El italiano Riccardo Ricco avisó ayer a sus rivales de que tiene todas las intenciones de ganar el Tour de France, al imponerse en la primera etapa en los Pirineos y recortar en más de un minuto la diferencia con el luxemburgués Kim Kirchen, líder de la general.

Ricco llegó a Bagnères-de-Bigorre después de los 224 kilómetros de la novena etapa en 5h 39m 28s. Segundo fue el ruso Vladimir Efimkin, a 1m 04s.

El italiano cruzó la línea de llegada con una ventaja de 1m 17s sobre el grupo de los favoritos.

Ricco inició su demoledor ataque a 28 kilómetros de la finalización, y a uno de la cumbre del último puerto de la etapa, el Aspin, dio caza al alemán Stefan Lang, del equipo Gerolsteiner.

A partir de ahí anduvo en solitario hasta la línea de llegada, que cruzó primero apuntando al cielo con los dos dedos índices y luego señalándose a sí mismo.

El desenlace de la novena etapa no cambió las primeras posiciones en la general, que sigue encabezada por Kirchen, del que aún está lejos Ricco, a 2m 35s.

El luxemburgués defendió la punta con 6 segundos sobre el australiano Cadel Evans y 44 en relación el estadounidense Christian Vandevelde.

Apenas recorridos 30 kilómetros, se escapó un trío de pedalistas integrado por el alemán Stefan Lang, el búlgaro Alexander Kushinski y el francés Nicola Jalabert, quienes llegaron a tener una ventaja de más de diez minutos.

La cumbre del Peyresourde, de 1.569 metros, la cruzó en solitario Lang, con 5m 32s de ventaja sobre el gran pelotón.

A un kilómetro del pico de Aspin fue superado por Ri-cco, quien dejó atrás al pelotón a velocidad supersónica.

Cuando promediaba la etapa, Evans sufrió una dura caída. Al parecer las heridas fueron sólo superficiales.

Hoy, en la décima etapa, los pedalistas tendrán que escalar el Hautacam, de 1.520 metros.