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Ingrid Betancourt: ¿de la selva al ruedo político?

En medio de la conmoción nacional que significó su liberación, dijo que "no sabe" qué hará de su futuro y que sólo pretende descansar en familia. Pero en ámbitos políticos ya se habla de candidaturas, incluso al lado de su ex rival Álvaro Uribe.

Volverá Ingrid Betancourt a postularse a la presidencia? Parece precipitado considerarlo apenas horas después de que haya vuelto a ser libre, pero la ex rehén emergió del cautiverio con todos los bríos y la astucia de una política en pos de recuperar el lugar que ocupaba hace seis años, antes de ser secuestrada.

Ataviada con chaleco y gorro camuflados, Betancourt mostró que su olfato político sigue sensible pues en su primera aparición pública se cuadró en un saludo militar al comandante de las fuerzas militares, alabó al popular gobierno del presidente Álvaro Uribe y derrochó críticas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), sus victimarias.

Un ex asesor de la otrora candidata no dudó en afirmar que Betancourt prepara su regreso político por la puerta grande, sin descartar que aspire de nuevo a la presidencia. "Es admirable esta mujer. Se echó a los militares al bolsillo y de allá (cautiva) en la selva percibió la animadversión por las FARC y la popularidad de Uribe", dijo en diálogo telefónico Eduardo Chávez, quien asesoraba a Betancourt en la campaña presidencial que quedó frustrada tras su secuestro en febrero del 2002.

"Es muy claro lo que hace. Tuvo seis años para pensar qué iba a decir el día" de su liberación, "y es claro que el plan sigue, como fórmula presidencial, con Uribe o sin" él, agregó.

Rescatada junto a otros 14 secuestrados el miércoles en una operación militar que ella misma calificó de "absolutamente impecable", Betancourt hizo una reaparición perfecta: risueña, amable, sin un toque de amargura en su voz y con un discurso lleno de política.

 

DE LA CRÍTICA AL ELOGIO

Aunque fue crítica de su entonces adversario, ahora Betancourt no ahorró elogios hacia Uribe.

Fustigó a las FARC por ser "terroristas" -igual a como el gobierno de Uribe define a los rebeldes- y cometer acciones como el secuestro, pero no descartó negociar, incluso con la intermediación de presidentes vecinos como el mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, y el de Ecuador, Rafael Correa.

En un toque magistral, la ex rehén descendió del avión con ropa camuflada del ejército, algo que sus ex compañeros de secuestro notaron porque dijeron que nunca aceptó vestir la ropa militar que utilizan los rebeldes. "Con ese gesto (de vestir camuflado del ejército) se metió a los militares en el bolsillo", dijo Chávez, según quien la ex candidata colombo-francesa nunca actúa sin calcular políticamente cada movimiento.

El ex asesor cree que Betancourt se enteró mediante la radio -el único medio que llega a la selva y que los rebeldes les permiten escuchar a los cautivos- de las encuestas, que han dado niveles de popularidad a Uribe de hasta el 70% o más en los últimos años y niveles iguales o superiores de rechazo a los rebeldes.

Uno "de los golpes más duros que se les han dado a las FARC, fuera de este extraordinario operativo, es la reelección presidencial", afirmó la ex candidata en sus primeras declaraciones al descender de la nave que la trajo a la capital. "Las FARC habían apostado durante mucho años a que en cada cambio de gobierno tenían un respiro y se volvían a reencauchar (renovar) militarmente y adicionalmente por el efecto de péndulo; después de un gobierno de mano dura venía por lo general un gobierno de mano tendida y eso les permitía mantenerse vigentes militarmente", explicó. Pero "a partir del momento en

que se prolongó el mandato del presidente Uribe las cosas cambiaron porque no hubo respiro, porque las fuerzas militares de Colombia se han fortalecido... quiero decirles que la reelección ha sido muy buena para Colombia", sostuvo Betancourt refiriéndose a uno de los temas más polémicos en ese país.

Acto seguido, el comandante de las Fuerzas Armadas, general Freddy Padilla, rompió la formación al lado de otros mandos militares, avanzó unos pasos hacia ella y se cuadró para saludarla con la mano en la sien. Betancourt, en postura firme, le devolvió el saludo al estilo castrense.

Con su largo cabello castaño oscuro recogido en una trenza, Betancourt fue más tarde al palacio de gobierno y, sentada junto a los otros liberados al lado de Uribe, habló nuevamente en cadena de radio y televisión luciendo calmada y articulada. "¿Si sigo con la ilusión de servir a Colombia, si desde la presidencia? Sólo Dios sabe. En este momento quiero simplemente sentirme un soldado más de Colombia al servicio de la patria", expuso.

 

CONSULTAS A LA FAMILIA

No obstante, aclaró que una resolución de ese tipo la tomaría luego de conversar con sus hijos Melanie y Lorenzo y su madre Yolanda Pulecio.

El discurso en favor del presidente y contra la guerrilla "era normal. Lo objetivo es que el gobierno la rescató. No agradecer no hubiera tenido presentación", dijo Carlos Alonso Lucio, quien fue congresista en los '90 y entonces compartió con Betancourt labores en el Congreso. "Ella salió del infierno. Yo no creo que se retire (de la política) porque las que la retiraron fueron las FARC y ella tiene todo el derecho de seguir en su carrera", agregó.

En diciembre del 2001 una encuesta de la empresa Gallup daba a Betancourt índices de popularidad del 24% contra el 44% de rechazo, de acuerdo con Jorge Londoño, gerente de esa firma encuestadora en Colombia. Un mes después de su secuestro, repuntó al 31% y apenas en marzo del 2008 alcanzó su mayor nivel de aceptación: el 71%. Ese mes otros rehenes habían sido liberados y hablaron de lo enferma que la política parecía estar, confirmando la percepción de las últimas imágenes que se habían divulgado masivamente en noviembre y que la mostraban sentada en silencio, demacrada, viendo el suelo en medio de la selva con la larga cabellera atada detrás de la cabeza.

Su carrera política arrancó en 1994, cuando fue elegida para la Cámara de Representantes, desde donde Betancourt lanzó una fuerte oposición al entonces presidente Ernesto Samper (1994-1998) por las denuncias de que había financiado parte de su campaña con dinero del narcotráfico. Más tarde con su propio movimiento político -"Oxígeno Verde"- se convirtió en la senadora más votada del país -con 160.000 boletas- en los comicios legislativos de 1998. Pero saltó definitivamente a ser una figura de reconocimiento por su secuestro, que en sus propias palabras le confirió un doctorado "PHD en conocimiento de las FARC que espero les pueda ser útil a los que podamos ayudar".

 

VIVIAN SEQUEIRA

AP



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