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EL MALÓN

Mi finada mamá era nacida en Río Colorado.

De repente, supieron que iba a venir el malón huinca a tomar prisión a los mapuches. Entonces el cacique dijo que se vayan. Se llamaba Queupeu.

A nado pasaron el Río Colorado mujeres y hombres.

Eligieron los mejores caballos nadadores, para salvar la vida.

Cuenta mi madre que la pusieron en el anca de un tío y la ataron con un trapé, para que no caiga. Ella era chica (cinco años). Y así bandearon todos, tranquilamente.

Llegaron a Las Lajas, al lado del río Covunco.

Allí vinieron a poblar. "Marchamos muchos días para llegar allí -decía mi madre-, armamos campamento con casas de cuero costurado".

El padre de mi mamá, que se llamaba Lipileu, era ayudante del cacique Queupeu. Allí estuvieron más de diez años.

De repente hubo un derrumbe, una inundación muy grande. Tuvieron que ir a un cerrito, Trentren.

Había una mujer machi que adivinaba. La mujer dijo que venía el huinca, que era mejor que corran. Todos oyeron, se levantaron y se prepararon para ir a Chile.

Se sabía que allá podía vivir tranquilo.

Se fueron... pasaron Batea Mahuida...

Mucha gente iba, toda la agrupación.

Se presentaron en Arpehue al cacique Huanupi. Los recibió y presentó en el puesto de Peuco.

Les dieron alimentos. Allí vivieron tranquilamente varios años.

Todos los caciques que estaban en la Argentina se fueron. Los Namuncurá se fueron. Calfucurá se disparó.

Cuando se apaciguaron acá, volvieron.

Llegaron a Llaima, vivieron varios años y luego se casó mi madre con mi padre.

Los hermanos de mi madre se vinieron primero a la Argentina.

Luego mi padre vino a pedir trabajo a la estancia de los ingleses, en Pulmarí.

Primero vino él y después trajo a la familia. Estuvieron como veinte años y después bandearon a este lado de Ruca Choroy.

Mi madre se llamaba Allincao y después se enroló como Juana Vera.

(Contado por Dionisio Caitruz)



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