En diseño interior impecable, con atmósfera de galería de arte, distingue a este elegante loft creado por Amsale Aberra, diseñadora etíope famosa por sus trajes de novia y vestidos de noche. Nacida en Addis Abeba, Etiopía, y educada en los Estados Unidos, Amsale disfruta en estos momentos de una gran popularidad en ese país. Vistió a famosas de la talla de Halle Berry, Julia Roberts, Salma Hayek, Lucy Liu y Kim Basinger entre tantas otras celebrities. En 2001 abrió su propia boutique en la glamorosa Madison Avenue y sus creaciones también se pueden encontrar en las tiendas más prestigiosas: Bergdorf Goodman, Saks Fifth Avenue y Neiman Marcus. Como corresponde a una mujer con tan marcado sentido estético, su hogar es un reflejo de su sofisticación. El refinado diseño interior del loft que habita con su marido Neil Brown evidencia a la perfección el concepto forever modern (por siempre moderno) que caracteriza a las creaciones de Amsale: un look sofisticado, elegante y atemporal. Desde hace 25 años que esta pareja vive en un inmaculado loft en el Garment District, el barrio de la industria de la moda neoyorkina, zona de Manhattan que comenzó a mejorar en los ’90 y se está cotizando más alto. El loft es muy luminoso y forma parte un edificio de estilo industrial que data de 1923. La propiedad fue evolucionando junto con la pareja, que se mudó allí antes de casarse, allá por 1983: supo tener un dormitorio y también una pequeña alcoba para su hija, pero también funcionó como showroom donde las modelos paseaban las primeras creaciones de Amsale. Actualmente sus dueños viven en otro piso que aún está en proceso de reciclaje y es en este loft donde les gusta agasajar a sus amistades y alojar huéspedes. Neil y Amsale compraron el loft porque su ubicación central les permitía caminar a sus respectivos trabajos y por su inusual vista abierta sobre Manhattan: se puede ver hasta Nueva Jersey, a través del río Hudson, buena parte del norte de Manhattan y Times Square. La mayoría de los lofts de Manhattan están ubicados en el sur de la isla, donde los edificios no tienen más de 3 ó 4 pisos y carecen de perspectivas tan panorámicas. Neil disfruta mucho sus balcones: “Es lindo poder salir al exterior, hacer un asado y cultivar nuestras plantas”. Según explican, el loft pasó por tres remodelaciones, a fin de adaptarlo a las diferente necesidades de la pareja. “En la última renovación que hicimos simplemente sacamos todas las paredes y lo dejamos como un gran loft abierto sin dormitorios. No ocultamos de ninguna manera su naturaleza industrial, todas las cañerías de aspersión y los viejos radiadores están expuestos y siguen funcionando. También decidimos mantener las viejas ventanas con carpinterías metálicas mientras que los pisos, originales en cemento alisado, fueron pintados de blanco brillante”. Los propietarios mueven los muebles y objetos con total libertad. Si tienen huéspedes improvisan un dormitorio. “Es un espacio multifuncional, a veces lo usamos para recibir. Una vez tuvimos una cena para 25 personas y pusimos una larga mesa pero usualmente preparamos para 10 ó 12 personas sentadas”, explica Neil. Por su configuración larga y angosta, resulta un verdadero desafío armar diferentes ambientes en el loft: “Inicialmente lo hicimos usando unas cortinas muy finas para crear divisiones entre los diferentes ambiente. Ahora pusimos cortinados más pesados, para dar sustancia”. El resultado es un espacio muy urbano, elegante y sofisticado, el marco perfecto para el lucimiento social de esta talentosa creadora de alta costura.
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