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\"La política somos todos o no es nadie\"
Sociólogo y ex mandatario de Brasil, pasó fugazmente por la Argentina –“una de mis pasiones, tierra de amigos”–  para dar una conferencia organizada por la Fundación OSDE y el Grupo Brasil. El tema, “Crecimiento con responsabilidad”. Figura excluyente a la hora de las reflexiones, conversó con “Debates”.

Cuando uno lo escucha a usted, siempre llega a la conclusión de que sigue teniendo mucha vigencia una consigna de neto corte degaulliano: "No hacer más complicado lo que ya tiene de complicado la política".

-¿Por qué lo dice?

-Porque usted ve la política como un escenario donde lo complejo es lo constante de la política, pero al admitirse esto como lo más evidente de la política, usted le propone al político que busque soluciones que no compliquen más a la política. Este convencimiento está en mucho de la conferencia que acaba de dar.

-Bueno, le agradezco. Lo que pasa es que uno aprende, suma experiencia. Pero ¿por qué dice eso de mí?

-Porque es uno de los pocos políticos de nuestro continente que admiten que los políticos no están a la altura de tener soluciones para todo o, en otros términos, "no es la ciencia del sabelotodo y todoloarregla". En sus reflexiones puede reconocerse una cierta limitación de la política...

-Todo intelecto inquieto que esté o siga la política percibe claramente cuánta mudanza hay en las posibilidades de la política. Yo sostengo, lo acabo de decir en la conferencia, que no hay una solución política, proveniente exclusivamente de la política, para todos los problemas que se les presentan hoy al ser humano, a las naciones, a los continentes. Y no son problemas menores; son desafíos que en algunos casos -el hambre, por ejemplo- juegan con la vida de millones de personas. Le doy este ejemplo porque el hambre sintetiza un flagelo que viene desde lo más profundo de la historia. Pero luchar contra el hambre debe ser una política, un objetivo de la política. En eso estamos todos de acuerdo: la política debe ser una protagonista de primer papel en esa lucha, pero no puede resolver sola esa lucha: necesita del com

promiso de la sociedad que la rodea. Sin embargo, esto es lo difícil de lograr, lo casi imposible.

-¿El hambre es de los otros?

-Exactamente. Es el caso del terrorismo: las dos torres estaban en Estados Unidos, "no eran nuestras", pero un día fueron nuestras porque el terrorismo nos atacó a nosotros. Argentina ha sufrido en carne propia el nuevo tipo de terrorismo de despliegue internacional y a gran escala. Ya no es un tema de "allá", de algo lejano, de algo que no nos compromete... Es decir, son temas que atañen a la política, que debe encarar la política, pero a la política hay que ayudarla desde el conjunto de la sociedad. No podemos mirar a los gobiernos, al poder político, esperando que haga todo. Hay que comprometerse, porque en todo nos va mucho a todos.

-Sin embargo se expande el desencanto con la dirigencia política, algo que no parece ser un fenómeno localizado...

-Para eso hay un antídoto: buena política. Cuando uno mira el desarrollo de la historia encuentra que el desencanto con la dirigencia va y viene según los tiempos, circunstancias, situaciones... En su esencia, no es un fenómeno nuevo, aunque ahora se note más porque no es menos cierto que vivimos en sociedades abiertas, con información al alcance de la mano de todo lo que pasa en la política. Pero no es menos cierto que, como contrapartida, al no cumplir la diri

gencia política con soluciones a los problemas de la gente, la gente se ocupa más de la política al reclamar, protestar, exigir...

-¿La política seguirá pasando por los partidos?

-Los partidos ya no contienen firmezas como antes, no reciben la adhesión permanente que tuvieron, por ejemplo, hasta el retorno de la democracia en América Latina. Incluso hay razones para convencerse o irse entusiasmado por lo que es el magma de la política, de hacer política: la cuestión social, el bienestar social. Pero si admitimos que, aun con todos sus déficits, la democracia es el sistema apropiado para reglar las relaciones sociales, los intereses, etc., bueno... los partidos son necesarios pero tienen que reformularse en la lectura de la realidad y de los escenarios que se están gestando.

-¿Qué le falta?

-El ingreso definidamente protagónico de otros actores sociales. Es el caso, por ejemplo, de los empresarios. No estoy diciendo que militen, que se sumen a este o aquel partido, no se trata de eso. Se trata de que se interesen y se den cuenta de que su propia existencia como agentes de la economía, como expresión del poder económico, va a estar cada vez más metida o dependerá cada vez más de lo que defina o haga la política. Entrar no quiere decir, reitero, militar en un partido; con entrar quiero decir que ayuden a formular políticas sin egoísmos, sin estar defendiendo nada más que su interés privado. Además, la política debe escuchar cada vez más a la gente.

-Si integrar es uno de los paradigmas esenciales para la política, ¿qué otro paradigma reconoce usted como esencial a tener en cuenta cuando se es gobierno?

-Forjar reglas claras, muy claras.

-Impresionó en su conferencia que dijera con mucho énfasis que hay instituciones internacionales que ya no sirven, como el Banco Mundial.

-No sirven porque siguen atadas a mecanismos de interpretación de la realidad que no se corresponden con lo que sucede en el presente en el campo de las finanzas, que para ser encaradas reclaman flexibilidad de criterios y no lecturas dogmáticas.

-Sabemos que no quiere hablar de la situación argentina por una cuestión de estilo y...

-De respeto a un país al que quiero mucho. No me gusta hablar sobre lo que puedo tener información, pero que en todo caso tiene su propia naturaleza.

-Pero ¿qué nos aconsejaría?

-Dialogar, dialogar. Buscar y buscar puntos en común.

 

CARLOS TORRENGO

carlostorrengo@hotmail.com



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