El problema del campo es de difícil resolución. Desde el gobierno nacional se presiona para que el paquete salga tal cual entró. Algo inviable para la mayoría de los legisladores. Las discusiones continúan, pero los tiempos corren. A diferencia de otros problemas que enfrentó el oficialismo, el tiempo en el conflicto con el agro es una variable que le juega en contra al matrimonio K. Mientras gran parte de los acontecimientos se dirime en las carpas puestas en la plaza del Congreso de la Nación, las economías regionales del núcleo cerealero del país caen sin red. Los tiempos políticos que necesita el oficialismo para la resolución del conflicto no son los mismos que los económicos. Los números de la macro se desploman, pero la intransigencia de los K puede más.
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