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Bonos y riesgo país

La sociedad mira los indicadores externos porque descree de los del gobierno.

El riesgo país volvió a sonar en la sociedad argentina.

En el inconsciente colectivo es una palabra que trae malos recuerdos. Está relacionada con la salida del presidente De la Rúa, los asesinatos del 21 de diciembre de 2001 y el golpe al bolsillo que significó la megadevaluación de Eduardo Duhalde.

¿Pero qué significa riego país? Es un índice que intenta medir el grado de riesgo que entraña una Nación para las inversiones extranjeras.

También se define como la sobretasa que paga un país por sus bonos en relación a la que abona el Tesoro de Estados Unidos. Es decir: es la diferencia entre el rendimiento de un título público emitido por el gobierno nacional y un título de características similares emitido por el Tesoro de Estados Unidos. De ahí la relación directa que existe entre los bonos y el riesgo país.

Argentina, junto con Venezuela, lidera el ranking de riesgo país en Latinoamérica. Un galardón que no llena de orgullo a nadie.

Por qué la gente comienza a rememorar las angustias del 2001 cuando todas las variables macroeconómicas de la actualidad nada tienen que ver con las de aquella época. La respuesta está en que el gobierno perdió algo clave para poder contener políticamente a una sociedad: la confianza. Hoy las estadísticas oficiales muestran que las cuentas fiscales presentan un superávit fiscal record, el comercio exterior marca nuevos máximos, el Banco Central está con muy buenas reservas, la economía crece a tasas asiáticas y la pobreza disminuyó sensiblemente. Pero estas mismas estadísticas también muestran que la inflación en julio fue del 0,4%, que la canasta de alimentos cayó 2,5% y que hoy cuesta menos vivir de lo que costaba el mes pasado.

La sociedad, frente a esta última estadística, se siente impotente porque las mediciones que muestra su bolsillo nada tienen que ver con lo que el gobierno les comunica todos los meses. No termina de saber fehacientemente dónde está parada y menos hacia dónde se dirige. Y esto termina por generar desconfianza sobre todos los actos de gobierno. ¿Crecemos verdaderamente a tasas asiáticas? ¿Están las reservas del Central? ¿Existe el superávit que afirman tener? Los únicos parámetros tomados como ciertos son los que llegan del exterior. Son los únicos confiables. Y el riesgo país es uno de ellos. (R.C.)



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