A partir de estudios realizados sobre la realidad Argentina, el seguimiento de la norma Iram 11.605 lograría un ahorro de hasta el 83% de energía si se toma el nivel “recomendado” por la norma, aunque en el caso en que se aísle de acuerdo al nivel “medio” el ahorro sería de un 53%.
Esto significa que una vivienda de 140 metros cuadrados, con muros de ladrillo macizo de 30 centímetros y tejas con machimbre a la vista consume 25.600 KWh al año en calefacción y 11.500 en refrigeración. La misma vivienda con 5 centímetros de fieltro de lana de vidrio en los muros y cubierta por 10 centímetros del mismo producto consume 9.700 kwh al año en calefacción y 2.270 en refrigeración.
El ahorro que se produce en el ejemplo anterior es del 68% y la inversión realizada en aislación se amortiza en 10 meses.
En nuestro país sólo un 30% de las construcciones cuentan con un sistema de aislamiento de estas características, que además ofrece seguridad contra incendios, protección acústica de la vivienda y reducción del peligro de las emanaciones de monóxido de carbono.
La utilización de lana de vidrio como material para realizar la aislación de ambientes se destaca por sus excelentes propiedades térmicas, acústicas y su comportamiento frente al fuego, comenta Juan Manuel Masi, de la empresa Isover.
“La lana de vidrio es incombustible por naturaleza, por lo tanto no puede dar origen o ayudar a la propagación de un incendio”, agrega a “eH!”.
En caso de quedar expuesta al fuego no emite humos oscuros ni gases tóxicos, ni desprende o chorrea partículas encendidas (que provoquen nuevos focos de incendio) otorgando seguridad a las construcciones y a las personas que estén en el interior, acota a este suplemento.
La lana de vidrio clasifica como RE 1 da la NORMA IRAM 11910 que denomina a los productos que son incombustibles.
En Argentina desde hace más de 50 años se fabrican una amplia y variada gama de productos de lana de vidrio, en la planta situada en Llavallol, provincia de Buenos Aires, actualmente bajo la marca internacional Isover perteneciente al grupo Saint Gobain, heredero de una larga tradición industrial.
“Isover hace varias décadas está presente en nuestro país y la utilización de la lana de vidrio la podemos encontrar en todo tipo de construcciones, complejos de entretenimientos, multicines, teatros, auditorios, shoppings, híper y supermercados, viviendas unifamiliares y en propiedad horizontal, locales comerciales, hoteles, hospitales, universidades, escuelas, restaurantes, bancos, subterráneos e industrias”, expresa Juan Manuel Masi.
UNA AISLACIÓN EFICIENTE
En primer lugar se debe aislar acústicamente la cubierta, muros y pisos para evitar que los ruidos generados en el interior no molesten a los vecinos, como así también los ruidos provenientes del exterior no ingresen. El producto y su espesor dependerán del tipo de cerramiento ya que la lana de vidrio se adapta tanto a sistemas pesados (mamposterías, hormigón ) como a los sistemas livianos.
“Luego de resolver el aislamiento debemos continuar con el tratamiento acústico o control de las reflexiones indeseadas del sonido técnicamente denominado reverberación. En la mayoría de los casos se soluciona con la instalación de un cielo raso absorbente y complementar con revestimientos”, dice Masi.
El resultado de una adecuada intervención acústica logra que en los restaurantes las personas puedan conversar sin esforzar la voz ya que los ruidos de otras mesas no perturban; en aulas y auditorios los oyentes reciban un mensaje claro. Para cualquier tipo de local es importante y necesario el control de los ruidos indeseados.
Existen muchas posibilidades, lo importante es conocerlas y estudiar cuál es la más apropiada.
Fuente: Juan Manuel Masi, de Isover
|