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Álvaro Enrigue

La promesa mexicana

El creador del psicoanálisis, Sigmund Freud, y los muralistas mexicanos Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros son tratados con ironía y sentido crítico en "Vidas perpendiculares" del escritor Álvaro Enrigue, el autor mexicano del momento.

Enrigue, quien ganó en 1996 el Premio de Primera Novela Joaquín Mortiz con "La muerte de un instalador" y cuya novela "Vidas perpendiculares" logró a un mes de salida su segunda edición, se dedica desde 1990 a la crítica literaria y ha colaborado en revistas y periódicos de México y España. "Para mí, Freud es el Santo Tomás de Aquino del siglo XX. Una vez dije en una clase del doctorado que yo no creía que tuviera inconsciente y súper yo y esas tonterías y padecí el silencio sorprendido más largo de una vida entera llena de silencios sorprendidos", ha dicho Enrigue (México, 1969) en una entrevista con DPA. "El psicoanálisis cura, pero por la misma razón por la que curan los chamanes: opera sobre el lenguaje, que es el medio con que damos categoría al mundo. Eso no quiere decir que uno vaya por el mundo queriéndose tirar a su mamá y odiando a su papá", agrega con humor.

En cuanto a los muralistas mexicanos, militantes de la izquierda mexicana, el autor de "Hipotermia" y "Cementerio de sillas" cree que "eran buenos artistas, pero ideológicamente hacían agua por todos lados. Escribir novelas es encontrar esas fisuras y echarles sal. Reírnos nos dice tanto de lo que somos como pensarlo severamente".

Enrigue, quien es hermano del también escritor Jordi Soler, ha vivido entre el Distrito Federal y Washington. Fue profesor de Literatura en la Universidad Iberoamericana y de Escritura Creativa en la de Maryland. "Nunca he tenido claro para quién escribo. Diría que para mí mismo si no fuera una afirmación de vieja cursi. Creo que escribo para unos hipotéticos lectores de ficción que ayudan a pagar la renta, eso sí", afirma.

Considerado durante mucho tiempo la mayor promesa de la literatura mexicana contemporánea, Enrigue es enfático al decir que "no le he prometido nada a nadie. Lo peor que le puede pasar a un escritor -lo sé porque tuve un premio de primera novela- son las expectativas". En "Vidas perpendiculares" -que cuenta la vida de Jerónimo Rodríguez Loera, nacido en Jalisco, hijo de un panadero asturiano, Eusebio, y de su joven novia Mercedes, una niña bien de Jalisco- permite el tránsito de sus personajes principales por varios tiempos ya que Jerónimo es una especie de criatura fantástica y monstruosa que recuerda completo el ciclo de sus reencarnaciones.



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