, la agricultura y las canalizaciones y rectificaciones y la eliminación de la vegetación que es considerada como un impedimento u obstáculo al paso del agua. Esta simplificación de la estructura fluvial determina la pérdida de esa biodiversidad y favorece a las especies oportunistas que son capaces de tolerar las condiciones homogéneas resultantes. Ello se debe en la mayoría de los casos a un desconocimiento del valor de estos sistemas y/o a la perspectiva excesivamente simplificada de que "un cauce fluvial es consecuencia de la generación hidroeléctrica". Esta destrucción se facilita debido a que con frecuencia las riberas no son consideradas en los planes hidrológicos como "humedales" -como son por ejemplo los esteros del Iberá y la laguna Mar Chiquita, por citar algunos casos que gozan de estas preferencias- y por lo tanto no están sujetas a la legislación protectora. Además, a que los políticos y legisladores con frecuencia no han recibido suficiente información específica relativa al tema. En la actualidad se sigue padeciendo de una definición incompleta y de un control insuficiente del aprovechamiento de la biodiversidad de esta zona en cuanto a su conservación y utilización. (*) Especialista en evaluación de impacto ambiental de la Universidad Politécnica de Madrid. Profesor titular en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNC . (**) Subsecretario de Medio Ambiente de la Municipalidad de Neuquén. Bibliografía - Hey, R. D.: "Environmentally sensitive River Engineering" en "The Rivers Handbook" II, P. Callow & G. E. Petts (eds.), 337-362. Blackwell Sc. Publ. (1994) - House, M.: "Urban Rivers: Nature Conservation and the use of Rivers for Recreation" en "Riverbank Conservation". M. Hall y M. A. Smith (eds.) 33-38. Hatfield Polytechnic, OPES 11. (1991) - Winkley, B. R.: "Reponse of the Lower Mississippi to river training and relignement" en "Gravel-Bed Rivers", Hey, Thorne y Bathurst (eds). 659-681. John Wiley & Sons, Chichester. (1982)
JUAN M. MENDIA (*) JUAN C. ROCA (**) |
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