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Derroche de talento
Riquelme, Di María, Agüero  y Lavezzi  aportaron fantasía. Con más o menos minutos en cancha fueron determinantes para el oro. El roce internacional fue clave para sacar una diferencia sobre el resto.

Argentina llegó a Pekín con un verdadero Dream Team, sobre todo de tres cuartos hacia adelante. Jugadores con mucho roce internacional, pero con la incertidumbre de si iban a poder plasmar en la cancha tanto talento junto.
Es que el ataque argentino, además de Lionel Messi, contó con Juan Román Riquelme, Sergio Agüero, Ángel Di María y Ezequiel Lavezzi como estandartes. Y todos pusieron su cuota de magia para conseguir el gran objetivo.
Riquelme se puso el equipo al hombro y fue el enganche que tanto se esperaba.
 Atrás quedó la imagen de que el fútbol de Román sólo puede destacarse cuando juega para Boca, pero a nivel internacional es demasiado “lento”.
“Era una experiencia que necesitaba vivir”,  reconoció con humildad el crack .
JR estuvo feliz y el equipo lo disfrutó. Se adueñó de la pelota, se hizo patrón y fue el eje de todos los movimientos ofensivos albicelestes.
Otro gran acierto del técnico fue saber leer los momentos de los jugadores y darle la confianza para poder “explotarlos” mejor.
El “Kun” Sergio Agüero tuvo un arranque de torneo con poco peso ofensivo. Llegó hasta la semifinal sin haber podido gritar ningún gol. Tuvo pocas chances y las pocas que tuvo las desperdició.
Como un delantero experimentado, nunca se desesperó, y en eso mucho tuvo que ver el respaldo del DT porque no lo sacó, aún cuando el “Pocho” Lavezzi asomaba como desequilibrante.
Es que el equipo argentino era tan rico que Batista se podía dar el lujo de “esperar” un jugador porque había un potencial tan grande que sobraban las opciones de gol.
Y la espera valió la pena porque el “Kun” apareció nada menos que contra Brasil para abrochar un doblete que le dio gran parte de la clasificación a la final, y ratificó todos los pergaminos con los que llegó a los Juegos.
Uno que llegó casi como un tapado y terminó siendo revelación y figura fue el flaco Ángel Di María. El desgarbado delantero del Lisboa portugués fue el que le dio oxígeno al equipo desde el banco de suplentes. Cada vez que le tocó entrar cumplió con creces, al punto que se ganó la confianza del técnico que lo premió con la titularidad nada menos que contra Brasil.
El ex Rosario Central jugó suelto, fue un gran socio para Riquelme y Agüero, y terminó abriendo el camino nada menos que de la consagración ante Nigeria con un verdadero golazo.
Su notable actuación no solo despertó el interés del “Coco” Basile que ya lo convocó para la selección mayor, sino también de equipos de primer nivel mundial como el Real Madrid, el Chelsea inglés y el Inter italiano.
Si bien con el correr del torneo, el “Pocho” Lavezzi perdió la titularidad, sus goles fueron determinantes para que el equipo pudiera pasar la primera fase. Lejos del rencor y antes de la final, el actual delantero del Napoli, dijo que aunque no le toque entrar ni un minuto contra Nigeria, igual se sentiría campeón. Es el más claro pensamiento de alguien que pone los intereses del grupo por sobre los personales, un código primordial dentro de un plantel que quiere conseguir cosas importantes.
Lavezzi lo entendió y por eso cumplió con lo que tenía encomendado.
Si a todas esas virtudes mostradas por este cuarteto, se le suma nada menos que el talento de Messi, el combo es demasiado explosivo.

Arrancó Ustari y terminó Romero

La historia se repitió como un mal que no deja en paz a los arquero argentinos en grandes torneos internacionales. Como Nery Pumpido y el "Pato" Abondanzzieri, Oscar Ustari debió dejar el equipo antes de tiempo por lesión. Lo reemplazó Sergio Romero y el ex Racing fue determinante retener el oro.
Romero, actual arquero del AZ Alkaar-Holanda, tuvo una semana de ensueño. Si bien le tocó entrar por la lesión de su compañero, terminó siendo el “1” del campeón olímpico y fue citado nada menos que a la selección mayor para los próximos encuentros  por las eliminatorias.
Ustari arrancó como titular, pero se lesionó frente a Holanda en cuartos de final y estará varios meses fuera de las canchas. Su lugar fue ocupado por Romero, que llegaba con el antecedente de ser el arquero de la selección que conquistó el último Mundial sub 20 en Canadá.
Gracias a un sólido trabajo de la defensa, a Argentina le crearon pocas situaciones de gol a lo largo de todo el torneo. Por eso los arqueros tuvieron poco trabajo.
Cuando Nigeria lo exigió Romero respondió a la perfección y por eso terminó siendo uno de los puntales del campeón.
En los mundiales de 1990 y 2006, Pumpido y Abondanzzieri se lesionaron y fueron reemplazados por Sergio Goicochea y Leo Franco. La “maldición”  ahora recayó sobre Ustari, cuyo lugar fue bien custodiado por  Romero.

 



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