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Una herramienta que acerca los extremos
¿Hasta qué punto una serie de interrogantes descabellados puede responderse apelando a la economía, la estadística y el sentido común? Dos especialistas lo hacen en "Freakonomics", un polémico libro que se consigue en la región.

La realidad admite muchas lecturas. Las hay esotéricas, filosóficas, poéticas, económicas. Es factible incluso imaginar derivaciones de estas mismas categorías. Hace ya un año que fue publicado en castellano un libro que viene a replantear nuestra forma de ver los comportamientos sociales a lo largo de la historia. Ha sido reeditado y se consigue en las librerías de la región.

"Freakonomics", del destacado economista Steven D. Levitt y el periodista Stephen J. Dubner, establece una serie de preguntas existenciales que a primera vista resultan descabelladas.

¿Qué hay en común entre un luchador de sumo y un profesor? ¿Cuáles son los puntos de contacto entre los métodos de los vendedores inmobiliarios y los miembros de Ku Klux Klan? Si uno mira las cosas a través del cristal con que lo hacen estos especialistas americanos, tendrá la oportunidad de descubrir un mundo que, si bien se desarrolla sobre acciones cotidianas, muchas de ellas pueden ser estadísticamente computadas y explicadas.

Mediante una fórmula nada desdeñable que combina sentido común con herramientas económicas, Levitt y Dubner acercan extremos que parecen distantes y opuestos.

En términos simples y que ameritan profundizar en el libro para hacerse una idea cabal de cada planteo, los autores explican que los miembros de esa organización fanática llamada Ku Klux Klan tenían conductas de ocultamiento de la información, las cuales les ayudaban a mantenerse invulnerables a los avances de una sociedad menos discriminativa y más justa. Este sistema se asemeja al que utilizan aún hoy los vendedores, que se guardan para sí mismos datos claves. Son las cifras y tendencias de mercado encriptadas las que luego les permiten rotar, siempre a su favor, el acto de la compra-venta. Por ejemplo: saber qué intenciones tienen las partes involucradas y estar al tanto de las posibilidades del negocio inmobiliario global a la suba o la baja en los próximos meses.

Pero así como el escenario cambió para el Ku Klux Klan, que en tanto secta terminó expuesta públicamente hasta perder su capacidad de ejercer el terror, también lo hizo para los agentes inmobiliarios. La información, o buena parte de ella, navega libremente por internet. Esto le permite saber a un comprador si la frase "mercado en baja" que sale de los labios de un vendedor es verdadera o falsa. Los autores demuestran en uno de sus artículos cómo la comisión de un vendedor (al menos en Estados Unidos) varía levemente aun si la casa en cuestión se vende en una cifra mayor a la esperada. Un hecho que hará que el profesional prefiera vender rápido por menos que lento por no mucho más.

Otro de los textos señala que pueden observarse conductas corruptas entre los luchadores de sumo, un deporte considerado sagrado en Japón. Detrás de los resultados inapelables, hay una serie de cálculos matemáticos referidos a la posición en los rankings de los luchadores, que les hacen tomar decisiones claves antes de una pelea. En la arena, la victoria y la derrota tienen prolongaciones directas en el estilo de vida de quienes participan. Éste es uno de los motivos por los cuales muchas veces el favorito, que ya ha salvado su posición, pierde frente a un peleador que aún necesita un triunfo más para no caer de la lista de los privilegiados.

Levitt y Dubner no hacen realmente suposiciones. Para confirmar sus teorías apelan a los números que dejan poco espacio a la duda.

En uno de los artículos más controvertidos de "Freakonomics", sus autores establecen que el descenso en las tasas de criminalidad en los '90 en Estados Unidos no se debió a conceptos tales como tolerancia cero y severidad en la calle, que tan populares se volvieron entre los políticos de aquellas épocas, sino a un hecho acontecido muchos años antes.

Los especialistas encontraron las raíces de este fenómeno de "paz urbana" en la voluntad de una joven de 21 años, pobre y sin educación, que sabiéndose embarazada quiso abortar en Texas. Se llamaba Norma McCorvey y su deseo de interrumpir la gestación fue tomado por diversas organizaciones y personas que levantaron una bandera y estructuraron un discurso pro aborto. Las consecuencias sociales y, por supuesto, económicas en la sociedad americana quedarían a la vista.

Levitt y Dubner postulan que el hecho de que toda una generación de chicos no deseados por sus padres no naciera influyó directamente en la tasa de criminalidad. Esos cientos de miles de jóvenes que debieron haber sido criados en la pobreza y la indiferencia simplemente jamás llegaron al mundo.

Esta reflexión es la que introduce al libro. Nada mejor para sorprenderse y seguir avanzando.

 

CLAUDIO ANDRADE

candrade@rionegro.com.ar



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