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Presionada
Bardach, entre las sospechas de doping y sus chances en Beijing.
En las vísperas de su tercera cita olímpica, la nadadora Georgina Bardach cuenta que le “costó volver tener nuevos a objetivos” tras haber logrado la medalla de bronce en Atenas 2004, en lo que fue la tercera presea en natación en toda la historia de los Juegos para la Argentina. “Antes ganaba el que tenía más talento. Ahora hay muchas cosas más”, comenta la cordobesa, sobre un interesante tema sobre el que luego se extenderá. –¿Cómo vivís la previa a los Juegos Olímpicos? –Un poco raro, muy distinto a lo que fueron los anteriores, cuando estaba en Córdoba, mucho más tranquila. Ahora es todo como una locura en Buenos Aires. Me siento un poco presionada. –¿Por qué? –Porque sí, todo el mundo está esperando que gane y está bastante complicado. Como que después de haber logrado lo de Atenas ya cumplí todo. Ahora lo veo como un paso que tengo que dar. Después de Beijing empezará otra etapa de mi carrera. –¿En Atenas estuviste más distendida porque eras menos conocida? –Sí, un poco eso. Era totalmente desconocida. Ahora el tema de los resultados va a ser más complicado. Es muy fuerte que en lo que va del año ya hicieron 40 records del mundo. –¿A qué pensás que se debe eso? –Lo que más llama la atención es el tema del doping. De Atenas hasta ahora saltaron bastantes casos positivos y algunos se están ocultando… –¿Qué pensás al respecto? –Nada, ya estoy resignada se podría decir. Es como que bueno… Estuve bastante desencantada pero ahora le estoy encontrando el gustito de nuevo. –¿Pensás que ante un récord se oculta un doping positivo? –Sí, creo que sí. Hay varios. Dicen que, salvo dos o tres, todos los records que se están haciendo son con unas mayas nuevas, que son mágicas y ayudan a bajar los tiempos. Pero una maya no te puede hacer bajar seis segundos. Lo usan para ocultar otras cosas. Creo que detrás de eso está todo lo del doping. –Además te enfrentás contra grandes potencias... –Sí. En otros países la natación está muy difundida, hay mucha publicidad y plata de por medio. Eso también tiene que ver con el doping. A Ian Thorpe después que dejó de nadar saltó que tuvo casos de doping positivo y nunca lo suspendieron. Así que al haber salido otra estrella que es Michael Phepls, le dijeron “bueno, dejá de nadar”. –¿Te perjudica pertenecer a un país que no es potencia? –Igual si estuviera en otro país que hubiera doping, si yo tuviera que elegir ni loca lo acepto. Porque soy nadadora cuánto, ¿diez años? Después tengo una vida y nunca sabés lo que te puede llegar a pasar. Hay miles de deportistas que fueron de alto rendimiento y se mueren sospechosamente muy jóvenes. A mi me sorprendió cuando estuve en Estados Unidos por un torneo y en una semana fallecieron cuatro ex deportistas de treinta y pico de años por muerte súbita. –Imagino que creciste con una imagen diferente del deporte, ¿no? –Sí... Cuando era más chica veía cosas que me parecían raras pero no sabía por qué era, no me daba cuenta. Me pasó de ir a un torneo y que la chica que tenía el récord del mundo en mi prueba la llamen al doping y no quiera presentarse. Después empecé a caer. Crecí pensando que era distinto y me llevé una gran decepción. –¿Meditaste la posibilidad de dejar la natación? –Pude conseguir algo y ahora está cada vez más difícil… Por ahí eso es lo que me hace pensar en largar todo a la mierda, si por más que me rompa el lomo no voy a llegar. Te desanima. Pero las cosas son así y las acepto. –¿Qué te hace seguir en la natación? –Porque me gusta y, además, ya lo veo como un trabajo. De chica era algo que me apasionaba pero después de Atenas, al cumplir los objetivos que tenía, los resultados que vengan van a estar bien. –Lo tomás con naturalidad. –Al principio me costó mucho. Tomarlo como un trabajo hace que algunos días me ponga mal y no tenga ganas de entrenar. (ABA)

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