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Las zonas grises de la historia
Sebastián Edwards es mucho más conocido como economista que como escritor. Su última novela, "El secreto de las Tanias" (Alfaguara), es de hecho su primer libro. El argumento recupera determinadas zonas grises de la historia latinoamericana y aprovecha su carácter para construir una suerte de entretenido policial con elementos de misterio. Un académico es gentilmente invitado a investigar la muerte de su mejor amigo. Y, en el medio, un grupo de mujeres llamadas "las Tanias", un botín millonario y el amor imposible. El "Cultural" conversó con este destacado académico y ahora flamante escritor sobre su reciente obra.

Cómo fue este traspaso tuyo de la economía a la literatura? Lo digo pensando en que se trata de tu primer libro porque antes estuviste enteramente dedicado a la economía.

-Es una historia larga pero básicamente toda mi vida he sido un gran lector, un asiduo lector. Un gran admirador de la literatura. Y con esto de las Tanias y el dinero de los montoneros creí tener una muy buena historia para contar y que se podían combinar ambos. Ahora, el hecho de que yo sea un académico que vive en Estados Unidos con un trabajo relativamente bien pago me dio la posibilidad de realizar esto. También tuve la suerte de que el libro le interesara a la editorial Alfaguara y que luego estuviera en la lista de los más vendidos en Chile. Pero básicamente fue por mi pasión por la literatura y tener la flexibilidad laboral lo que me permitió dedicarme durante un tiempo largo de manera casi exclusiva a escribirlo.

-Tu libro es también una mirada a la historia latinoamericana y una especie de prolongación hacia lo que podría haber pasado o podría ocurrir y no se ha contado.

-Sí, mucha gente ha dicho que ésta es una novela de no ficción, en referencia al género inaugurado por Truman Capote. Y, efectivamente, ésta es una novela de no ficción en la que hay un área gris donde termina la realidad y empieza la ficción. Aquí se entrelazan la pequeña y la gran historia latinoamericana. No casualmente la novela está dedicada a dos personas, una es mi hija y la otra, un personaje de la novela. Entonces hablamos de una zona gris que sólo yo sé dónde está ubicada.

-Tus personajes recuerdan a los cambios en las convicciones de muchas personas reales que variaron en sus ideologías y terminaron, no sé, siendo ejecutivos de una multinacional.

-Hay mucho de eso en la novela. Siendo ellas, las Tanias, muy jóvenes, se anotaron en este grupo y permanecen en una clandestinidad prolongada, y cuando finalmente son activadas por los cubanos ya son mujeres de 45 a 50 años con vidas formadas, prósperas, y esto les produce un shock tre

mendo. Tienen que pagar por esta convicción que tuvieron siendo jóvenes. Esto se da también en el caso del académico a quien se le encarga la investigación de la muerte de su amigo y en la vida de la propia persona que ha sido asesinada en el argumento de la novela.

-Latinoamérica está poblada de tales zonas grises, por cierto.

-Ciertamente hay un grado de eso y el narrador se siente por un lado en la obligación de resolver el misterio y, por otro, para hacerlo debe escudriñar en el pasado con todo lo que esto implica. Por ejemplo, él tiene la gran preocupación de

que su amigo asesinado hubiera sido agente de la CIA. Creo que las zonas grises forman parte de nuestra sociedad pero no creo que sea un monopolio; en unas más que otras. En la sociedad latinoamericana probablemente haya más secretos pero al mismo tiempo tal vez haya más manga ancha para aceptar este tipo de cosas.

-Debo decirte que la novela se lee rápido y me resultó en general muy entretenida.

-Me siento muy halagado. El que se lea de modo vertiginoso, como también me lo han dicho los lectores, me halaga porque eso fue lo que traté de hacer. Traté de salirme del hermetismo; como un académico de la economía me he consagrado en temas más bien herméticos. Para mí es muy importante que sea así, accesible y a través de la vida de personajes de carne y hueso. En la novela hay tres elementos esenciales: un amor imposible, mujeres mayores en una nueva posición y la traición que pudo ser o no pudo ser. Creo que todo eso ayuda a que la novela tenga esta vertiginosidad.

CLAUDIO ANDRADE

candrade@rionegro.com.ar



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