>
Francisco S. Arancibia: riojano y patagónico

Integró la incubadora docente riojana que en tiempos de los territorios nacionales -principalmente- apuntó a la Patagonia como nueva vida y a ser parte en la enseñanza primaria que despertaba, casi en silencio, al comienzo con rastros tolderos. La Rioja tuvo por muchos años merecida fama como formadora destacada de hombres y mujeres, siguiendo la senda de Sarmiento. Pero claro, sin estatuto ni certificados médicos, tampoco "jornadas institucionales" ni falta de calefacción o vidrios rotos (porque casi no los tenían). Los paros o huelgas, por supuesto, desconocidos. Obra social y vacaciones de varios meses, sueño imposible y tanto más.

El adobe sirvió para darle forma al aula, habitación y cocina para el maestro; piso de tierra, arpillera en las ventanas o con maderas de cajones de nafta. Leña del monte o alrededores, recurso de vida para calentarse y cocinar. Pero, además, amasar el pan y las tortas fritas con mate cocido para sí y los alumnos, llegados desde varios kilómetros a pie o a caballo. Sueldos a veces con varios meses de atraso y esperando proveedor de los "vicios" con las famosas libretitas. La correspondencia, cuando se iba al pueblo o algún viajero conocido la acercaba. Además, el maestro patagónico de entonces oficiaba de médico, cocinero, consejero familiar y hasta partero. A grandes rasgos -sin profundizar en las condiciones climáticas adversas: frío, nieve, lluvia, viento- ése fue el panorama por muchos años para la enseñanza primaria en la Patagonia. Existen relatos conmovedores.

Nuestro personaje, motivo de la presente, no vivió algunas de esas situaciones extremas pero sí afrontó otras muy alejadas de la realidad actual para el ejercicio de la docencia primaria. Se llamó Francisco Salomón Arancibia y nació en La Rioja el 22/10/1904. De padres argentinos y varios hermanos docentes, algunos con altos cargos nacionales y provincial (Río Negro). Fray Justo Santa María de Oro fue la escuela de sus estudios primarios y la famosa Normal para Maestros le entregó el título de maestro normal nacional a los 18 años. También su esposa, Elvira Hopkins (maestra en lenguas vivas, vice y directora) estrechó el círculo docente (1914). Luego de desempeñar un alto cargo en el gobierno riojano, en Villa María (Córdoba, 1929) fue maestro de grado en la escuela para varones.

La Escuela Nº 5 de Trelew -primer destino patagónico- lo recibió en 1930 como docente titular. Ascendió de categoría y en julio de 1934 el Consejo Nacional de Educación lo nombró director de la Escuela Nº 3 de Colonia Las Heras (Santa Cruz) y, en 1937, se lo trasladó a la Nº 1 de Río Gallegos, "por estímulo". En 1940 y 1941 estuvo en escuelas de Taquimilán y Loncopué, en territorio neuquino. Francisco S. Arancibia -así le gustaba llamarse y firmar- siguió su trote patagónico como director infantil en la Escuela Nº 35 de Dolavon (Chubut) y, en 1956, preceptor suplente en la Escuela para Adultos Nº 10 de Comodoro Rivadavia. No descuidaba su interés por el pasado patagónico y fueron conociéndose sus escritos afines; fue nombrado secretario de Educación y Cultura del Chubut (1956-1958).

En 1960 se trasladó a la Escuela Nº 142 de Comodoro Rivadavia y además fue profesor interino de pedagogía en el nacional Perito Moreno de esa ciudad. Buenos Aires lo llamó para la Escuela Nº 15 -provincia del Neuquén- por 1961/62, año éste de la designación como inspector técnico seccional del Consejo Escolar Nº 17 y, seguidamente, miembro de la Junta de Clasificación Nº 2 (Distrito 2º). Cuarenta años de docencia -la mayor parte en la Patagonia- justificaron la jubilación en 1968. Dos varones y una mujer nacidos en Trelew fueron su mejor testamento en el sur.

"No tuvo actuación política en cuanto a partidos se refiere; eso no significó que no mostrara su aprobación o disconformidad públicamente, ya que la libertad de pensamiento en cuanto a ideas fue su norma de conducta. Justamente por ello fue suspendido tres meses, período en que trabajó en oficinas de una minera en la cordillera del Neuquén (Taquimilán) y luego fue reintegrado como director en la escuela de ese lugar", nos manifestaría en escrito su nuera María Inés Balladares. Pero, además de lo pedagógico, Francisco Arancibia dejó huellas en lo cultural y la investigación histórica patagónica: con su hermano Julio -también docente- fueron iniciadores de la Biblioteca Agustín Álvarez de Trelew -una sala lleva su nombre- y algo semejante ocurrió con la biblioteca popular Francisco P. Moreno de Loncopué (Neuquén), donde elaboró bibliografía neuquina con 146 trabajos y algo similar, pero patagónica, publicada en el diario "Esquel" entre 1953 y 1954. El habla regional, la fundación de Trelew -con dictamen de la Subcomisión Territorial que presidió- y la colonización galesa fueron escritos de su autoría. Fue representante chubutense en la Conferencia Nacional de ministros de Educación (1957) y jurado para el escudo provincial, produjo las efemérides patagónicas (inéditas) y con su hermano Julio fue autor de la "Reglamentación Escolar Ordenada", publicada en 1967. Además, fue participante en Congresos de Historia en Chubut, Río Negro y Mendoza y de Encuentros de Escritores Patagónicos (donde lo conocimos). También, colaborador sobre temas históricos patagónicos en varias publicaciones. La "Revista Interamericana de Bibliografía" comentó su trabajo bibliográfico sobre ferrocarriles patagónicos, charlas y conferencias sobre pedagogía y, muy especialmente, el pasado patagónico que lo atrapó y decenas de publicaciones afines lo despidieron para siempre en Buenos Aires el 21 de junio de 2001. "Tiene así la mayor bibliografía que posee organismo alguno sobre la Patagonia... y escritos inéditos... que una vez publicados revelarán a un maestro de virtudes insospechadas. Otro espíritu selecto es su hermano Julio". (Feldman Josín, L., 1966).

 

 

Bibliografía y fuentes principales

"Cuadernos de Historia del Chubut", 1 y 7, 1970; revista "Argentina Austral", varios. Feldman Josín L.: "La obra civilizadora", 1966; revista "Fuerza Viva" Nº 117, 1982; testimonios escritos María Inés Balladares de Arancibia, 2007; Biblioteca Popular Agustín Álvarez (Trelew), Biblioteca Patagónica (VECh) y otros.

HÉCTOR PÉREZ MORANDO (*)

(*) Periodista. Investigador de historia patagónica

 



Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí